Las grandes empresas españolas permiten pagar salarios más elevados
Las grandes empresas manufactureras españolas han aumentado un 14,5% su competitividad desde el inicio de la crisis en 2008. Este crecimiento ha hecho que se eleve la productividad y, a su vez, permite a estas empresas pagar salarios más elevados. Así lo ha publicado la Fundación BBVA y el Ivie en uno de sus Esenciales.
Desde su caída en la primera década del siglo XXI, la participación de las manufacturas en la economía española no ha dejado de crecer, posicionándose actualmente con un 14’2% del Producto Interior Bruto (PIB) nacional, por debajo de Alemania e Italia y por encima de Francia.
Pero la importancia de la industria en la economía no solo reside en el PIB, ya que la función que ejercen las grandes empresas llega a ser fundamental para la competitividad del país por diferentes factores: su elevado efecto arrastre con el resto de sectores, su capacidad para innovar o su elevado grado de internacionalización.
Aun así, el informe publicado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) señala la presencia del sector manufacturero en España como escasa. Las grandes empresas españolas que cuentan con 250 trabajadores o más apenas llega al 45,7% del valor añadido, mientras que en Alemania alcanza un 68,4%. Por el contrario, la participación de las micro y pequeñas empresas industriales en España es mucho más elevada ya que, con un 27,6%, superan a Alemania (12,4%), Francia (11,4%) y la media europea (20,1%).
En este contexto, los datos publicados resaltan la importancia de las particularidades de la industria española. Por una parte porque el comportamiento de las empresas en términos de productividad se ve afectado por el tamaño de la misma y, por otra, esto condiciona la capacidad de remunerar a sus trabajadores. De este modo, “las grandes empresas manufactureras españolas son capaces de generar por cada hora de trabajo un 47,3% más de valor añadido que la media del sector y pagar un 26,4% más por hora a sus asalariados”.
El crecimiento de las medianas y grandes empresas han permitido aumentar la productividad, lo que, a su vez, ha hecho posible la creación de nuevos puestos de trabajo. Estas mejoras junto a una política moderada del incremento de los salarios (2,4% y 6,6%) les ha permitido mejorar la competitividad al reducir sus costes laborales unitarios, que caen por encima del 14,5% y contrasta con la reducción del 1,1% en las pequeñas y un aumento del 10% (pérdida de competitividad) en las microempresas.
Además, los datos disponibles muestran tres grupos de países según la posición de sus grandes empresas en términos de productividad y salarios. Por un lado, los países nórdicos, Alemania, Bélgica y Países Bajos muestran altos niveles de productividad del trabajo, acompañados de una remuneración por hora trabajada también alta. Por otro lado, los países del Este de Europa se caracterizan por sus bajos niveles tanto de productividad como de remuneración. España, Italia, Reino Unido y Grecia se sitúan en una zona intermedia.
Esta combinación de productividad y salarios explica que la gran empresa industrial española sea más competitiva que las grandes empresas de Alemania o Reino Unido.
En el futuro, la política industrial en España debe promover líneas de acción dirigidas a incentivar estrategias de crecimiento empresarial que permitan aumentar el tamaño de las empresas manufactureras. De este modo, se podrán alcanzar mayores niveles medios de productividad, salarios y competitividad. Sin perder esta última, la gran industria en España se enfrenta al reto de seguir convergiendo a los niveles de productividad y salarios de las economías europeas más desarrolladas lo que, sin duda, terminará por aumentar el bienestar de la sociedad.