La encrucijada de los bancos centrales de América Latina
Los bancos centrales de América Latina viven un momento particularmente complicado para cumplir con su objetivo de una inflación baja y estable, pues muchos países están enfrentando al mismo tiempo problemas de alta inflación (impulsada por la depreciación del tipo de cambio) y bajo crecimiento económico.
Entre las múltiples responsabilidades que tienen los bancos centrales de América Latina, están las de encargarse del abastecimiento de la moneda local, del funcionamiento de la compensación de los bancos y del manejo de las reservas internacionales; pero su principal función es la de mantener la estabilidad de precios, así como preservar la estabilidad financiera.
El gran problema que tienen es que en la mayoría de las ocasiones se ven en la necesidad de adoptar políticas que son totalmente contradictorias: si establecen medidas para cumplir con su prioridad de frenar la inflación, pueden con ello generar al mismo tiempo un freno muy brusco al crecimiento económico —especialmente si la economía ya pasa por una fase cíclica desfavorable— y provocar a futuro una inflación por debajo de su meta, o incluso caer en deflación.
Las implicaciones de El Niño y la apreciación del dólar sobre los precios
En efecto, países como por ejemplo los de América del Sur enfrentan problemas de inflación alta que se pueden agudizar este año por los efectos del fenómeno de El Niño sobre los precios de los alimentos o por la devaluación de las monedas frente al dólar que encarece los productos importados. Ello necesariamente empujará a los bancos centrales a tomar medidas para frenar la demanda a través de un incremento de las tasas de interés.
Pero, debemos tener en cuenta que además de cerrar 2015 con alta inflación (ver recuadro al final), estos países también vivieron a los largo del año pasado una desaceleración económica, con un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) que será muy inferior al potencial en esos países, lo que debería representar ya de por sí un lastre sobre la inflación. Esto apuntaría a que se debería incentivar un mayor dinamismo de la economía este año, para evitar un lastre importante sobre la inflación a futuro. El problema es que al aumentarse las tasas de interés, las empresas frenan sus proyectos de inversión a la espera de condiciones más favorables y los consumidores disminuyen su consumo, ralentizando la economía.
Otro ejemplo claro de la disyuntiva que enfrentan los bancos centrales puede darse por el lado del tema cambiario. Para incentivar las exportaciones y el crecimiento económico por esa vía, lo ideal es tener una mayor depreciación de la moneda local, que se hace más necesaria en un momento como el actual, en el que se registra una reducción considerable de los precios de los commodities. No obstante, una alta devaluación se puede trasladar a los precios de los bienes producidos en el país que tienen algún componente importado, pues se tendrán que pagar más pesos por cada dólar, así como por los productos generales que se compran en el exterior, lo que necesariamente se traduce en más inflación.
Un reciente estudio de BBVA Research señala que el aumento de la inflación y el deterioro de las expectativas llevaron a los bancos centrales de los países andinos a aumentar los tipos de interés en los últimos meses de 2015, pese a la fuerte desaceleración de la actividad económica, y estima que en la medida que la inflación persista, se anticipan subidas adicionales en los próximos meses. También proyecta que las monedas se mantendrán depreciadas por la subida de las tasas de la Reserva Federal y un entorno externo menos favorable.
¿Qué harán entonces los bancos centrales este año? ¿Hacia dónde inclinarán la balanza? ¿Seguirán incrementando las tasas de interés? ¿Pondrán un freno a la devaluación? Pronto lo sabremos.
La inflación repunta en América del Sur en 2015
Los países de América del Sur cerraron 2015 con altos niveles de inflación.
Brasil, la mayor economía de la región, registró un incremento de precios del 10,67% anual, máximo de 12 años;
Colombia, del 6,77%, la más alta en siete años;
Uruguay con un 9,44%, alcanzó el nivel más alto en una década;
Chile y Perú, en el 4,4%; Paraguay, el 3,1%; y
Argentina, se estima por encima del 25%, aunque aún no se conocen las cifras oficiales.