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La implementación de Basilea III: consistencia y flexibilidad

José Manuel González-Páramo asistió a un encuentro sobre los desafíos a los que se enfrenta la arquitectura regulatoria bancaria, a nivel internacional y local. En esta cita, habló de la importancia del desarrollo del marco de Basilea III, pero también de la necesidad de que se implemente de una forma consistente y flexible.

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“Diez años después del inicio de la reforma regulatoria, todavía se necesita trabajar en una implementación armonizada de las normas acordadas” aseguró González-Páramo. El consejero ejecutivo responsable de economía, regulación y relaciones institucionales de BBVA participó en la Reunión de alto nivel sobre prioridades globales y regionales de supervisión, organizada por la Asociación de Supervisores Bancarios de las Américas (ASBA), el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (BCBS) y el Instituto de Estabilidad Financiera (FSI) del Banco de Pagos Internacionales (BPI).

José Manuel González-Páramo comenzó su intervención identificando las fuerzas de cambio que han estado afectando al sector bancario, las llamadas ‘4R’: rentabilidad, reputación, revolución (digital) y regulación. Se centró en ésta última para explicar cómo ha cambiado el marco normativo desde la crisis financiera, con un auténtico ‘tsunami regulatorio’ en los últimos diez años.

Basilea III, un hito regulatorio

En particular, José Manuel González-Páramo ha analizado la implementación del acuerdo de Basilea III, clave en la normativa bancaria. “Las reformas regulatorias han sido fundamentales para mejorar la resiliencia del sistema financiero”, explicó. Y el marco de Basilea III, creado entre 2011 y 2017 ha sido un hito de estas reformas. Uno de los avances conseguidos ha sido el aumento en más del 70% del ratio de capital CET1, usado para medir la solvencia de los bancos.

Los principales bancos y los países del G20 ya han implementado con éxito Basilea III. José Manuel González-Páramo ha pedido, sin embargo, que esta aplicación sea consistente, pero también flexible. Para fomentar, por tanto, una implementación completa, oportuna y consistente, ha dicho, hay que tener en cuenta dos cuestiones relevantes: el Comité de Basilea no tiene una autoridad supranacional como tal y sus normas son ‘estándares mínimos globales’, lo que puede dar lugar a inconsistencias entre países.

En este sentido, los países del G20 han tomado la delantera y la mayoría de ellos ahora cumplen con Basilea lo que mitigará el impacto de futuras crisis bancarias. La buena noticia es, que una implementación consistente traería beneficios tanto a países G20 como los no-G20.

José Manuel González-Páramo BBVA G20

José Manuel González-Páramo ha analizado la implementación del acuerdo de Basilea III, clave en la normativa bancaria.

El consejero ejecutivo del BBVA consideró necesaria una implementación consistente de Basilea III en zonas como América Latina, ya que podría propiciar, por ejemplo, que los bancos locales pudiesen acceder al capital internacional y a los mercados de deuda, ya que sus ratios de capital serán más comparables.

De igual manera, hizo hincapié en que la implementación de los estándares de Basilea III debe hacerse de manera flexible para responder a las necesidades particulares de las instituciones financieras en todas las geografías. “Podemos entender la flexibilidad desde una triple perspectiva: proporcionalidad en las instituciones, idiosincrasia de los mercados locales y neutralidad en los modelos bancarios”, explicó José Manuel González-Páramo.

El concepto de proporcionalidad en la regulación bancaria se utiliza para justificar la aplicación de requisitos prudenciales simplificados para instituciones pequeñas o no complejas y evitar costes de cumplimiento excesivos. Respecto a la idiosincrasia, las normas de Basilea III dejan a los reguladores nacionales el espacio para adaptar la ley, a través de las llamadas "discrecionalidades nacionales".

Por último, el marco regulatorio también debe considerarse neutral a los diferentes modelos de negocios, en particular con los bancos de Puntos de Entrada Múltiples (MPE), que han demostrado una gran capacidad de recuperación durante la crisis.

El consejero ejecutivo del BBVA reconoció que “trabajar en un entorno regulatorio cambiante no ha sido fácil”. En este sentido, pidió que los reguladores internacionales y nacionales trabajen juntos para lograr el equilibrio correcto entre la consistencia y flexibilidad. “Sólo a través de la cooperación entre jurisdicciones podremos obtener todos los beneficios de este nuevo marco regulatorio”, concluyó.