Mariposas monarca: un viaje de 5.000 kilómetros entre México y Canadá
Millones de espectaculares mariposas monarca están a punto de abandonar sus refugios de invierno en el altiplano mexicano para emprender, como cada año por estas fechas, el largo viaje de vuelta a Estados Unidos y Canadá. Las mariposas monarca, capaces de recorrer miles de kilómetros en un fenómeno migratorio único entre los insectos, están amenazadas, y la protección de sus santuarios mexicanos es esencial para su supervivencia.
El Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza (FMCN) lidera un exitoso programa de conservación de las mariposas monarca, ganador de la última edición del Premio Fundación BBVA a las Actuaciones en Conservación de la Biodiversidad en Latinoamérica. Se trata de uno de los más prestigiosos galardones medioambientales a escala internacional, y -también como cada año por estas fechas- se ha abierto el plazo para presentar nuevas candidaturas. Las bases de la convocatoria, que estará abierta hasta el 1 de abril, se pueden consultar en la web de la Fundación BBVA.
El ingenio de la naturaleza supera la tecnología
Las mariposas monarca (Danaus plexippus) pesan menos de un gramo. Apenas cubren la palma de una mano. Pero la lista de sus habilidades supera con mucho las de cualquier ingenio tecnológico: tienen antenas equipadas con avanzados sensores; sus alas disponen de un sofisticado sistema de defensa químico; su característico dibujo naranja y negro resulta de la interacción de la luz con las escamas microscópicas de las alas. Todo ello contribuye a que las delicadas mariposas superen la prueba de fuego anual que supone recorrer casi 5000 kilómetros de Canadá a México para hibernar.
El color naranja y negro de las mariposas monarca es consecuencia de la interacción de la luz con las escamas microscópicas de las alas - FMCN
El santuario de las mariposas monarca en el altiplano mexicano es un secreto de la naturaleza descubierto hace solo unas décadas, gracias a un experimento que hoy sería llamado 'de ciencia ciudadana'. En los años cincuenta del pasado siglo dos investigadores canadienses pusieron anuncios en medios de comunicación pidiendo voluntarios para etiquetar mariposas. Quien encontrara una monarca debía ponerle -delicadamente- una ligerísima marca que rezaba 'Enviar a Zoología, Universidad de Toronto Canadá'.
A lo largo de 35 años miles de personas etiquetaron mariposas, con la intención, en cierto modo, de seguirlas en su recorrido. Efectivamente los investigadores recibieron de vuelta muchas mariposas etiquetadas, enviadas por sorprendidos y entusiastas remitentes de todas las edades. Los distintos remites contribuyeron a cerrar progresivamente el círculo sobre la migración a México. Y en 1976 llegó la respuesta: dos colaboradores guiaron a los investigadores a un bosque de oyamel cubierto de mariposas monarca localizado en el Cerro Pelón, Estado de México. Allí se encontró la prueba que confirmaba el hallazgo: una mariposa que había sido etiquetada miles de kilómetros más al norte.
No se conoce otra migración tan larga en insectos. A finales de agosto las primeras mariposas parten de Canadá hacia México, donde pasan unos cinco meses; a finales de febrero, cuando hay más horas de luz, alcanzan la madurez sexual, se aparean y sienten el impulso de regresar al Norte. En febrero-marzo inician el viaje de vuelta, y a finales del verano ya han llegado a Canadá.
La protección de los santuarios proporciona empleo a los indígenas
Un elemento esencial en la historia de las monarca es, por supuesto, la existencia misma de los santuarios. La Reserva Especial de la Biosfera Mariposa Monarca se creó en 1986, pero la labor de protección se reveló difícil. La región ha pasado por periodos de actividad minera, ha sido invadida por cultivos y ganado y afectada por la extracción ilegal de madera, el turismo no planificado y en general la sobreexplotación de los recursos naturales.
Por ello en el año 2000 el FMCN lideró, con otras organizaciones gubernamentales y civiles, la creación del Fondo Monarca, un mecanismo innovador para financiar la conservación en la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca. FMCN gestionó para el Fondo Monarca 7.5 millones de dólares, aportados por la Fundación Packard, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México, y los Gobiernos del Estado de México y Michoacán. Desde el año 2000 los intereses generados por este fondo patrimonial son para los ejidos, comunidades indígenas y propietarios privados que viven en la región.
Desde su creación el Fondo Monarca ha pagado a los habitantes de la Reserva 3.1 millones de dólares por acciones de conservación. Cada comunidad decide el uso de este dinero, hasta ahora dirigido sobre todo a la vigilancia comunitaria de las áreas forestales a, infraestructuras y a obras sociales. "El balance general es muy positivo", señala Juan Manuel Frausto, director del Programa de Conservación de Bosques y Cuencas de FMCN. "La tala ilegal ha bajado de forma impresionante”.
Premios Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad
Los Premios Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad reconocen que el deterioro de los ecosistemas es uno de los más graves problemas de nuestro tiempo. La extinción de especies supone la pérdida de activos y servicios ambientales esenciales para la sociedad, además de la destrucción de un patrimonio moral, cultural y estético insustituible y Latinoamérica es un punto crítico para defender la biodiversidad. Por ello, desde su creación hace ya más de una década, los Premios Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad reconocen actuaciones en Latinoamérica que, como en el caso de la realizada por el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza en protección de las monarca, trasladan el conocimiento científico a la acción informada sobre el terreno.
El jurado está integrado por científicos de gran prestigio en el área, comunicadores y ONGs. La dotación total es de 580.000 euros, lo que los sitúa entre los galardones ambientales más relevantes a escala internacional.