Las claves para entender la factura de la luz
Durante las últimas semanas el aumento del precio en la factura energética durante plena ola de frío acapara la atención mediática en España. La cuestión que reina estos días es ¿en base a qué se marca el precio de la luz? Según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el 46,5 % de los españoles no entiende su factura de la luz. Estas son algunas claves a tener en cuenta para su comprensión:
Lo primero es saber que la factura no se calcula igual para todo el mundo; aunque un 65 % de la factura es fija y corresponde al coste de la producción de electricidad y al IVA y el importe fijado por el Ministerio por distribuir la energía eléctrica. Sin embargo, el 35 % restante dependerá de la tarifa contratada por cada consumidor. Aquí es donde el mercado se divide en dos: aquellos con una tarifa regulada (PVPC) y los que tienen tarifa del mercado libre.
La tarifa regulada
Es la afectada por las subidas de precio de los últimos días. La CNMC señala que los hogares que pagan con tarifa regulada ascienden a los 11.962.262 millones, un 46,3 % del total. Como explica Red Eléctrica de España, esta tarifa se controla mediante la normativa que entró en vigor el 1 de abril de 2014 y que recibe el nombre de Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor.
El sistema hace que se pague por el consumo, durante un periodo de facturación, el precio resultante en el mercado eléctrico. ¿Por qué varía tanto el precio? Porque éste cambia cada día y cada hora dependiendo de los precios que se marcan en la subasta del mercado mayorista que se realiza 24 horas antes.
Como explica 'El País', estas subastas fijan el precio a partir de una previsión de la electricidad que se va a consumir en cada una de las horas del día siguiente. Así se tienen en cuenta dos factores: la demanda que se espera tener el día siguiente y el precio de producción de la energía.
Una vez estimada la oferta y la demanda que habrá durante las próximas 24 horas, se calcula cuánta energía se podrá cubrir gracias a las fuentes energéticas más baratas como la hidráulica o la solar. De las más baratas se va pasando a las más caras, como las centrales que funcionan con gas y así, cada fuente energética ofrece un precio. Es la última central necesaria para cubrir el gasto energético la que marca el precio, es decir, la más cara. Por eso, cuando hay sequía o no hay suficiente energía procedente del sol, el precio de la electricidad sube.
Contador inteligente
Pero el cálculo del precio no termina aquí. Después de la subasta del mercado mayorista, el precio también lo marca el contador del que disponen los consumidores.
Así, en los hogares que disponen de un contador inteligente, la factura indica el consumo real de cada hora del día. Esto significa que el cliente paga por lo que verdaderamente ha consumido ese día. Por ejemplo, la energía consumida a las 20:00 horas suele ser más cara así que si el cliente pagará más si pone la lavadora a la hora punta de los precios.
En caso de que el cliente no disponga de contador inteligente el precio de la energía pagado por hora se calcula según un perfil de consumo. La Red Eléctrica Española elabora un molde recogiendo los datos más comunes de consumo a partir del cual se realizan las facturas. Por lo tanto, a este tipo de cliente no le condiciona poner la lavadora a hora punta o no porque el contador no es fiel al precio del kilovatio en un determinado momento del día.
Además, Red Eléctrica pone a disposición de aquellos consumidores que no cuentan con un contador inteligente una herramienta denominada LUMIOS, que muestra cuál va a ser el importe de su factura, introduciendo el periodo de facturación y el consumo de kWh estimado según la tarifa.
Mercado libre, en manos de las empresas
13.888.271 millones de hogares, el 53,7 % del total, forman el mercado libre, donde el cliente dispone de un contrato con un precio fijo por kilovatio marcado por la comercializadora que le ofrece este servicio. Los precios varían según las tarifas que fijan las empresas y sus estrategias comerciales, por eso el mercado libre no necesariamente ofrece precios más bajos que el mercado mayorista o el regulado.
La duración del contrato, es decir, el precio del kilovatio que el cliente ha acordado con la empresa suele ser vigente un año a partir de la fecha de contratación. Cuando el contrato caduca la empresa informa a su cliente de las nuevas condiciones y si está de acuerdo con ellas se procede a renovar el contrato con los nuevos precios.
En estas fechas es predecible que las empresas suban los precios del kilovatio, por lo tanto a medio plazo los clientes, aún en el mercado libre, se verán afectados por el encarecimiento de los precios de estas semanas del mercado mayorista.
Hoy en día, las compañías ofrecen una gran variedad de opciones que se adaptan al tipo de consumo del cliente; y de precios según los diferentes momentos del día en los que el consumo y su intensidad varían.