La economía colaborativa: valor social, tecnológico y humano
El Centro de Innovación de BBVA Bancomer fue el marco para presentar el 'Primer Informe Economía Colaborativa en América Latina' realizado por el IE Business School y el Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), miembro del Grupo Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El consumo colaborativo o economía colaborativa se define como una interacción entre dos o más sujetos, a través de medios digitalizados o no, que satisface una necesidad real o potencial, a una o más personas.
La economía colaborativa, más allá de ofrecer oportunidades que favorezcan la inclusión social, poco a poco se convierte en un potencial generador de empleo, permeando con mayor fuerza en países latinoamericanos como México, que ocupa el segundo lugar.
Durante la presentación del informe, Ricardo Pérez Garrido, profesor de Innovación de IE Business School, señaló que México será uno de los países en los que la economía colaborativa tendrá gran impacto, sobre todo para hacerle frente a la fuerte e inminente entrada de competidores de Estados Unidos.
En México la Economía Colaborativa tendrá gran impacto, especialmente para hacerle frente a la fuerte entrada de competidores de Estados Unidos.
El documento destaca que se trata de un ecosistema muy joven, cuyas iniciativas han sido creadas en los últimos cinco años pero que se han vuelto populares en muy poco tiempo. Los países de América Latina que lideran en cuanto a número de iniciativas de economía colaborativa son: Brasil, que ha alcanzado un 32% de iniciativas; México y Argentina, con un 13% cada uno, y Perú con el 11%.
Los tipos de sectores predominantes en las actividades de las iniciativas actuales sugieren una realidad donde los principales compradores son empresas que buscan acceso a servicios y espacio, así como particulares buscando eficiencia en transporte y alojamiento (alquiler).
Estas plataformas de intermediación son las más sencillas de organizar, por su naturaleza ya conocida, con servicios claramente organizados. En cambio, otras formas más complejas de economía colaborativa como formación o intercambio, bancos de trabajo y monedas alternativas están mucho menos representados ya que requieren una madurez en los posibles usuarios que no parece existir todavía en estos países.
Brasil, con un 32% de iniciativas; México y Argentina, con un 13% cada uno, y Perú con el 11%, son los países de América Latina que líderes en economía colaborativa.
Gran generador de empleo
La economía colaborativa tiene gran potencial como generador de empleo. La mayoría de las iniciativas (un 64%) tienen diez o menos participantes, son pequeñas organizaciones cercanas al autoempleo, y dado que la mayoría sí tiene un ánimo de lucro –tienen impacto en los ingresos de los participantes– pueden contribuir a la generación de un tejido de microempresas basadas en la Economía Colaborativa que hagan crecer los conocimientos, la experiencia y las historias de éxito necesarias para hacer nacer y crecer una industria.
El impacto en la comunidad, los recursos infrautilizados, el impacto positivo en la vida de otros; conceptos tradicionales que mueven a la empresa no quedan olvidados, pero quedan relegados a una importancia secundaria. La credibilidad para hablar de una economía colaborativa con impacto frente a otra de alquiler se centra en mantener esta visión por parte de los líderes de las iniciativas. Su visión es clara: hay que tener otro impacto en la sociedad y en el mundo.