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Desarrollo 11 ago 2015

La hora de los makers

Cuando Cecilia Tham se licenció en Biología en la Universidad Emory de Atlanta y después en Arquitectura en Harvard no sabía ni una palabra de español ni tampoco le sonaba el movimiento maker. Cuando el lema “Hazlo tú mismo” y el credo “We are all makers” (todos somos artesanos) comenzaba a difundirse en Estados Unidos, Tham se instalaba en Barcelona. Era el año 2006. Dale Dougherty, padre del movimiento maker y fundador de la revista Maker Magazine y organizador de los encuentros Make Faire, apostaba por construir cosas sin intermediarios, utilizar la tecnología para incentivar la creatividad de la gente, impulsar las creaciones que hacen las personas con sus propias manos.

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Dougherty compara a los makers con los aficionados a la música: muy pocos son considerados profesionales pero muchos tocan instrumentos en su casa o en sitios públicos. Los makers están en la base de la pirámide, los inventores e innovadores famosos en la cúspide. Y para Dougerthy la base hace cosas parecidas a que los que han llegado arriba. Quería que las innovaciones que se hacían en los garajes de las casas fueran visibles.

Casi diez años después, Tham -norteamericana de origen chino- habla un perfecto español y es la fundadora y directora de Makers of Barcelona (MOB), el laboratorio barcelonés donde se reúnen makers para realizar y compartir sus proyectos. “Gracias a la tecnología la misma persona puede diseñar, fabricar y consumir sus productos. Se innova sin perder el tiempo, ahorrando, uno mismo puede crear las cosas. El diseñador, fabricante y consumidor pueden llegar a ser la misma persona”, explica por teléfono desde Francia donde está de vacaciones.

Tham también incide en la idea de Dougerthy: “Antes toda la estructura era piramidal. Necesitabas para todo a un experto y hoy en día esa figura no es necesaria. Ser un experto en algo muy concreto es ser experto en nada”, señala. A MOB se acercan diseñadores, emprendedores, informáticos, quienes, cuenta Tham, creen en el trabajo multidisciplinar. También en el colectivo. “Todos comparten los conocimientos, puede ocurrir que uno sea un excelente informático pero que no sepa vender. Y entre todos se consigue sacar el invento adelante. Se avanza de manera conjunta”.

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El movimiento está muy unido a la revolución de la impresión 3D  que permite la fabricación a bajo coste, aunque para Tham la cultura y el movimiento makerdeben intentar cambiar la mentalidad de la sociedad. “La educación que recibimos nos enseña conocimientos muy esenciales. Los estudiantes son pasivos y no se arriesgan. El movimiento maker -basado en la educación STEM-  permite que participen. Les da confianza, les enseña a ser líderes. Tienen que pensar en soluciones para ayudar a la sociedad e intentar sacar sus ideas adelante. Se crea y si el proyecto falla se vuelve a comenzar”.

En MOB nació el proyecto Bloom Blanket de las manos de la brasileña Bianca Cheng. Sin tener conocimientos de impresión 3D ni de quienes eran los makersdiseñó unas mantas en forma de pirámide. Buscaba 14.000 dólares para impulsar el proyecto y en 10 días vendió 800 mantas y consiguió más de 200.000 dólares. Tham también se acercó de casualidad al movimiento maker cuando su marido le regaló una máquina de coser.

“Cuando lo vi me enfadé muchísimo- relata riendo-,  aunque después descubrí que me gustaba hacer cosas con mis propias manos. No tenía ni idea de quiénes eran los makers, comencé a crear ropa y mi confianza aumentó. Y decidí poner en marcha un espacio para que la gente haga cosas”. Tham define a los makerscomo “gente proactiva que no para de crear, desde páginas web hasta un nuevo negocio. Que no tiene miedo del riesgo ni se ponen límites y persiguen que los proyectos salgan adelante”.

Actualmente existen 335 laboratorios para makers en el mundo, denominados “fablabs”, según la web especializada Fabwiki. El reto que persigue MOB es “separar el movimiento maker del mundo “hobbie” y del mundo "craft". Es más importante que una simple afición o unas manualidades. Lo que queremos hacer desde MOB es unir  el mundo emprendedor con el maker”, declara la norteamericana que también incide en que los makers tiene que luchar por cambiar el modelo educativo actual. Con dos carreras universitarias es tajante: “Si hubiese sabido que existía esto antes no me ven en la Universidad”, concluye riendo.