De la Oikonomía a la Economía
Durante toda la historia se ha vivido una gran evolución respecto a la gestión patrimonial que ha cambiado nuestra forma de relacionarnos diariamente con el dinero.
Hemos pasado de una gestión doméstica de la casa, la familia y las propiedades a una administración de bienes y capitales dentro de un mercado complejo que requiere un estudio profundo y multidisciplinar.
Por tanto, hemos evolucionado desde la Oikonomía a la Economía y se ha diluido el principio básico de la gestión y la definición del patrimonio. El dinero nació como una herramienta para cubrir necesidades pero actualmente va más allá y nos introduce en un mundo alejado de la puerta de nuestro hogar acercándonos a un terreno etéreo donde podemos perder la perspectiva con facilidad.
De la economía doméstica a la economía global
La gestión patrimonial nunca ha sido una opción sino una obligación. Tenemos que utilizar los recursos con inteligencia para poder cubrir todas nuestras necesidades y las de nuestra familia pero pocas veces nacen de la propia "casa". Dependemos por tanto del mercado y de un mundo cada vez más global.
La economía doméstica pierde relevancia respecto a la economía de mercado pues sin ésta, la primera sería prácticamente imposible. Esto hace que perdamos la perspectiva con facilidad al centrar nuestros esfuerzos en cubrir las necesidades del mercado antes que las nuestras, relegadas a un segundo plano.
Tenemos ante nosotros una pirámide invertida en la que para cubrir nuestras necesidades básicas tenemos que cubrir otras ajenas. Es un movimiento antinatural que se aleja de una cooperación social y nos acerca a una competición por los recursos ya que toda una sociedad lucha por cubrir las necesidades del mercado global. Lo paradójico es que aunque todos tenemos necesidades cubiertas la mayoría sigue con muchas carencias.
Las políticas de los gobiernos tratan de ordenar la competencia interna para que podamos cooperar de una manera u otra y hablar de una sociedad al estar unidos por normas. Ya no somos una tribu que lucha por asegurar la comida de todos sino de un conjunto de empresas e individuos que luchan por hacer dinero.
El sistema crematístico del dinero por el dinero
Tendríamos que replantearnos si el fin último de la economía es la de cubrir necesidades o la de generar riqueza ya que en este caso deberíamos denominarla por su verdadero nombre: "Crematística". ¿Hay que gestionar riqueza o necesidades?
Muchas empresas y personas buscan enriquecerse para cubrir necesidades porque en el panorama competitivo es difícil sobrevivir sin buscar el crecimiento continuo de los ingresos lo cual supone una presión añadida. Además, la pequeña posibilidad de enriquecernos (aunque lo intentemos) hace que renunciemos al gasto llevándolo a su mínima expresión y por tanto, repercutiendo sobre nuestras necesidades básicas en pro del dinero.
La gestión doméstica se convierte en una labor tan compleja que necesitamos externabilizar parte de su gestión en agentes tales como entidades financieras, brokers, gestores patrimoniales, asesores, etc... De esta manera la gestión doméstica se convierte en parte de la economía y entra también en un juego de mercadeo y en sistemas financieros en los que necesitamos ayuda para operar.
En las finanzas el capital toma el protagonismo y parte del control por lo que necesitamos mejorar nuestra cultura financiera y saber manejar algo más que el dinero que entra a nuestra cuenta corriente.
Según sea nuestra filosofía a este respecto realizaremos una apuesta más o menos arriesgada con nuestros ahorros, o lo que es lo mismo, los usaremos para cubrir nuestras necesidades, ahorrar o para hacer más dinero. En cualquier caso, la economía doméstica tiene tantas raíces en el exterior de nuestra casa que podríamos decir que vivimos sin paredes.
La crisis de la economía
Cuando la economía global se resiente la gestión doméstica sufre pues no solo está influenciada por ella sino que es totalmente dependiente. En el momento en el que perdemos poder adquisitivo vamos acercándonos a casa, vamos preocupándonos más por mantener cubiertas nuestras necesidades y lo local gana prioridad frente a lo global.
El arte del enriquecimiento, o crematística, pierde fuerza (entre la mayoría) frente a la economía de supervivencia y cambian el comportamiento del mercado en torno al que rota todo. Aún así, necesitamos conocer el entorno mejor que nunca ya que el hecho de que cambien las prioridades no modifica el sistema en sí mismo.
No podemos volver a la Oikonomía pero sí es un buen momento para analizar nuestras necesidades, aprender a hacer una gestión inteligente de nuestros fondos más allá del control del gasto doméstico y plasmar nuestros verdaderos objetivos sobre los que construir nuestra estrategia.
Ahora tenemos que atender a los movimientos económicos y financieros "globalizando" nuestro conocimiento y siendo conscientes de que la Oikonomía murió hace mucho tiempo. La economía doméstica, al fin y al cabo, ya no tiene casa.