Las seis festividades religiosas y populares que marcan la tradición navideña en Venezuela
Más allá de la icónica estampa de nieve y grandes árboles decorados, hay latitudes donde la Navidad representa calidez. En Venezuela la época de Navidad ha sido tradicionalmente sinónimo de encuentros con amigos, gastronomía, entusiasmo, felicidad de compartir en familia al son de acordes musicales (gaitas y aguinaldos) propios del país.
La Navidad venezolana es posiblemente el periodo más rico en festividades religiosas y populares. Celebraciones que comprenden una serie de acontecimientos paganos y religiosos tales como: Nochebuena, Día de los Santos Inocentes, fin de año y año nuevo, así como el día de Reyes, que forman parte de su identidad e idiosincrasia.
El inicio de la temporada navideña venezolana, está marcado por una festividad religiosa que ocurre en la ciudad de Maracaibo estado Zulia, donde cada 18 de noviembre se conmemora a la Virgen de la Chiquinquirá y se realiza en su honor La Feria de la Chinita. Es por este motivo que durante estos días la gaita (género musical originario del estado Zulia, de Venezuela) suena con especial frenesí y alegría. De la cantidad de fiestas en honor a la Virgen, quizás la más impresionante sea el llamado Amanecer Gaitero, en el que el pueblo de Maracaibo se congrega en la plazoleta de la Basílica, para cantarle a la Chinita 'Las Mañanitas' y el 'Cumpleaños Feliz'.
Cabe destacar que en este día de festividades en honor a la virgen zuliana, una de las principales arterias viales de Maracaibo, conocida como la Avenida Bella Vista, se ilumina y cubre de adornos vistosos para el deleite de miles de personas.
Haciendo mención a otra latitud venezolana, nos situamos en la ciudad capital, donde los caraqueños dan inicio oficial a las festividades navideñas con el encendido de la Cruz del Ávila. El tradicional símbolo de 30 metros de altura se encuentra situado en el cerro Papelón del Parque Nacional el Ávila, y es fácilmente visible al alzar la mirada desde cualquier parte de la ciudad.
Cruz del Ávila en el cerro Papelón del Parque Nacional el Ávila.
La Cruz del Ávila, como se conoce hoy en día, ha pasado por transiciones desde aquellos tiempos de los inicios de la década de los 60, cuando se propuso su creación para que todos los caraqueños y visitantes disfruten de su resplandor todas las noches en las fechas decembrinas. Este brillante símbolo católico deja de brillar el 6 de enero de cada año, ya que representa la culminación de época navideña.
Por otra parte, en los estados andinos Táchira, Mérida y Trujillo entre el 24 de diciembre y el 2 de febrero se realiza la Paradura del Niño, hermosa fiesta que se celebra en las casas donde la devoción de sus habitantes se expresa en complejos y elaborados pesebres y que consiste en pasear al Niño Jesús en un pañuelo de seda, con cantos y procesiones. El día de la celebración, músicos, cantantes, rezanderos y padrinos entonan coplas pidiendo al Niño Dios que bendiga las casas y los campos.
El 28 de diciembre, cuando se conmemora el día de los Santos Inocentes, se celebra en los estados Mérida, Trujillo y Portuguesa la fiesta de los Locos y Locainas: después de la Misa, los Locos o Mamarrachos se visten con trajes raídos y sucios y tapan sus rostros con máscaras o pintura para no ser reconocidos. En general, se invierten los papeles: los hombres se visten de mujeres y las mujeres de hombres, los niños se disfrazan de ancianos, los adultos de niños y todos hacen burlas y chistes acompañados de un conjunto musical.
El mismo día de los Santos Inocentes se celebra en Caicara de Maturín, estado Monagas, la Fiesta del Mono, celebración proveniente de un antiguo rito agrícola indígena que consiste en un baile bufo al cual se va sumando en hilera toda la población, bajo la guía del personaje principal vestido de mono.
La Quema del Año Viejo se celebra en los estados Táchira y Mérida el 31 de diciembre y consiste en la quema de un muñeco que representa el año que termina y que augura bienestar para el que va a comenzar.
La razón por la que las tradiciones son importantes es que sirven para transmitir valores compartidos, historias y objetivos de una generación a otra. El sentido fraternal de las festividades navideñas, nos plantea también un desafío de gran nivel ¿se pueden celebrar las navidades y mantener las tradiciones sin gastar mucho dinero?
Opciones creativas y reflexivas
Planificarse y no caer en tentaciones es vital en estas fiestas ya que el presupuesto es el que sufre con los excesos, y con él la tranquilidad familiar. No está de más echar un vistazo a las ofertas, aunque no podemos creer que todas son gangas sin antes analizarlas.
En Navidad los encuentros con familiares y amigos están invariablemente llenos de calorías extras y también de opciones con consecuencias potencialmente nefastas para el bolsillo. Ante este panorama, es preferible optar por limitar los encuentros y siempre eligiendo un menú sencillo con productos más asequibles e igualmente sabrosos. Lo importante debe centrarse en la reunión con los seres queridos y no en las comidas opíparas.
Y en cuanto a los obsequios, posiblemente debamos analizar que según van creciendo, los niños acumulan juguetes que dejan de usar y que acaban amontonándose sin que nadie les preste demasiada atención. A lo mejor ha llegado el momento de recurrir a la búsqueda de plataformas digitales que faciliten el intercambio como una solución para ceder y vender los que ya no se usan y conseguir otros juguetes a buen precio.
Finalmente conviene recordar que la tarjeta de crédito puede servirnos de aliada, ya que permite adelantar compras y aplazar determinados gastos, pero hay que tener muy claro cuál es el estado de nuestras finanzas personales y así nunca perder el control del presupuesto disponible.