La regulación financiera asume la emergencia climática
Tras la Cumbre del Clima celebrada en Nueva York, quedan todavía muchas incertidumbres respecto a las posibilidades reales de cara a cumplir con los objetivos de la Agenda de Desarrollo Sostenible de 2030, o con la meta de neutralidad de emisiones de dióxido de carbono en 2050. En un artículo firmado por Arturo Fraile, Regulation Manager de BBVA Research, el economista alerta de que “el tiempo se va agotando y es necesario acelerar” porque las metas parecen lejanas todavía. A su juicio, regulación y supervisión financiera resultarán claves en esta ineludible transición.
Desde dicha perspectiva, al menos tres condiciones resultan esenciales para alcanzar los objetivos “sin provocar disrupciones, ni consecuencias indeseadas para el sistema financiero o la economía real”.
En primer lugar, es necesario “un marco que permita una transición ordenada y creíble”. En segundo, se hace también obligado “un enfoque flexible que considere las diferentes situaciones y velocidades entre países”, y que contemple igualmente distintos requisitos para países emergentes y desarrollados, “según sus capacidades para poder cumplir con sus compromisos”. Por último, el economista de BBVA Research destaca la importancia de manejar datos que aporten valor para “medir, analizar y gestionar los riesgos financieros del cambio climático, y de otras cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG)”. En ese sentido, apunta, “los precios de los activos financieros tienen que reflejar correctamente estos riesgos, para que los agentes puedan tomar decisiones de asignación del capital eficientes”.
Además, Fraile señala diversos desarrollos normativos que pasarán de la voluntariedad a la obligatoriedad y resume algunos pasos al respecto, como los dados por la Red de Bancos Centrales para Ecologizar el Sistema Financiero, y por la Autoridad Bancaria Europea, que ya han publicado planes “para integrar de manera secuencial el cambio climático como fuente de riesgo financiero” y que afectarán al “cálculo de los requerimientos mínimos del capital”. En ese sentido, “el Banco Central Europeo, en su evaluación de los riesgos para 2019, ha incluido dichos riesgos climáticos por primera vez, y ha anunciado la posibilidad de incorporarlos en las pruebas de resistencia o test de estrés”.