¿Qué es la rentabilidad ajustada a principios?
En el mundo empresarial tradicionalmente hablamos de rentabilidad sobre activos (ROA), sobre fondos propios (ROE), sobre inversión (ROI)... o de rentabilidad ajustada al riesgo (RAR), como medidas de evaluación o indicadores de la actividad de la compañía.
En BBVA trabajamos para que nuestra compañía obtenga los mejores resultados pero, además del qué o el cuánto, nos preocupa el cómo. Por eso hablamos además de rentabilidad ajustada a principios, una de las palancas en que se apoya nuestro modelo diferencial de hacer banca, al que denominamos banca responsable.
Estos principios que inspiran nuestro negocio son la integridad, la prudencia y la transparencia. La integridad, como manifestación de la ética en nuestras actuaciones y en todas nuestras relaciones con los grupos de interés. La prudencia, entendida como precaución en la asunción del riesgo. La transparencia, como máxima para ofrecer un acceso a la información clara y veraz dentro de los límites de la legalidad.
La congruencia de nuestra actividad con estos principios tiene su reflejo en el gobierno corporativo y sistemas de cumplimiento normativo, en la gestión de riesgos y en el modelo de negocio, y supone gestionar éste asumiendo la responsabilidad de su impacto en la vida de las personas y en la sociedad.
Lo hacemos por convicción y también por la necesidad de recuperar la reputación del sector financiero, en un entorno en que los consumidores son cada vez más conscientes de sus derechos y que está cada vez más regulado.
¿Cómo se traduce en la práctica esta máxima de Rentabilidad Ajustada a Principios? En síntesis se resume en que no todo vale. Veamos algunos ejemplos concretos tomando la experiencia de BBVA.
Cuando hablamos de integridad un buen ejemplo es el código de conducta. Ahí se define, entre otras, normas y pautas para evitar conflictos de interés, anticorrupción, compromisos en materia de Derechos Humanos. Normas y pautas para guiar la conducta con nuestros clientes, con nuestros compañeros, con la empresa y con la sociedad.
En relación a prudencia una buena referencia es la concesión de crédito responsable. Aquí incluimos temas como prestar teniendo en cuenta la capacidad de repago del cliente evitando el sobreendeudamiento, fijar planes de pago realistas respecto de la financiación concedida, ser prudente en la relación entre el importe del préstamo y el valor de la garantías, evitar técnicas de venta que ocasionen que los prestatarios puedan llegar a suscribir préstamos o créditos que no se adapten a sus necesidades, contar una política adecuada de renegociación de deudas.
Y en cuanto a transparencia destacaría la importancia de la transparencia y la claridad con nuestros clientes para asegurarnos que entienden siempre lo que contratan. Solo de este modo es posible construir una relación equilibrada de beneficio mutuo a largo plazo y un componente esencial para generar confianza y vinculación. En el caso de BBVA estamos trabajando de forma muy decidida en este tema con elproyecto que denominamos de Comunicación TCR (transparente, clara y responsable) integrando progresivamente estos criterios en todos los puntos de contacto con nuestros clientes.
Con este modelo de rentabilidad ajustada a principios pretendemos ser el mejor banco para nuestros clientes y para toda la sociedad. Ofreciendo las mejores soluciones bancarias, de forma responsable y ayudando las personas a tomar las mejores decisiones financieras y, en definitiva, a que su vida sea mejor.