Cada vez vivimos más, ¿cómo afecta a las pensiones?
El aumento en la esperanza de vida es algo bueno y deseado, pero al mismo tiempo supone un desafío para los sistemas de previsión pública, porque exige pagar pensiones a los jubilados durante más tiempo. En un momento, además, en que se comienza a jubilar la generación del baby boom, la tendencia parece indicar que se pagarán más pensiones durante más tiempo.
¿Quieres contratar un plan de pensiones?
Según el estudio 'Longevidad: un breve análisis global y actuarial', elaborado por Mercedes Ayuso y Robert Holzmann, miembros del Foro de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones, el incremento de la esperanza de vida es muy reciente, ha sucedido especialmente en los siglos XIX y XX, especialmente en este último a partir de los avances desarrollados tras la II Guerra Mundial.
La esperanza de vida se entiende como el número de años que se espera que un individuo viva. Normalmente se distingue entre la esperanza de vida al nacer y la esperanza de vida a una determinada edad. La esperanza de vida suele ser mayor en mujeres que en hombres. Normalmente en España el cálculo lo hace el Instituto Nacional de Estadística (INE). Si tomamos la esperanza de vida a partir de los 65 años, se puede calcular aproximadamente el dinero que esa persona recibirá en forma de pensión durante su jubilación.
Si el incremento de la esperanza de vida va acompañado de mejoras en la calidad de vida a edad avanzada (movilidad, funciones cognitivas, etc) los años que se añaden a la persona son más propensos a ser disfrutados. Especialmente cuanto menor sea la tasa de dependencia.
Que la esperanza de vida desde el momento de la jubilación sea de cinco, diez o quince años no es trivial, porque de ella depende de la cuantía de la pensión necesaria para que esta persona viva esos años con dignidad. Especialmente cuando la esperanza de vida tiende a crecer con el tiempo.
La esperanza de vida en España
A principios del siglo XX, más de la mitad de la población española no llegaba viva a los 40 años. Hoy nueve de cada diez españoles llegan vivos a los 65. La esperanza de vida ya supera los 80 años de media. En España, la esperanza de vida se está incrementando a un ritmo de 16 meses cada 10 años transcurridos. Las personas que hoy tienen 65 años tienen una esperanza de vida de entre 19 años más para los hombres y 23 para las mujeres. Dentro de 30 años será superior, cerca de 25 años los hombres y casi 29 años las mujeres a partir de los 65 años.
Distintos estudios recomiendan hacer ajustes en los sistemas de pensiones con el fin de ajustarlos a una tasa de esperanza de vida mayor. La tasa de fertilidad y de renovación de la población así como la tasa de inmigración que contribuyen a rejuvenecer el país, suponen también factores que han de tenerse en cuenta.
Entre las propuestas que se ponen sobre la mesa, está la flexibilización de la edad de jubilación dependiendo de la edad prospectiva en la jubilación, así como de las cantidades percibidas. Por ejemplo, está el factor de equidad intergeneracional que ajusta la retribución de las pensiones en función de la esperanza de vida respecto a un año base. En general en los países europeos se están realizando reformas en los sistemas de pensiones que, en la mayoría de los casos, incluyen el retraso en la edad de jubilación.
En España, las últimas reformas encaminadas a garantizar la sostenibilidad del sistema público de pensiones van por esa vía. Se ha retrasado progresivamente la edad de jubilación hasta los 67 años, y en 2019 entra en vigor el factor de sostenibilidad, que pretende que dos personas con la misma carrera de cotización pero que se jubilen en momentos distintos tengan derecho a la misma pensión, entendida como una cantidad total ajustada a su esperanza de vida.
Por ejemplo, una persona que se jubile en 2040 va a tener una esperanza de vida mayor que un jubilado en 2020. Si el jubilado de 2040 vive de media 25 años desde el momento de la jubilación y el jubilado de 2020 vive 20 años, eso quiere decir que al jubilado de 2040 habrá que pagarle una pensión mensual inferior, con el fin de que a lo largo de toda su vida ambos, que han tenido la misma carrera de cotización, perciban lo mismo.