La volatilidad financiera aumenta ante el impacto en el crecimiento económico mundial
La intensa corrección registrada por los mercados financieros y el consecuente aumento de las medidas de volatilidad financiera observados a finales de 2018, han sido la respuesta al aumento de la incertidumbre y al deterioro en el balance de riesgos globales. Sara Baliña, de BBVA Research, identifica los factores que aumentan dicha volatilidad.
Los temores a que EE.UU. entre en un escenario recesivo a corto plazo una vez se agoten los estímulos fiscales, así como las dudas crecientes sobre la magnitud de la desaceleración económica china han sido, sin duda, los detonantes que llevaron a los inversores en diciembre a deshacer sus posiciones en aquellos activos de riesgo con mayor sensibilidad a un ajuste del ciclo global.
En particular, en el mercado de acciones se están observando revisiones significativas de las expectativas de beneficios empresariales y, en los mercados de crédito, el repunte reciente de diferenciales recoge el riesgo al que se puede enfrentar el sector corporativo, que en EE. UU. está altamente endeudado ante un entorno económico menos favorable que dificulte el pago de su deuda.
El tono más prudente que ha adoptado la Reserva Federal (Fed), apuntando incluso a un freno en las subidas de tipos durante la primera mitad del ejercicio, es un elemento que resta probabilidad a la asistencia de una contracción económica fuerte de la economía estadounidense. Todas las medidas de estímulo que se están adoptando en china van orientadas a que la desaceleración económica continúe siendo relativamente gradual, pero los dos vértices de riesgo siguen estando abiertos. A estos riesgos se les podría unir un escenario proteccionista todavía complejo, un entorno de inestabilidad política en Europa (‘brexit’ e incertidumbre en Italia y España) en un año crucial donde habrá elecciones al Parlamento Europeo y donde no se descarta un aumento de la intención de voto en los partidos más populistas.
¿En qué medida el aumento de la volatilidad financiera reducirá el crecimiento económico?
En la medida en que los mercados financieros ya hayan incorporado a sus cotizaciones este deterioro de los fundamentos económicos del ciclo global, es previsible asistir a una cierta contención de los niveles de la volatilidad financiera en los próximos meses, lo que limitaría el potencial impacto negativo de un tensionamiento de las condiciones de financiación sobre la economía. Bajo esta asunción, los mercados financieros habrían reaccionado anticipadamente a un deterioro de los datos de crecimiento económico que, con cierto retraso, recogerán los datos del PIB en los próximos meses.
Sin embargo, existen choques inesperados que pueden aumentar la volatilidad financiera y que se acaban filtrando, en mayor o menor medida, al ciclo económico. En 2018, estos choques fueron especialmente elevados, superando incluso los observados en 2015-16 con motivo de los episodios de estrés en China. Ello pudo deberse a la acumulación de varios focos de riesgo, afectando al mismo tiempo a los principales bloques económicos del mundo y a la emergencia de la amenaza proteccionista, difícilmente predecible.
El papel que todavía juegan los bancos centrales, en término de suministro de liquidez y mantenimiento de los tipos de interés a niveles más o menos bajos, hace que el efecto de esos ‘shocks’ de incertidumbre no vinculados al ciclo económico sobre los datos de actividad sean algo más pequeños y menos duraderos que los que podríamos haber observado antes de la crisis financiera. En este contexto, todo apunta a que 2019 será un año de transición hacia un régimen de volatilidad financiera más elevada y que traerá consigo un entorno de crecimiento menos favorable.