Las universitarias tienen más difícil acceder al mercado laboral
El último Esenciales de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) revela unas condiciones más desfavorables en las mujeres con respecto a su inserción en el mercado laboral. Pese a obtener mejores calificaciones en su acceso a la universidad y tras su graduación, las universitarias tienen más difícil acceder a un puesto de trabajo con condiciones similares a las de los universitarios.
La brecha salarial y el techo de cristal son lacras de la sociedad actual aún no resueltas. Los datos de afiliación a la Seguridad Social de los recién titulados en el curso 2013-2014, publicados por el Ministerio de Ciencia y de los cuales el informe Esenciales se hace eco, señalan con claridad la desigualdad laboral existente entre hombres y mujeres.
Las recién graduadas presentan una tasa de afiliación del 45,5% un año después de egresar y del 71,9% transcurridos cuatro años desde su graduación; datos que son ligeramente inferiores a los de los universitarios: el 49% y 72,8%.
Aunque la brecha no sea muy acusada, supone un fuerte contraste si se tiene en cuenta que las mujeres llegan más preparadas a la universidad que los hombres (su nota media de admisión es 8,89 frente al 8,7), obtienen mejores resultados en sus estudios universitarios (81,1% de créditos superados frente al 72,5% de los hombres) y los finalizan en menor tiempo que ellos (43% vs. 24%).
Por si esto fuera poco, el informe deja constancia de que la desigualdad de género es muy pronunciada en cuanto a las condiciones laborales, destacando en concreto la brecha salarial.
En cuanto a las condiciones laborales, las mujeres tienen un empleo menos estable, ya que la diferencia porcentual de contrataciones indefinidas entre ellos y ellas asciende a 14 puntos porcentuales (46,1% vs. 59,6%).
Además, los datos sobre el ajuste entre la formación y el empleo también divergen para los hombres y las mujeres. Esto es, tras graduarse, el 50,2% de los hombres ocupan un puesto acorde con su titulación, a diferencia de las recién tituladas, que representan el 46,7%. Si bien es cierto que este diferencial se reduce hasta hasta situarse en el 61,3% y 60,3%, respectivamente.
Ahora bien, el análisis recalca que, junto al tipo de contrato y jornada, la brecha de género en las condiciones salariales es muy acusada. Cuatro años después de su graduación, las mujeres obtienen unos ingresos inferiores respecto de los hombres, concretamente un 9,5% menos. Si traducimos este porcentaje a términos monetarios, la base de cotización media anual de las mujeres asalariadas es 2.624 € inferior.
Por último, como bien indica el documento de la Fundación BBVA y el Ivie, la situación desfavorable de las universitarias en su inserción laboral es una cuestión que debe ser abordada y analizada en profundidad. Con el fin de solventarla, el informe propone conocer hasta qué punto la situación laboral más desfavorable de las universitarias se debe a un mercado laboral que las penaliza y qué medidas tomar para reducir esta discriminación.