La comunidad de vecinos: consejos para vivir en orden
Hoy, y a medida que las grandes ciudades se expanden, parece imposible vivir en una vivienda amplia, con jardín y espacio libre para que nuestra vida sea menos monótona. El encarecimiento de la vida, el escaso acceso al crédito y la inestabilidad del momento hace imposible soñar con una residencia amplia y alejada de las grandes urbes, pero a pocos kilómetros de las atracciones de la ciudad.
Por lo tanto, estamos “condenados” a vivir en edificios, como auténticos “bichos de ciudad”, dividiendo nuestra vida en dos partes. La primera es puertas adentro, junto a nuestra familia, aunque al mismo tiempo convivimos con una serie de personas “desconocidas”, pero que forman parte de nuestra rutina, los vecinos.
Esta convivencia es tan delicada que, en muchas ocasiones, los roces que se producen entre los habitantes de una misma comunidad de vecinos repercuten en nuestro hogar, por lo tanto, la relación entre los habitantes de una misma edificación es fundamental, tanto en lo social como en lo económico.
De las relaciones humanas depende nuestra conducta, respeto y predisposición a entablar relaciones interpersonales, pero de la parte económica, estamos bajo la ley, y por lo tanto debemos respetarla porque todos contamos con derechos y obligaciones. Por lo tanto, es importante tener en cuenta una serie de consideraciones si es uno de los afortunados en adquirir una propiedad, que no solo puede ser un piso, es lo mismo para un local o garaje.
En caso de comprar alguno de estos bienes, es importante aclarar que también adquiere parte del edificio. Por lo tanto el dueño o copropietario, goza de una serie de derechos bajo normas internas de convivencia, como son el uso de las zonas comunes como la escalera, el ascensor, la piscina o la azotea.
Sin embargo, para ello existe una contraprestación obligatoria, el mantenimiento de los gastos y la reparación que éstos requieran. Por lo tanto, si uno es propietario deberá cumplir con los compromisos adquiridos, aunque no utilice los espacios comunes, y si no lo habita, esto no quiere decir que quede excluido de ello.
Las comunidades de vecinos están bajo la Ley de Propiedad Horizontal y quienes están registrados como propietarios deben cumplir una serie de obligaciones en lo que refiere a los servicios comunes.
Todos deben costear los arreglos y el mantenimiento del inmueble, ya sea lo referente a las obras puntuales que se realicen en las zonas comunes como pintura, arreglos, mejoras, decoración, hasta los gastos vinculados a la limpieza y la portería, o los recibos como la factura de los servicios.
Los gastos más comunes son:
- Electricidad
- Agua
- Calefacción (en caso de tener servicio central)
- Servicio de limpieza
- Mantenimiento del ascensor
- Contratación de un administrador
- Seguridad
- Gastos municipales (recogida de basuras, y abono del IBI (Impuesto sobre Bienes Inmuebles)
Sin embargo, a diario ocurren imprevistos que debemos hacer frente, independientemente de si habitamos o no el inmueble. La comunidad en su conjunto debe hacerse cargo de estas circunstancias por lo que es importante contratar un seguro diseñado para este tipo de situaciones desagradables, pero a las cuales debemos enfrentar con urgencia en caso de que se produzcan.
Los casos más comunes que terminan deteriorando el inmueble son los que se producen por fugas de agua e inundaciones, explosiones, incendios, caída de rayos y sus posteriores arreglos que insumen un costo elevado.
Es fundamental tener cubierto este ítem, ya que las reparaciones estructurales y estéticas deben realizarse para mantener la estética y el normal funcionamiento de la edificación. Una buena cobertura puede amortizar los pagos mensuales y evitarnos un terrible dolor de cabeza.
También es importante saber que los gastos comunes de un edificio se pagan a través de un fondo de dinero compartido que puede ser aportado por los propietarios, que generalmente pagan sus cuotas mensuales. Sin embargo, existen otros medios de recaudación que provienen de los ingresos generados por el alquiler de locales o la famosa publicidad o las antenas en la azotea.
Un punto importante que todos deben tener en cuenta es que los pagos efectuados por este concepto no son iguales para todos. De forma lógica, la cuantía depende del porcentaje que representa e incide en la comunidad (esto se asienta por escrito para que todos sepan de antemano). La cuota que pagaremos dependerá del tamaño del inmueble, de la superficie útil en relación con el total del inmueble, si su ubicación es exterior o interior, o si se destina a vivienda o comercio. Todo quedará detallado para que la distribución de los gastos sea acorde con la realidad.
Otro punto que debe formar parte del conocimiento del los habitantes del inmueble es que todos los propietarios deben dotar al fondo de una reserva para atender las obras de conservación y reparación de la finca. Esta obligación debe superar al 5% de su último presupuesto ordinario.
Todas las comunidad de vecinos están obligadas a conformar una junta directiva que deberá sesionar al menos una vez al año para determinar presupuestos y gastos colectivos.
Compruebe si estos puntos se cumplen y en caso de encontrar anomalías, hágalo saber porque su dinero vale y las normas están diseñadas para ser cumplidas..