Cómo lanzar tu próximo proyecto usando la ciencia de la memética
Ya sea una imagen de un perro, un gato gruñón, un enlace que te acaba llevando a un vídeo de Rick Astley, o un stickman ilustrado llamado José, probablemente hayas visto, o incluso compartido, un meme en las últimas 24 horas.
Si bien su intención es principalmente hacer reír a la gente, recibir memes durante la jornada laboral puede convertirse en una distracción. Pero los memes sirven para algo más que para divertir: aplicados en las circunstancias correctas, la ciencia detrás de ellos puede también ayudarnos a ser más productivos.
Trabajar dentro de una gran organización significa lidiar con muchos grupos de interés y procesos de validación complicados, y obtener el apoyo necesario para tus proyectos o ideas puede ser un desafío. Cuando hay tantas personas a las que complacer, a menudo tomamos la opción fácil y nos limitamos a seguir el protocolo en lugar de arriesgarnos para conseguir algo que de otro modo no hubiéramos conseguido.
¿Pero y si, como The Dress o el Gangnam Style, pudiéramos conseguir que nuestro proyecto se hiciera viral? ¿Y si pudiéramos, con muy poco esfuerzo, inspirar a todos en nuestro lugar de trabajo para que se impliquen?
Comunicar tu idea de manera que se preste a hacerse viral facilitará que los demás presten atención a lo que tengas que decir. Probablemente lo copiarán y aplicarán en su propio campo, o puede que le pasen esa información a otra persona, que esta haga lo mismo y así sucesivamente. En cualquier caso, esto te libera de gran parte del esfuerzo a la hora de comunicar la idea y hace que se vaya extendiendo en tu lugar de trabajo.
Cada gran idea de negocio que te hayas encontrado es básicamente un meme. Sostenibilidad. Transformación digital. Anticipar el futuro… cualquier cosa que quieras lanzar —una iniciativa de bienestar, una agenda de sostenibilidad, un proyecto de investigación o un nuevo producto— su lanzamiento será más fácil si desarrollas tu entendimiento de la ciencia de la memética.
Masa crítica
A medida que los memes pasan de la oscuridad a la viralidad, alcanzan un momento conocido como masa crítica. Puede que lo llames masa crítica, punto de ebullición, umbral de percolación o punto de inflexión, el significado es el mismo: el momento mágico en el que una idea es lo suficientemente difusa para crecer y sostenerse a largo plazo.
Imagina transportarte con tu 'smartphone' 20 años atrás, ¿cuán útiles te hubieran sido todas tus aplicaciones? No tendría sentido tener Facebook si nadie más estuviera en Facebook. No tendría sentido usar Slack si nadie más usara Slack. Pero, a medida que la gente comenzó a descargar y a usar estas aplicaciones, se alcanzó una masa crítica, y tu teléfono se volvió más útil, hasta el punto de convertirse en un elemento esencial de tu vida en el día de hoy.
Tu idea también existe dentro de una red de personas, y si quieres que se haga viral, tendrás que alcanzar una masa crítica primero. Generalmente, el valor de tu idea crece con el tamaño de tu red. Cuantas más personas se suben al carro de tu idea, mayor es su impacto y visibilidad. Hasta que llega el momento en que su número de defensores alcanza una masa crítica, y estar al día de ella se convierte en una competencia crítica para la gente de tu organización, departamento o equipo. Por ejemplo, aunque en el pasado se desconfiaba de él y se le consideraba una moda pasajera, te costaría encontrar un empleado de oficina que no sepa utilizar el correo electrónico.
Una idea útil tiende a llevar a los pioneros en el uso de la misma o ‘early adopters’ a persuadir a quienes les rodean sobre sus virtudes. Esta situación crea un ciclo de retroalimentación positiva y, generalmente, cuanto más dependa una idea de una red de usuarios, más rápido alcanzará la masa crítica.
En los negocios, las ideas se expanden y evolucionan a través de dos procesos meméticos: mimetismo y remezcla. El mimetismo se basa en recrear o rehacer; un equipo ve a otro hacer algo bien y lo copia. Mientras que la remezcla implica combinar diferentes contextos e ideas para crear algo nuevo. Como aplicar el design thinking al mundo de la banca.
Transformar tu nuevo proyecto o idea en algo que sobrepase esa masa crítica y se vuelva viral en tu organización significa tener que inspirar a suficientes personas para mimetizarlo, remezclarlo y compartirlo. Para ello, debes tener en cuenta estas tres consideraciones:
1. Anatomía
Los memes más exitosos comparten la misma anatomía. Son:
Flexibles: nadie puede ser experto en todo. Pero siendo curiosos sobre lo que pasa fuera, y trabajando como si su organización fuera un solo equipo, los trabajadores pueden beneficiarse de ideas que en su concepción no estaban destinadas a ser aplicadas en su campo. Todos los trabajadores están abiertos a nuevas ideas que podrían mejorar su producción o facilitarles la vida. Solo tienes que hacerla relevante: presenta tu proyecto como un concepto flexible que, con una pequeña remezcla, pueda ofrecer beneficios específicos para la persona a la que se lo estás vendiendo. Si estás hablando con alguien de finanzas sobre una iniciativa de residuos cero (zero waste) de plástico, explica cómo has encontrado materiales alternativos a un menor coste.
Compartible: el famoso dicho de Stewart Brand, “la información quiere ser libre”, es cierto solo porque la gente es chismosa por naturaleza. El acto de compartir fortalece nuestros lazos sociales, define nuestros intereses y nos ayuda a expresarnos ante los demás. Los memes aprovechan ese instinto humano porque son elementos culturales listos para ser replicados: son increíblemente fáciles de compartir. Las ideas son más propensas a ser compartidas cuando son fáciles de entender, memorables y se integran dentro de una historia con la que tu audiencia la puede relacionar. Elaborar y perfeccionar un ‘elevator pitch’ para tu idea te será de gran ayuda para conseguirlo.
Prestigioso: la mayoría de los trabajadores quieren ser vistos como parte de ‘la próxima gran novedad’. Ayuda a tus compañeros a entender que, al involucrarse en tu idea, obtendrán también el prestigio de haber sido pioneros en adoptarla.
La responsabilidad recae sobre ti para elaborar tu mensaje de manera que se ajuste a esta anatomía. Incluso aunque tengas la mejor idea del mundo, si esta no se puede comunicar de manera efectiva no vas a inspirar a nadie para compartirla, imitarla o remezclarla.
2. Gente
La manera más efectiva de preparar tu ecosistema para la masa crítica es crear una pequeña red de especialistas devotos a tu idea. Estos especialistas comparten información constantemente, y te ayudarán a difundir el conocimiento de manera orgánica a través del boca oreja.
Los Conectores son esos populares, curiosos, seguros y energéticos compañeros que te ayudarán a expandir la idea en su gran (normalmente más de 100) red personal.
Los Expertos, por su parte, son aquellos compañeros en los que confías para preguntarles qué portátil deberías comprar, qué restaurante sirve el mejor entrecot en la ciudad o cómo afrontar momentos de alto estrés. Son muy inteligentes y, sobre todo, se puede confiar en ellos. Úsalos para respaldar tu idea: “Si Clara lo respalda, debe de ser bueno”.
Y, por último, Vendedores: aquellos bien versados en el arte de la negociación y la psicología, que pueden vender tu idea a escépticos y conseguir el compromiso necesario para lograr su despegue.
3. Timing
El timing lo es todo. Lanzar tu idea demasiado pronto puede convertirse en un gran error. Si el ecosistema no está preparado para ella, probablemente no acabe despegando. Por otro lado, al lanzarla demasiado tarde podrías encontrarte con que ya han interactuado con ella o incluso puede que la lanzaran ellos mismos, y su valor como novedad se haya desvanecido. Puede que para ese momento ya se hayan asentado otras prioridades.
Esta es la razón por la que preparar tu idea para hacerse viral primero, y tu ecosistema para alcanzar la masa crítica después (creando una red de especialistas) es tan importante. Una vez dichos elementos están alineados, se abre una ventana más grande para el gran lanzamiento.
Con el menor empujón en el lugar correcto, se puede inclinar”.
El número mágico
Puede que estés pensando que todo esto está muy bien, pero que te preguntes “cómo sabré que mi idea ha alcanzado la masa crítica” o “Con qué porcentaje de una población podré sentarme a observar el mágico flujo memético”.
Investigadores del Instituto Politécnico Rensselaer indican que la respuesta a esa pregunta es un mero 10%. Usando el análisis computacional, pudieron establecer el punto en el que se alcanza la masa crítica.
“Cuando el número de titulares de opinión es menor del 10 por ciento, no hay un progreso visible en la difusión de ideas”, afirma el director de investigación Boleslaw Szymanski. “Tomaría literalmente la cantidad de tiempo comparable a la edad del universo para que un grupo de este tamaño alcance a la mayoría. Una vez que ese número crece por encima del 10 por ciento, la idea se propaga como la pólvora”.
Eso es un umbral tentadoramente bajo. Y, con la llegada del 'software' avanzado de administración de flujos de trabajo y colaboración, ahora es más fácil que nunca conseguir que tus ideas formativas, productos, mensajes y comportamientos se hagan virales.
Aunque el mundo “puede parecer un lugar inamovible e implacable”, escribe Malcolm Gladwell en su libro El Punto Clave, “no lo es”.
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