“La regulación pos-COVID es clave para la recuperación económica”
Tras un año convulso en materia económica, centrado en minimizar el impacto de la crisis, ahora toca pensar en la recuperación. Y aquí, “la regulación bancaria es clave”. “Cuanto más espacio se dé a los bancos para poder apoyar a sus economías, más rápida y más sólida será la recuperación”, considera Santiago Fernández de Lis. El responsable del área de Regulación en BBVA anticipa un 2021 en el que Europa retomará su agenda sobre temas tan relevantes como el marco de resolución de entidades, la Unión Bancaria, la inteligencia artificial y las finanzas sostenibles.
P: ¿Cuáles son los principales retos de la regulación bancaria europea en 2021?
R: En 2021 la pandemia y la salida de la crisis seguirán jugando un papel importante en el desarrollo del marco regulatorio. Muchas de las medidas implementadas hasta ahora, como las moratorias o la prórroga de los préstamos ICO nos han permitido ganar un tiempo precioso, que es vital emplear en buscar medidas que ayuden a las empresas viables y en abordar reformas de calado, como la de la regulación de insolvencia.
Por otra parte, los temas anteriores a la crisis están retomando sus calendarios. La implementación europea de Basilea III se acelerará en la primera mitad del año, reformando así el marco prudencial. La Comisión ha lanzado una pre-consulta para reformar el marco de gestión de crisis, aprendiendo de casos recientes como el del Popular o los bancos del Véneto, que aborda debates como el del marco de resolución de bancos medianos y dar un papel mayor a los fondos de garantía de depósitos en las fases más tempranas de la resolución.
Además, el año que viene deberíamos ver avances adicionales hacia la Unión Bancaria, especialmente en el controvertido tema del fondo de depósitos común europeo. Y los temas de finanzas sostenibles siguen su ascenso imparable, incorporándose decididamente en los marcos supervisores y prudenciales de las entidades financieras.
P: ¿Hasta qué punto puede la regulación ayudar a la recuperación económica?
R: La regulación bancaria pos-COVID es clave para la recuperación económica, incluso ahora, cuando los bancos están siendo parte de la solución y no el origen de la crisis. Cuanto más espacio se dé a los bancos para poder apoyar a sus economías, más rápida y más sólida será la recuperación. Al mismo tiempo, la regulación está fomentando una recuperación basada en la digitalización y la sostenibilidad, claves para la economía del futuro. Ahora bien, la regulación no lo puede hacer todo, son los gobiernos, empresas e instituciones financieras las que deben cooperar para buscar soluciones en esta crisis sin precedentes.
En 2021 la pandemia y la salida de la crisis seguirán jugando un papel importante en el desarrollo del marco regulatorio
P: Con la crisis económica derivada de la pandemia, ¿estamos en 2021 más lejos o más cerca de una regulación común para todos los bancos europeos?
R: El marco regulatorio común (single rulebook) fue el primer pilar de la Unión Bancaria a la que los países nos comprometimos. Los avances en ese campo han sido mayúsculos, pero aún queda mucho por avanzar. Por ejemplo, la homogeneización de las normativas de insolvencia nacionales es un problema en el que se lleva trabajando desde hace tiempo, pero por la importancia de estas normas en los marcos nacionales es muy difícil avanzar rápidamente. La Comisión está abordando este asunto a partir de su plan de acción sobre NPLs, y debemos seguir apoyándolo.
Santiago Fernández de Lis, responsable de Regulación en BBVA - BBVA
P: Una de las tendencias clave que nos deja la crisis es la aceleración de la digitalización de las finanzas, ¿está la regulación a la altura de este reto?
R: La regulación tiene que adaptarse a las nuevas tecnologías, servicios y modelos de negocio en el sector financiero, y también responder de forma transversal a desafíos que van más allá de un sector específico, como el uso de datos o el papel de las plataformas digitales.
La regulación tiene que adaptarse a las nuevas tecnologías, servicios y modelos de negocio en el sector financiero, y también responder de forma transversal a desafíos que van más allá de un sector específico, como el uso de datos o el papel de las plataformas digitales
Aunque en Europa se ha avanzado bastante, todavía quedan muchos retos importantes, y prueba de ello es que la Comisión Europea publicó el año pasado varias estrategias ambiciosas (sobre datos, finanzas digitales, pagos…) y que ahora mismo están discutiéndose en Bruselas propuestas legislativas concretas sobre cripto-activos, resiliencia operacional digital, gobernanza de datos o competencia en mercados digitales. Uno de los principales deberes pendientes para este año es desarrollar un marco de compartición de datos por parte de los usuarios que sea cros-sectorial, desarrollando de forma efectiva el derecho de portabilidad, y superando enfoques sectoriales (como “open banking”) que crean asimetrías entre sectores y limitan el potencial de innovación.
P: ¿Se puede regular la inteligencia artificial en este año que empieza?
R: La Comisión Europea está considerando introducir una nueva regulación para aquellas aplicaciones de inteligencia artificial consideradas de alto riesgo, por su impacto en seguridad, protección de los consumidores o derechos fundamentales. Se espera una propuesta legislativa en los primeros meses de este año, y habrá que ver en qué medida afecta o no al sector financiero, ya de por sí muy regulado.
De todas formas, Europa ya cuenta con un marco legal amplio que protege a los ciudadanos ante las aplicaciones de cualquier tecnología, incluida la inteligencia artificial. Por eso, cualquier intervención regulatoria adicional debería estar limitada a problemas concretos no resuelvos, evitando introducir trabas innecesarias que puedan frenar la innovación en un área que es clave para la competitividad de Europa.
Europa ya cuenta con un marco legal amplio que protege a los ciudadanos ante las aplicaciones de cualquier tecnología, incluida la inteligencia artificial
P: El BCE ha diseñado su propio euro digital, ¿supone esto una nueva frontera para la regulación?
R: El euro digital es un proyecto clave del BCE a medio plazo. El enfoque del BCE es muy pragmático, orientado a soluciones de colaboración público-privada, evitando las opciones que planteen una disrupción innecesaria de la intermediación financiera. El alcance de este proyecto va más allá de la regulación, con implicaciones importantes para la política monetaria, los sistemas de pagos y el modelo de sistema financiero. Es un debate que tendrá implicaciones profundas sobre el papel de los bancos en la intermediación financiera. Por ese motivo desde BBVA lo venimos siguiendo con especial atención, y lo seguiremos haciendo en el futuro.
P: ¿Será 2021 el año en que la regulación de las finanzas sostenibles despegue definitivamente?
R: La regulación de las finanzas sostenibles es uno de los campos que más está avanzando, y en 2021 se espera que se pase de la fase de diseño a la de implementación de medidas más concretas en las entidades. Los reguladores tienen dos retos importantes. En primer lugar, alcanzar un equilibrio entre por una parte dar una cierta flexibilidad a los países para ajustar sus ritmos de avance a sus realidades, y por otra parte evitar que la regulación se fragmente demasiado. Además, hay que permitir a todos los sectores transicionar hacia actividades sostenibles, y no cortar la financiación a aquellos que no son verdes ahora pero están avanzando hacia ese objetivo.
Los avances regulatorios tienen que seguir el orden con el que se planificaron: primero ser capaces de reportar nuestra exposición a lo verde (pilar 3 en terminología de Basilea), luego gestionar nuestros riesgos (pilar 2, posiblemente con un stress test) y por último pensar si está justificado cambiar los requisitos de capital (pilar 1).
P: Y mirando más allá de 2021, ¿puede ser la regulación una aliada frente a futuras crisis?
R: Desde luego, cada crisis nos ha servido para aprender y para ajustar el marco regulatorio. Parte de la resistencia que están mostrando los bancos ahora, que les está permitiendo apoyar a sus economías, viene de los esfuerzos a raíz de los problemas en la crisis internacional de 2008.
En esta ocasión un tema que será central en los debates futuros será cómo hacer frente a crisis globales abruptas e imposibles de anticipar, cómo evitar que la regulación financiera reaccione de manera procíclica, acentuando la recesión. El diseño de políticas más anticíclicas y que reaccionen de forma más automática a un cambio súbito del entorno económico será uno de los retos que deberán abordar los reguladores.