Las seis formas de financiar la compra de tu vehículo
Antes de empezar, es importante fijarse una horquilla de precios teniendo en cuenta nuestro salario, nuestras expectativas y el plazo que tenemos para pagar el vehículo. Normalmente, no conviene fijar unas cuotas mensuales que superen el 20% de nuestra retribución neta.
Financiación en el concesionario
Financiar el coche con la financiación que te ofrecen en el concesionario suele ser la opción más directa y rápida, pero no por ello tiene que ser la más recomendable. Generalmente, este tipo de financiación proviene de la propia marca o de entidades asociadas. En el pasado, este tipo de financiación contaba con las peores condiciones (tipos de interés y plazos). Actualmente, con la necesidad de vender vehículos apremiando más que nunca, las condiciones han mejorado sustancialmente, el inconveniente es que a menudo el préstamo viene con una serie de seguros que incrementan el precio. Lo bueno es que el concesionario se encarga de todo el papeleo.
Financiación bancaria
Una vez que has elegido tu futuro vehículo, lo siguiente debería ser no odiar la financiación que has conseguido para pagarlo. Por eso, una de las mejores opciones es acercarte a tu sucursal bancaria de confianza a pedir un préstamo personal o, incluso un “préstamo coche”, un tipo de préstamo especialmente diseñado para estos casos. Con esta opción, conseguirás un tipo de interés mucho más amigable y podrás estructurar la financiación de una forma más personalizada. El único inconveniente, y no lo es tanto, es que tendrás que reunir tus nóminas y, tal vez, tu declaración de la renta. En cualquier caso, si es tu sucursal de toda la vida, probablemente tengas hasta préstamos preconcedidos.
Tarjeta
Si el coche que tienes en mente se trata de un vehículo de segunda mano, con un precio inferior a unos 3.000 euros, tienes la opción de comprar tu “nuevo coche” recurriendo a tu tarjeta de crédito. Aunque te parezca raro, esta es una posibilidad viable aunque hay que ir con ojo para no llevarse sorpresas desagradables. El principal inconveniente es que el tipo de interés que pagarás será muy superior al de otras de las opciones que te presentamos. Las ventajas, son todo lo demás. Tú decides cuánto devuelves al mes (con un mínimo de unos 30 euros), en cuántos plazos lo haces e incluso, dependiendo de tu banco, puedes obtener un descuento (2% o 3% de tu compra), conseguir puntos o participar en viajes. Esta es una buena opción para importes pequeños y plazos cortos.
Multiopción
La multiopción se parece mucho al alquiler con opción a compra. Con este sistema, el cliente paga una entrada y una serie de cuotas mensuales. Cuando la multiopción caduca, el cliente decide si se queda el vehículo, lo devuelve o lo cambia por otro de la misma marca. A menudo, esta opción incluye el seguro del coche o el mantenimiento. En este caso, las cuotas a satisfacer dependen del vehículo que elijas y del kilometraje que tengas previsto realizar, ya que los costes de mantenimiento están directamente relacionados con este. La ventaja es que, con esta opción, te olvidas de todo. Tan sólo tienes que poner gasolina y olvidarte. El inconveniente es que se trata de una financiación poco flexible.
Leasing o renting
Dos opciones muy atractivas si eres un autónomo o un empresario. Con el leasing tienes otra modalidad de alquiler con opción a compra al final y, además, permite financiar el 100% de la operación. También puedes deducirte el IVA y no necesitarás realizar ningún pago inicial para tener tu vehículo. En cuanto al Renting, se trata de alquiler pero, en esta ocasión, no hay opción a compra. Con esta alternativa puedes desgravar el IVA y realizar las deducciones que correspondan en IRPF o IS. Además, te olvidas de todo lo que no sea poner gasolina: seguro, mantenimiento, impuestos, etc.
Una manera creativa
Con este último sistema no sólo podéis financiar el vehículo que adquiráis sino que, además, os puede salir gratis. Básicamente, se trata de buscar casas publicitarias de las que pagan por llevar un rótulo en el vehículo. Si no os preocupa ir conduciendo un cartel publicitario, esta es una opción excelente. El inconveniente de esta última opción está claro, llevarás un anuncio en los laterales del coche. La ventaja también es obvia, el vehículo puede salirte muy bien de precio. Además, cuanto más caro es el coche, más suelen pagar las marcas y de mayor nivel suelen ser los anuncios. Al final, lo que se busca es que el anuncio y el coche que lo sustenta expresen una idea de forma conjunta.