La comunidad wayú, regreso a su tierra ancestral
La comunidad indígena wayú de Bahía Portete (Colombia) regresa a sus territorios ancestrales, 12 años después de la huida a Venezuela de 600 personas por el ataque de grupos paramilitares.
En abril de 2004 un grupo de paramilitares del Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia entró al territorio de Bahía Portete, en la Alta Guajira, y recorrieron la zona durante dos días con sus noches, dejando a su paso muerte, terror y el desplazamiento masivo de más de 600 personas, quienes en su mayoría se escondieron durante varios días entre cardones y manglares en el desierto. Posteriormente, emprendieron una larga marcha para cruzar la frontera y buscar protección humanitaria en Venezuela.
Hace un año largo ya, más de 120 familias sobrevivientes de aquellos días de terror decidieron regresar a sus territorios ancestrales y reiniciar la vida, con solo lo que traían puesto: su cultura, su apego por el desierto y las ganas inmensas de mostrar al mundo la fe inquebrantable de los wayú.
Fue así como Débora Barros, una mujer que perdiera parte de su familia en aquella masacre, comenzó a unir esfuerzos y voluntades, encontrando aliados como BBVA y la Fundación World Coach Colombia que se unieron a este proyecto y pusieron en marcha el Aula para la Recuperación de los Saberes Ancestrales, Akuaipa, como aporte al afianzamiento y consolidación de la reconstrucción y retorno de esta comunidad indígena, luego de una década de exilio.
Comenzar desde cero en territorio wayú
Esta comunidad, que emprendió el retorno a sus territorios desde Venezuela hace más de un año, debió comenzar desde cero ante la pérdida de toda su infraestructura de vivienda y de educación. Hoy en día se pueden ver distintas construcciones como las viviendas familiares, el aula ancestral, la cocina y la enramada en la que atienden a los visitantes y el aula educativa que les permite a los niños iniciar sus procesos de recuperación cultural y ancestral como la lengua, el tejido, la danza y la pesca, entre otros saberes. El aula está construida en Yotojoro, material que se obtiene del cactus, planta propia de este desierto y que constituye el núcleo de todas las construcciones wayú.
Para BBVA hacer parte de esta iniciativa se enmarca dentro de sus políticas de responsabilidad corporativa. En 2015 invirtió más de 6.000 millones de pesos (1,6 millones de euros), especialmente en proyectos de educación, cultura y de apoyo al deporte.
“Es un proyecto de mucho fondo. Hacer parte de este proceso de reconstrucción de la cultura y todo el tema ancestral, nos hace sentir orgullosos y muy felices”, dijo Mauricio Flores, director de Comunicación e Imagen de BBVA Colombia.
“El aula Akuaipa es la mejor manera de preservar la cultura y las tradicionales ancestrales de la comunidad; en ella se centrará la enseñanza de todo el pensamiento y la cultura wayú a nuestros niños, que por haber nacido y vivido lejos de sus territorios, desconocen”, manifestó Débora Barros, abogada y una de las sobrevivientes de la tragedia, quien ha liderado todo el proceso de retorno y reconstrucción de la comunidad. Para ella, el aula es la mejor manera de preservar las costumbres ancestrales wayú y la sostenibilidad cultural de las familias de Bahía Portete, cuya mayoría de niños nacieron en ciudades y municipios de Venezuela.
En este proceso de retorno, tras 10 años de exilio, los habitantes de Bahía Portete recuperan poco a poco lo que tenían antes de aquellos días aciagos. La estructura educativa y social gracias a las nuevas aulas, energía eléctrica a través de plantas, un bote que les permite salir a pescar todos los días y aumentar su producción y abastecimiento, transporte para sus niños gracias a 26 bicicletas que les han aportado, un parque de juegos infantiles y próximamente televisores, internet y equipos de cómputo, entre otros.
El fútbol también ha llegado a estos desiertos inmensos y calcinantes. BBVA y World Coach han entregado uniformes, balones, conos, petos y demás implementos para que las niñas y los niños practiquen deporte y lo complementen con sus labores académicas y de aprendizaje ancestral, como el baile del Yonna, una danza ritual de agradecimiento y de invitación al amor que hacen los wayú desde niños y que en el caso de Bahía Portete lo habían olvidado, pues muchos de ellos nacieron y vivieron en centros urbanos lejos de sus tradiciones y raíces; pero que ahora, con el aula Akuaipa, tienen la oportunidad de aprender de sus mayores.