Más mujeres trabajando en América Latina, pero…
Aunque la tasa de participación laboral femenina ha venido aumentando gradualmente en América Latina, este crecimiento se desaceleró considerablemente con respecto al siglo pasado según lo informado por la Cepal, que muestra que, mientras en los noventa las tasas ascendieron a más de 4% anual en varios países, desde el año 2000 los aumentos fueron menores al 2% anual en todos los países, excepto en Nicaragua y Honduras.
“Gracias a estos avances, la participación de la mujer redujo la brecha con respecto a la participación del hombre, pero sigue siendo mucho menor que esta última en América Latina. Hoy en día, cerca del 50% de las mujeres están activas en el mercado laboral, mientras que cerca de un 75% de los hombres lo está”, aseguró Mauricio Hernández, economista de BBVA Research en una columna publicada por La República.
Según el economista, las brechas entre hombres y mujeres no sólo se dan en el porcentaje de participación laboral, sino también en los salarios, pues en cifras de la Cepal, en 2016 las mujeres ganaron 83,9 unidades monetarias por cada 100 unidades de salario que obtuvieron los hombres en América Latina. “En parte, esta desigualdad salarial se debe a la mayor informalidad de la mujer, lo cual determina salarios menores, baja estabilidad laboral y poco acceso a la seguridad social”, afirmó el economista.
Además, Hernández cita un informe de la Cepal con el porcentaje de mujeres en los ministerios que deja al descubierto que sólo en Nicaragua las mujeres tienen una mayoría, pues ocupan el 57% de los ministerios. En el resto de la región, no llegan a ser la mitad del gabinete y, en promedio, no representan ni la tercera parte del total. Entre los países grandes de la región, en México se da la menor participación burocrática de la mujer, con un 14% del total de los ministerios.
Las mujeres más jóvenes y con mayor nivel de educación tienen una mayor tasa de participación laboral que el promedio de todas las mujeres"
Hoy en día, cerca del 50% de las mujeres están activas en el mercado laboral.
Para el columnista, la esperanza para el cambio en los indicadores de género, a favor de la mujer, se posa sobre los avances en la educación femenina y en la participación laboral de las más jóvenes. “Según el FMI, en América Latina las mujeres más jóvenes y con mayor nivel de educación tienen una mayor tasa de participación laboral que el promedio de todas las mujeres. De hecho, a menor edad, la brecha de género es más reducida, y se vuelve casi nula para las mujeres que tienen algún nivel de estudios universitarios en su edad temprana”, afirmó Hernández.
El economista le tiene fe a la educación que, para él, seguirá siendo el camino hacia la mejora de los indicadores de igualdad de las mujeres: “En Colombia, en particular, las mujeres nacidas después de 1954 tienen igual o mayor educación que los hombres nacidos desde esa misma fecha. Hoy en día, según la Gran Encuesta Integrada de Hogares, las mujeres tienen casi un año completo más de escolaridad que los hombres”, añadió.
No obstante, Hernández ve con preocupación que, pese a que las mujeres en una edad muy temprana tienen brechas casi inexistentes respecto a los hombres de la misma edad, su participación laboral se reduce con el tiempo, en la medida que entran en su edad de reproducción.
Las mujeres más jóvenes y con mayor nivel de educación tienen una mayor tasa de participación laboral que el promedio de todas las mujeres.
Por eso, estima necesario promover políticas que garanticen el retorno de las mujeres a la fuerza laboral después de procrear. Y para ello propone encontrar un equilibrio entre las medidas que promueven el bienestar de las mujeres y la flexibilidad suficiente para regresar al mercado después de cortos o largos períodos de inactividad laboral y profesional. Lo anterior, aunado a la continuidad de los programas que se encargan del cuidado de los niños, es esencial para el desarrollo laboral de las mujeres que son mamás.
“Sólo de esta forma, y con otras que no se alcanzan a mencionar en esta columna, la brecha inexistente entre mujeres y hombres de temprana edad con estudios superiores se podrá establecer en todos los grupos de edad, con una ventaja evidente sobre el desarrollo de los países y su capacidad de crecimiento de largo plazo”, concluyó el economista de BBVA Research.