Mercado y más mercado: diez años sin Milton Friedman
El pensamiento económico imperante durante el primer tercio de la pasada centuria era de corte clásico o liberal. El modelo que se manejaba a ambos lados del Atlántico tenía al libre mercado como referencia hasta que llegó John Maynard Keynes con su ‘Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero’.
La Gran Depresión hizo dudar de los postulados clásicos y fueron legión los que se subieron al carro de las teorías de Keynes. Gran Bretaña pasó de confiar en Adam Smith a entregarse a la novedad keynesiana. El centro de su tesis pasaba por negar la efectividad de un mercado libre en busca del pleno empleo y como antídoto a ese free market proponía una fuerte intervención estatal en la economía.
De entre los economistas que, pese a todo, seguían convencidos de que el ‘laissez faire’ de Vincent de Gournay seguía tan vigente como siempre, destacó en la segunda mitad del siglo XX el estadounidense Milton Friedman.
El neoyorquino Friedman comenzó sus estudios de economía y matemáticas en la Universidad de Rutgers donde se graduó. Posteriormente, rechazó una beca de matemáticas en la Universidad de Brown para quedarse con otra de economía en la prestigiosa Universidad de Chicago. Tras doctorarse en la Universidad de Columbia, volvió a la de Chicago durante el curso 1934/35 para trabajar como investigador asistente de Henry Schultz que escribía ‘La teoría y la medición de la demanda’. Allí conoció a George Stigler quien junto a Friedman formarían el eje fundamental de la que se daría en llamar Chicago School of Economics o Escuela de Chicago.
Dado que no pudo encontrar acomodo laboral inmediato impartiendo clases, trabajó en varias agencias federales desde 1935 hasta 1943, año en el que volvió a la universidad como director de la Asociación de Estadística en Columbia. Tras un curso dando clases en la Universidad de Minnesota, tuvo acceso a la plaza de profesor de Teoría Económica de la Universidad de Chicago. Fue allí donde tuvo la oportunidad de compaginar la docencia con la investigación con aspectos de la economía que le llevarían a ser el fundador de la teoría monetarista.
Durante la década de los 50 y los 60 emprendió una intensa batalla intelectual contra las tesis de Keynes que por entonces prevalecía en el mundo
Según sus hipótesis, las fuerzas del libre mercado son más eficientes que la intervención pública a la hora de fomentar un crecimiento económico estable sin tensiones inflacionistas. Su teoría del consumo en base al ingreso permanente ha producido una enorme impronta en estudios macroeconómicos y de impactos de políticas económicas, en modelos econométricos y en las predicciones del consumo. Aseveraba que la variable decisiva para el consumo no es el ingreso corriente, si se dejan de lado los consumos transitorios, sino el ingreso permanente, que es esperado en el largo plazo. Asimismo, sostenía que los cambios a largo plazo en la demanda de dinero en los EE. UU. llegaron determinados por cambios en el ingreso permanente.
Durante la década de los 50 y los 60 emprendió una intensa batalla intelectual contra las tesis de Keynes que por entonces prevalecía en el mundo. Fue un adalid en la revisión de la Curva de Philips, de raíz keynesiana, que establece una relación inversa entre inflación y paro. Según el monetarista, el paro sería voluntario si no fuera por la existencia de un paro natural y las innecesarias restricciones provocadas por las políticas de la administración. Según Friedman, todo intento de los gobiernos por reducir el desempleo termina creando inflación sin que se termine el problema del paro.
En su opinión tan mala podía resultar una política monetaria expansiva creando crisis económicas como una política restrictiva que puede llevar a que un país sufra una deflación.
Entre las numerosas distinciones que recibió, destaca el Premio Nobel de Economía de 1976 concedido por “sus logros en los campos del análisis de consumo, historia y teoría monetaria y por su demostración de la complejidad de la política de estabilización”.
Simpatizante del Partido Republicano norteamericano, asesoró a los gobiernos de Richard Nixon y Ronald Reagan e incluso viajó en 1975 a Santiago de Chile para aconsejar a Pinochet que abriera más la economía chilena. Sus tesis sirvieron también de inspiración a la británica Margaret Thatcher a quien, pese a ello, Friedman llegó a acusar de haber ‘logrado’ tres millones de parados.
Milton Friedman falleció a los 94 años, el 16 de noviembre de 2006, en San Francisco (California) víctima de un infarto de miocardio.