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Educación financiera Act. 03 nov 2016

Las tasas y precios públicos de las universidades

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Se acerca la vuelta a los estudios y con ello llega la pesadilla de muchos estudiantes universitarios y padres de los mismos, las tasas universitarias. Al contrario que la educación primaria y la secundaria en la que los padres sólo tienen que pagar por los libros y el material escolar, la educación universitaria no es gratuita.

En esta entrada vamos a explicar los precios públicos universitarios, aclarar que son precios públicos y no tasas, en contra de como se suelen denominar popularmente.

La Ley Orgánica de Universidades considera que los precios públicos son uno de los pilares fundamentales de la financiación de las universidades, junto con las transferencias del estado y otros ingresos. Por tanto, es normal que la ley sea tan exigente respecto a los precios públicos académicos y que una persona no pueda obtener su título si no ha pagado todas las tasas. De hecho el impago de los precios públicos académicos puede significar la expulsión de la institución hasta que se pague la cantidad adeudada.

La matrícula de la universidad pública en titulaciones oficiales se compone de tres apartados:

  • Los costes administrativos, que suelen ser unos pocos euros.
  • El seguro escolar, que se introdujo en los sesenta para dar protección médica al estudiante. Es obligatorio, aunque deja de serlo a los 25 años.
  • Los precios públicos académicos. Estos precios públicos académicos dependen del número de créditos que tengan las asignaturas en las que nos hemos matriculado en el curso. Actualmente con el Plan Bolonia y la adaptación al sistema Europeo de Educación Superior (EES) nos encontramos con dos tipos de créditos, los créditos que había hasta el momento y los créditos ECTS o europeos que tienen un distinto precio dado que la carga académica es distinta.

El precio del crédito es fijado por la comunidad autónoma, aunque dentro de unos límites establecidos por la Conferencia General de Política Universitaria. Para que nos hagamos una idea de los como pueden variar, para el curso 2009/2010 se decidió que las comunidades autónomas los podían variar respecto al año anterior entre un -0,2 y un 4%. En el caso de los master oficiales se mantenian los del año anterior, aunque las comunidades autónomas pueden subirlos hasta un 30%, con excepción de aquellos conducentes a profesores de educación secundaria.

No obstante las universidades privadas pueden establecer los precios que deseen, acorde a sus necesidades financieras y la oferta y demanda del mercado. Asimismo las universidades públicas pueden fijar el precio que deseen para los títulos propios y otros cursos que no conducen a enseñanzas oficiales.

Dado que la cuantía de las tasas puede ser elevada para algunas economías domésticas (no es descabellado que alcancen unos 800 euros) es un gasto que debe ser planificado con antelación en las finanzas familiares, especialmente si hay más de un miembro de la familia estudiando en la universidad.

Que la educación universitaria no sea gratuita no significa que no haya formas de ahorrar dinero en la misma; existen formas que existen de pagar menos o aplazar el pago por nuestros estudios en las universidades públicas. Los alumnos que disfrutan de una beca del ministerio sólo tienen que pagar una parte muy pequeña de los precios públicos, ya que el ministerio corre con parte de sus gastos académicos. Por otra parte existen deducciones a los alumnos provenientes de familias numerosas, que oscilan entre el 100 y el 50% de la matrícula (sin incluir el seguro escolar).

También se ahorra siendo un buen estudiante, ya que el sistema ayuda a los mejores y penaliza a los malos. Existe una bonificación para aquellos alumnos que consigan en sus asignaturas una matrícula de honor en una asignatura para el próximo año. Se trata de un descuento en los precios públicos académicos equivalente al número de créditos obtenido con matrícula de honor.

Es decir, si obtenemos matrícula de honor en una asignatura de cinco créditos, el año siguiente obtendremos un descuento en la matrícula equivalente a cinco créditos (que se puede usar para pagar la mitad de una asignatura de diez). Otra forma de ahorrar en el coste universitario es aprobar, no sólo porque el suspender una asignatura nos implica volver a matricularnos y pagar las tasas de nuevo, sino porque existe un recargo por matricularnos de nuevo en la mísma asignatura. Por tanto debemos matricularnos únicamente en las asignaturas que seamos capaces de aprobar en el año.

Dependiendo de la universidad y la comunidad autónoma se puede aplazar el pago de los costes académicos en dos plazos, siendo una buena alternativa para aquellos que no puedan hacer frente al pago al principio de curso.

Por último comentar que según declaraciones del gobierno, las tasas académicas no subirán a consecuencia del plan Bolonia. El precio por crédito si puede verse modificado, pero esto se debe a que la carga académica de un crédito y otro es distinta.