Las nuevas ciudades pos-COVID-19
Las consecuencias que tendrá el COVID-19 aún son inciertas, aunque se mantienen debates abiertos en todos los sectores que tratan de dilucidar cuáles serán los modelos que dejará tras de sí esta pandemia, también en el ámbito urbano. Ya se está vislumbrando un nuevo tipo de ciudad, donde se impone la sostenibilidad y una reducción de la movilidad.
Con la desescalada gradual en todos los territorios y la apertura paulatina de los negocios las ciudades recuperan la vida poco a poco. Lo hacen en un entorno diferente al que existía antes de la propagación del COVID-19. Las limitaciones a la movilidad han cambiado los hábitos de los ciudadanos y, con ellos, el uso que hacen de los espacios urbanos, tanto en el plano personal como en el profesional.
En este tiempo se han impuesto las medidas de teletrabajo; se ha restringido el uso del transporte privado y colectivo; y se ha dado importancia a espacios de la vivienda que habían ido perdiendo protagonismo en el actual modelo de ciudad. Son muchas las voces que propugnan un cambio que, en realidad, ya se estaba produciendo en alas de una urbe más sostenible y habitable.
“A partir de ahora, utilizaremos las ciudades de manera diferente. Contaremos con el mayor laboratorio de innovación nunca antes visto o, porque vamos a tener que reinventar muchas cosas”, afirma Alfonso Vergara, fundador y CEO de la Fundación Metrópoli, y uno de los participantes de los ciclos de encuentros telemáticos organizados por el salón inmobiliario SIMAPRO HOME EDITION.
Ciudades más humanas
Vergara recuerda que el modelo urbano tiene 5.000 años de historia y muchas de las ciudades que habitamos hoy han vivido otras pandemias, crisis e involuciones. Su estructura física es muy estable, y aunque puede cambiar el uso que hagamos de ella, tiene una gran dosis de permanencia. “La ciudad es donde se produce la innovación, el intercambio de ideas, los avances culturales, la interacción política… Necesitamos las ciudades porque el hombre es un ser social y consigue avances formidables al interactuar unos con otros”, asegura el CEO de Fundación Metrópoli.
Imagen del edificio Metrópoli, en Madrid.
Ahora que la situación sanitaria nos ha obligado a quedarnos en casa durante un largo tiempo y no podemos usar los lugares comunes, nos damos cuenta de la importancia que tienen tanto el espacio público como el privado de una ciudad .“Empezamos a descubrir matices que no teníamos antes, de la capacidad de interacción que gracias a la tecnología podemos tener desde nuestras viviendas y las ventajas que significa reducir los desplazamientos, que disminuya la contaminación y la movilidad. Pero –apunta Alfonso Vergara– al mismo tiempo, vemos el gran déficit de no poder tener un contacto directo con el otro”.
La transformación ya se está produciendo. Son muchas las ciudades que están cambiando su modelo de movilidad y revirtiendo el uso que se hace de la calzada, dando más espacio al peatón y a la bicicleta, y quitándoselo al coche particular. Fuera de nuestro país, Milán, París y Nueva York han ampliado sus aceras en los lugares más transitados. Los han señalizado de manera provisional mientras duren las restricciones para la movilidad.
En España, las grandes urbes como Madrid y Barcelona también han dado el paso. El ayuntamiento de la capital ha peatonalizado 36 calles durante los sábados, domingos y festivos para facilitar los paseos y la práctica de deporte individual, manteniendo el distanciamiento físico. La Ciudad Condal ganará algo más de 20 kilómetros para quienes usen bicicletas y patinetes en sus desplazamientos. Sevilla, Albacete o Algeciras son otras urbes de nuestro territorio que están adoptando medidas similares.
La adopción del teletrabajo también ha reducido los desplazamientos. Un hecho que no solo ha repercutido en la reducción de las emisiones contaminantes; también ha significado una toma de conciencia sobre el valor del tiempo que dedicamos a acudir a los puestos de trabajo y el coste económico que supone. Aún es una incógnita si esta modalidad permanecerá cuando se supere la pandemia, pero si esto ocurre es probable que se produzca un cambio en las infraestructuras de transporte de las ciudades.
El CEO de Fundación Metrópolis no tiene duda sobre las urbes que dejará el coronavirus: serán distintas a las de ahora. “Las veo más suaves, donde las cuestiones medioambientales y la tecnología cobrarán más protagonismo. Habrá una mayor integración entre el mundo físico y el digital para ayudar a construir ciudades más humanas y donde podremos recuperar espacios tradicionales. La calidad del sitio es el elemento de magnetismo, de atracción de talento y de inversión. Por eso en muchas ciudades lo que se está haciendo ya es, en lugar de planificarla por entero, identificar lugares mágicos, en los que se trabaja y, a partir de ahí, crear la vida de la ciudad”. Alfonso Vergara lo tiene claro: “Vamos a tener que reinventar el espacio público y el privado de las ciudades, pero soy optimista con el impacto urbano que pueda dejarnos esta terrible pandemia”.