La inversión en España se recupera tras el impacto de la COVID-19, pero las infraestructuras se siguen depreciando
El inicio de la recuperación de la crisis económica desencadenada por la pandemia de COVID-19 ha permitido que España vuelva a una senda positiva de inversión: tras la fuerte caída experimentada en 2020, la inversión bruta ha registrado un crecimiento del 4,7% en 2021. La inversión privada representa el 91% del total, mientras que el aumento de las dotaciones de capital público no es suficiente para cubrir la inversión necesaria para mantener el valor de las infraestructuras y equipamientos ya existentes.
El informe El stock de capital en España y sus comunidades autónomas, que elabora el Ivie en colaboración con la Fundación BBVA, señala que la inversión bruta en España en 2021 alcanzó los 243.449 millones de euros. Los dos activos que más peso tuvieron fueron la vivienda y otras construcciones no residenciales, seguidas de la maquinaria y otros activos (excluidos TIC e inmateriales).
Según explica el estudio, aunque estos activos siguen concentrando la mayor parte de la inversión, han ido perdiendo peso a lo largo de las últimas décadas, pasando del 82% que representaban en 1995 hasta el 70,5% actual. Paralelamente, la inversión en activos TIC (incluyendo software y bases de datos) y en I+D y otros activos inmateriales ha duplicado su peso en el total, al pasar del 10,5% al 20,5% entre 1995 y 2021. Esta evolución en la composición de la inversión ilustra la “creciente orientación hacia los activos más productivos”.
El estudio, dirigido por los investigadores del Ivie Francisco Pérez y Matilde Mas, subraya la importancia del crecimiento de la inversión privada, que pasó de caer más de un 10% durante el primer año de pandemia, a crecer un 4,1% en 2021. La inversión pública también experimentó un fuerte crecimiento del 11,4% en 2021, después de estancarse (-0,5%) en 2020.
Los autores advierten, sin embargo, de que esta mejora en la inversión pública sigue sin ser suficiente para cubrir la depreciación, es decir, la inversión necesaria para el mantenimiento de las infraestructuras y equipamientos ya existentes. Por ello, la inversión pública neta (la que permite aumentar las dotaciones) se mantiene en valores negativos (-4.000 millones de euros en 2021). Estas cifras negativas de inversión pública neta se arrastran desde 2012, cuando comenzó un ajuste del gasto público que ha recaído en buena medida en la inversión, según documenta el informe.
Fundación BBVA-Ivie (2022)
Situación de las infraestructuras de transporte por regiones
La última edición del informe, y de la base de datos que lo acompaña, además de actualizar las cifras de inversión y dotaciones de capital hasta 2021, incluye un análisis de las infraestructuras de transporte en unidades físicas (kilómetros de carreteras y vías férreas, superficie de instalaciones aeroportuarias y portuarias) por regiones.
Según el índice sintético de dotaciones físicas relativas por kilómetro cuadrado elaborado por los investigadores, siete regiones disponen de unas infraestructuras por encima de la media de España. En posición muy destacada se sitúa Madrid, que multiplica casi por 10 el promedio nacional.
También se encuentran entre las mejor dotadas, aunque a gran distancia de Madrid, Baleares, País Vasco, Canarias y Cataluña. Extremadura, Castilla y León y Aragón se sitúan por debajo de la media en este índice, al disponer de menos infraestructuras de transporte en relación a su extensión que el conjunto del país.
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En el caso de las carreteras y el tren, Madrid y País Vasco son las comunidades con mayor densidad de infraestructuras, mientras que Castilla-La Mancha, Aragón o Murcia registran valores por debajo de la media.
Los indicadores de infraestructuras aeroportuarias miden la superficie en metros cuadrados destinada a área de aterrizaje y despegue, aparcamiento, edificios terminales y zona de carga. Según este indicador, Madrid, Baleares y Canarias son las regiones mejor dotadas de aeropuertos, con grandes diferencias con respecto a Castilla-La Mancha o Castilla y León.
La información en unidades físicas de las infraestructuras permite comparar los resultados obtenidos siguiendo este criterio con los datos en términos monetarios. Existe una correlación entre ambos indicadores, pero también hay diferencias que indican que, para disponer de las mismas dotaciones en dos territorios, se pueden requerir distintos recursos monetarios en cada uno de ellos.
Orografía, regulación medioambiental o eficiencia de la gestión explican diferencias en las infraestructuras de transporte
Las razones para explicar estas diferencias se pueden encontrar, según los autores, en la orografía del terreno, que puede llevar aparejados distintos costes de construcción o de expropiación, las regulaciones medioambientales o la gestión más o menos eficiente de la contratación pública. Otros factores identificados por el estudio son la forma de gestión, pública o privada, de las infraestructuras y la posible existencia de actividades ilícitas que generen sobrecostes.
En el caso concreto de las carreteras, el estudio revela que en Madrid las infraestructuras han requerido menos recursos monetarios que en el conjunto de las CC. AA., mientras en el País Vasco ha ocurrido lo contrario.
Si se realiza la misma comparación con las infraestructuras ferroviarias, destaca Madrid de nuevo, pero en esta ocasión, en sentido negativo, ya que los elevados recursos destinados a Madrid, probablemente ligados al desarrollo del AVE, le han proporcionado unas dotaciones físicas inferiores a otras regiones, en comparación con el presupuesto dedicado.
En cuanto a las infraestructuras portuarias, Baleares dispone de unas dotaciones superiores a las que han obtenido otras regiones utilizando los mismos recursos, mientras que el País Vasco se sitúa en el extremo contrario. En el caso de las infraestructuras aeroportuarias no hay grandes diferencias en los niveles de dotaciones obtenidos en proporción a los recursos empleados.