La Fundación BBVA premia a los impulsores del mayor catálogo de especies de plantas
La labor de Sandra Díaz, Sandra Lavorel y Mark Westoby ha sido reconocida por la Fundación BBVA con el Premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Ecología y Biología de la Conservación por ampliar el concepto de biodiversidad. Los tres investigadores vincularon la función de las plantas en el ecosistema con sus características físicas e identificaron así cómo se relacionan estos grandes rasgos de la biodiversidad vegetal en todo el planeta.
Su trabajo pionero se ha materializado en un catálogo de rasgos funcionales que hoy en día contiene datos de 200.000 especies de plantas, una base de datos alimentada y usada por investigadores de todo el mundo para, por ejemplo, modelizar el impacto del cambio climático en los ecosistemas y buscar la forma de mitigarlo. La ‘ecología de los rasgos’ que han impulsado los tres galardonados está mejorando el diseño y la eficacia tanto de los estudios para identificar y cuantificar los beneficios de los ecosistemas para las personas, como los esfuerzos de conservación de la biodiversidad.
Su investigación se centra en relacionar la función de cada planta en el ecosistema con rasgos físicos medibles, como la altura, el tipo de hojas o el tamaño de sus semillas. De esta forma lograron identificar patrones en la diversidad funcional de las especies, a nivel global. En un trabajo publicado el año 2001, Sandra Díaz (Argentina, 1961) afirmaba que había “un consenso creciente sobre el hecho de que la biodiversidad funcional, o el valor y el rango de los rasgos de las especies, más que su número, determina el funcionamiento del ecosistema. Pero, a pesar de su importancia, la diversidad funcional ha sido estudiada en relativamente pocos casos”. En ese periodo, los tres investigadores ya habían coincidido en varios congresos internacionales, cada uno procedente de un rincón del planeta.
Sandra Díaz, Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ecología y Biología de la Conservación - Fundación BBVA
“Realmente conectamos, disfrutamos discutiendo informalmente sobre la relación entre biodiversidad y función”, añade Díaz tras conocer el fallo del premio. De esas conversaciones surgió la iniciativa de crear una base de datos global de conocimiento compartido, algo “poco habitual entonces en esta área de investigación”, ha recordado por su parte Sandra Lavorel (Francia, 1965).
200.000 especies de plantas catalogadas
En 2016, en la revista Nature publicaba primera vez un texto sobre esta investigación en el que se abordaba una clasificación de la biodiversidad funcional atendiendo a seis rasgos físicos. Estos rasgos están relacionados sobre todo con el tamaño de las plantas y sus componentes y con la llamada ‘economía de las hojas’. Mark Westoby (Reino Unido, 1947) explica que hay hojas que capturan la luz “de forma muy ‘barata’, es decir, que capturan mucha luz con respecto a la inversión de recursos, pero la hoja no vive durante mucho tiempo; y también hay hojas relativamente ‘caras’, con un bajo nivel de rendimiento con respecto a su inversión pero que sobreviven durante mucho más tiempo”.
Para Díaz, el catálogo global expuesto en 2016 es “la primera foto de la diversidad funcional de las plantas vasculares en la Tierra”, cuyo objetivo final es entender los mecanismos que determinan el funcionamiento de cada ecosistema. “Los ecosistemas son máquinas en las que los engranajes y las palancas son especies, y por tanto al comprender cómo funcionan los componentes de la maquinaria, podemos comprender y predecir mejor las consecuencias de cualquier tipo de cambio en el medio ambiente, incluyendo la presión de la actividad humana”, señala Westoby.
Mark Westoby, Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ecología y Biología de la Conservación - Fundación BBVA
El éxito de la iniciativa superó con creces las expectativas y hoy en día la base de datos contiene 12 millones de entradas, reflejando la diversidad de rasgos funcionales de unas 200.000 especies de plantas.
Mejores respuestas ante el cambio climático
Este conocimiento, junto a la base de datos, se aplica ya al diseño de modelos para mejorar la adaptación de los ecosistemas al cambio climático. Lavorel destaca que se ha demostrado, por ejemplo, que las plantas de crecimiento más lento son más resistentes a la sequía, un fenómeno que en regiones como la mediterránea aumentará con el calentamiento global. Pero, a su vez, los cultivos de crecimiento más lento capturan menos carbono, así que ambas variables deberán ser tenidas en cuenta en los futuros planes de adaptación.
También se investiga la relación entre los rasgos funcionales de las plantas y la producción de alimentos. Un punto de conexión en este caso es la polinización: “Una gran cantidad de los cultivos del planeta dependen de la polinización de insectos”, explica Lavorel, “y las características de las plantas determinan qué insectos les podrán polinizar, lo que influye sobre la producción de estos cultivos”.
Sandra Lavorel, Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ecología y Biología de la Conservación - Fundación BBVA
Entender la función de cada planta, y poder modelizar cómo se modificará el ecosistema en función de los cambios ambientales, es un tipo de conocimiento clave para la conservación. “Las especies no están desapareciendo de manera aleatoria”, afirma Díaz, “algunas especies se ven más afectadas que otras, porque tienen rasgos funcionales que las hacen más vulnerables. Nuestro trabajo ayuda a identificar cuáles son, y lo que perdemos cuando estas especies desaparecen, en términos de propiedades del ecosistema y beneficios para las personas. Nuestro trabajo resalta cuán inextricables son nuestras conexiones con el resto de los seres vivos”, concluye.
Los galardonados no han perdido la ocasión para resaltar la necesidad de actuar con urgencia. “El funcionamiento del tapiz de la vida en la Tierra, del que todos formamos parte, está amenazado, y no podemos tener un futuro razonable sin él”, ha advertido Díaz. “No es demasiado tarde para actuar, pero la ventana de oportunidad se cierra rápido, lo que hagamos en las próximas décadas será determinante”.
Para Lavorel la biodiversidad es, en efecto, una “biblioteca de la vida” de la que no conocemos todavía su totalidad y hoy se encuentra seriamente amenazada: “Todos sabemos hoy que es extremadamente urgente revertir la tendencia actual si queremos evitar el hundimiento de nuestro actual Arca de Noé”.