La verdadera utilidad de las herramientas financieras
La eficacia teórica de las distintas herramientas de control financiero y ahorro está fuera de toda duda. Es decir, basta con ver sobre el papel lo que pueden conseguir, pero otra cosa diferente es su aplicación real. Ahí es cuando chocan con la parte humana y psicológica, que pueden dar al traste con los beneficios de una determinada estrategia de ahorro.
Y es que en ocasiones las cuestiones relacionadas con el dinero tienen que ver más con la mente que con las matemáticas. Por eso, conviene tener en cuenta una serie de elementos antes de ponerse ‘manos a la obra’ con nuestra caja de herramientas financieras.
Lo primero es tener claro que no todas las herramientas van a funcionar en todas las situaciones. Del mismo modo que no se puede hacer una casa con pegamento en lugar de cemento, no todas las técnicas financieras son aplicables a cualquier situación. Por ejemplo, los consejos para ahorrar y reducir el gasto tienen poco sentido para una persona que ya ha eliminado todo los innecesario de su presupuesto, y lo mismo ocurre con la técnica de utilizar cupones si lo que se quiere es comprar una casa.
Además, no todas las herramientas conservan la misma eficacia con el paso del tiempo. En este sentido es lógico que si se implementa una estrategia para reducir la deuda no hipotecaria, es lógico que su incidencia sea cada vez menor conforme desciende esta deuda. Esto no implica que se deba abandonar, pero sí que cada vez se ahorra menos con su uso. Evidentemente hay otras técnicas que nunca pierden su valor por mucho tiempo que pase, como por ejemplo el recorte de los gastos innecesarios o los hábitos frugales.
También hay que entender que no se puede ser un experto en el manejo de todas las herramientas, tal y como ocurre en otros tantos ámbitos de la vida diaria. Y es que hay técnicas que se ejecutarán con mayor facilidad que otras y que en el fondo será una parte de lo que determine su validez para cada persona. Así, es posible gestionar con brillantez la forma de eliminar la deuda pero no la parte inversora inherente a las finanzas personales. El mejor ejemplo es la inversión en Bolsa, algo para lo que no todo el mundo está preparado y para la que muchos deben buscar otras opciones más acordes con sus cualidades.
De todas formas tampoco hay que olvidar que, como dice un proverbio inglés “practice makes perfection” y que se puede traducir como “la práctica hace la perfección“. Cuanto más se utilice una herramienta financiera mayor será la habilidad con ella. Quienes optan por la frugalidad se dan cuenta que cada vez son capaces de prescindir todavía de más ‘lujos’ o los inversores bursátiles se hacen cada vez más fiables conforme adquieren experiencia en el mercado, por ejemplo.
Por eso mismo la primera clave para tomar el control financiero es dedicarle tiempo. A partir de ahí el orden, la paciencia y la constancia deberían hacer el resto del trabajo.