El legado de Frida Kahlo en la visión de Carlos Fuentes
La combinación inesperada y fortuita en la casa color azul de un accidente de tránsito, nueve meses de inmovilidad, un caballete adaptado para pintar horizontalmente, un espejo en el techo, lienzo y pinceles, brindaron a Frida Kahlo un espacio de expresión de su andar y de los sufrimientos que padeció en lo físico y emocional. “Me pinto a mí misma porque soy a quien mejor conozco”, declaró la artista plástica, que dio a México y el mundo, un ícono feminista que también generó un fenómeno de sincretismo cultural en el país.
Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón nació el 6 de julio de 1907, en la ciudad de México, en la casa de sus padres, que hoy se conoce como la 'Casa Azul' —museo dedicado a Frida Kahlo—, lugar en el que vivió y fue su principal hogar hasta su muerte, el 13 de julio de 1954.
La vida de Kahlo estuvo llena de dolor, tragedias, enfermedades y traiciones. De la atracción en la supuesta pureza de una ideología, de alegrías y del gusto de la camaradería, de ser y de no ser al mismo tiempo, de amor, desamor y de amoríos. Carlos Fuentes, en su libro 'Viendo Visiones', que forma parte del proyecto editorial de la Fundación BBVA Bancomer, dedica un capítulo a la autora y devela el universo y riqueza de sus obras, delineando el contexto de la época, lo que permite un mejor entendimiento de su legado.
El ojo apasionado de Frida Kahlo
Fuentes relata la primera vez que vio a Kahlo, en el Palacio de Bellas Artes. La describe así: “Era una Cleopatra quebrada que escondía su cuerpo torturado, su pierna seca, su pie baldado, sus corsés ortopédicos, bajo los lujos espectaculares de las campesinas mexicanas, que durante siglos han escondido celosamente las antiguas joyas, protegiéndolas de la pobreza, mostrándolas solo en las grandes fiestas de las comunidades agrarias.”
De pequeña, la artista enferma de poliomielitis, lo que le deja la pierna derecha más corta, más delgada, con el pie ladeado hacia afuera. Más adelante, en septiembre de 1925, sufre un fuerte accidente dentro de un autobús, que es arrollado por el tranvía, provocándole fracturas en la columna vertebral, la clavícula, dos costillas, once fracturas en la pierna derecha —aquella aquejada en la infancia por la polio— y es atravesada por el pasamanos, fracturándole el hueso pélvico.
Estas circunstancias que a la postre la indujeron al mundo de la pintura, explican las palabras que Fuentes dedica para ella. “Frida Kahlo, como ningún otro artista de nuestro siglo torturado, tradujo el dolor al arte. Sufrió treinta y dos operaciones entre el día de su accidente y el de su muerte.”
En ese contexto, el escritor refiere dos de sus cuadros: “En La columna rota y Árbol de la esperanza, Kahlo se retrata a sí misma como la desollada, piel sangrante, abierta, cortada a la mitad como papaya. Recostada desnuda en una cama de hospital en Detroit, sangrante y preñada. Rivera la describe como el símbolo mismo de la verdad, la realidad, la crueldad y el sufrimiento. Nunca, añade, ha puesto una mujer tanta poesía agónica en una tela. Lo que vive es lo que pinta. Pero ninguna experiencia humana, por dolorosa que sea, se convierte sólo por esto en arte.”
'Autorretrato con changuito'. Foto tomada del libro 'Viendo Visiones'
A partir de la pintura, Kahlo se relaciona con diversos artistas. Conoce a Diego Rivera, quien ya gozaba de fama, la relación prospera y contraen nupcias en 1929. Fuentes detalla la relación: “Frida y Diego: ella admitía que sufrió dos accidentes en su vida, el del tranvía y el de Diego Rivera. De su amor por el hombre no cabe duda. Él era infiel. Ella se lo reprochaba: ¿cómo podía Diego tener relaciones con mujeres indignas de él, inferiores a él? Él lo admitía: mientras más amaba a Frida, más quería dañarla. Ella le devolvió el favor con muchos amantes, hombres y mujeres. Diego toleró a las mujeres que amaron a Frida, no así a los hombres.”
En 'Viendo Visiones', Fuentes narra espléndidamente el contexto histórico, político y artístico de la época. De la afiliación de Frida y Diego al partido comunista y la posterior expulsión de Rivera. Ofrecieron asilo en la 'Casa Azul' a León Trosky y a su esposa Natalia por más de dos años, hasta el asesinato del ideólogo, a manos de Ramón Mercader.
A pesar de todas las situaciones difíciles que vivió Kahlo, era una artista con una gran actividad, tanto en el arte como en la política. A partir de 1950 su salud se ve afectada fuertemente hasta que fallece el 13 de julio de 1954.
La muerte no era un tema ajeno a ella, como lo describe Fuentes: “La ropa de Frida Kahlo era algo más que una segunda piel. Ella misma lo dijo: para ella, vestirse era una manera de prepararse para el viaje al cielo. Frida tenía la inteligencia de burlarse de la muerte, de burlarse con la muerte. Usó sus poderes de lenguaje, en el 'Diario', para describirla de mil maneras, la Mera Dientona, la Tostada, la Catrina, la Pelona, tan pelona como sus adorados perros 'xoloitzcuntli'.”
Frida Kahlo nunca cerrará sus ojos. Porque como nos lo dice en el 'Diario' a todos y cada uno de nosotros: "A todos les estoy escribiendo con mis ojos". 'Viendo Visiones' es un notable libro de Fuentes, uno de los más destacados protagonistas de la literatura y la cultura contemporáneas. Publicado por la Fundación BBVA Bancomer, guía al lector a través de un invaluable recorrido por la obra de algunos de los creadores imprescindibles del arte gráfico hispanoamericano.
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“Autorretrato” (dedicado a Sigmund Firestone)
1940, Óleo sobre masonite, 61 x 43 cm. Foto tomada al libro “Viendo Visiones”
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2
“Autorretrato con changuito”
1945, Óleo sobre fibra dura, 39.5 x 34.5 cm. Foto tomada al libro “Viendo Visiones”
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3
“Pancho Villa y Adelita”
s/f, Óleo sobre tela, 65 x 45 cm. Foto tomada al libro “Viendo Visiones”
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4
Sincretismo
Imagen de Frida creada para el Día de Muertos en el Museo Frida Kahlo
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5
Libro "Viendo Visiones"
"Viendo Visiones" de Carlos Fuentes
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6
“Diego y yo”
1949, Óleo sobre tela, 29.8 x 22.4 cm. Foto tomada al libro “Viendo Visiones”