La biometría dinámica se abre camino
La capacidad de monitorizar datos del cuerpo humano ya va mucho más allá de las huellas dactilares y el reconocimiento facial.
Abrir puertas, desbloquear móviles e incluso pasar controles de seguridad en los aeropuertos con tan solo la identificación de algún rasgo del cuerpo humano. Hace ya tiempo que la biometría dejó de ser algo propio de las películas de espías, pero su avance está siendo tan rápido que algunos nuevos casos de uso parecen casi ciencia ficción.
El cambio que se está produciendo radica en que “la biometría ya no es algo que esté en los ojos o en las huellas dactilares. Ahora es algo que va contigo y evoluciona”. La afirmación es de Iván Moreno, CTO de New Digital Business de BBVA, que recientemente ofreció en Madrid una conferencia —‘Datos biológicos para un futuro digital’—junto a Raúl Tapias, fundador y CEO de Ecertic, empresa especializada en identidad digital.
Las nuevas herramientas biométricas están ensanchando los límites del concepto, tanto que los conferenciantes insistieron en distinguir dos tipos de biometría: la estática y la dinámica. La primera, la más antigua y consolidada, consiste en la medición y el tratamiento de características estancas, como la huella dactilar o la forma de la cara. Pero en los últimos años, con la explosión en la recogida y el tratamiento de los datos y el desarrollo de nuevas herramientas tecnológicas, se han desarrollado nuevas mediciones que se pueden agrupar con la denominación común de biometría dinámica. Recopilando y analizando la información de, por ejemplo, el uso del teclado o de la forma de caminar, las máquinas ya pueden reconocer la identidad de una persona concreta.
¿Qué fórmula acabará imponiéndose? Ambos ponentes defendieron en la charla, organizada por la Asociación Española de Economía Digital, Adigital, que lo mejor es mezclar diferentes técnicas, pero en todo caso lo importante no es tanto la fórmula biométrica que se utilice, sino más bien la precisión del soporte. “La biometría es perfecta, pero los dispositivos que se utilizan no lo son”, afirmó Tapias.
Sin bola de cristal para adivinar el futuro, los ponentes coincidieron en que actualmente el método biométrico más seguro es el análisis facial. Tapias explicó que se analizan hasta 60 puntos de la cara de una persona, pero utilizando solo dos de ellos se consigue un porcentaje de acierto del 99%. Son la distancia entre los ojos y entre la nariz y el labio superior. Su fiabilidad radica en que son dos características que no cambian ni con la edad ni con los cambios de peso, por muy drásticos que sean.
La biometría ya es una realidad en la banca
Estos avances biométricos se están popularizando en todo tipo de sectores. En banca, BBVA es un pionero mundial, y ofrece soluciones y alternativas cada vez más populares: en los nueve primeros meses de 2018, el 50% de los nuevos clientes de BBVA en España que llegaron por canales digitales se dieron de alta mediante un ‘selfie’, gracias a las técnicas de reconocimiento facial.
Este servicio, bautizado como ‘Alta inmediata’, fue lanzado en 2016. Permitía, por primera vez, abrir una cuenta por el móvil, con efectos inmediatos, simplemente con un 'selfie' y una videollamada de comprobación. En agosto de 2018, ‘Alta Inmediata’ se perfeccionó, y ahora solo son necesarios la fotografía y un vídeo para la verificación de los documentos y de la identidad del nuevo usuario.
Detrás de gran parte de este desarrollo del uso de la biometría en la banca está una ‘startup’ navarra, Veridas, que nació de la confluencia de intereses de BBVA y Das-Nano (que participan con un 51% y un 49% del capital, respectivamente). Veridas está especializada en el desarrollo de ‘software’ de verificación y autentificación de la identidad, y ya ofrece soluciones tan llamativas y novedosas como el proyecto piloto, en Ciudad BBVA, de pagos exclusivamente mediante reconocimiento facial. Además, realiza una continua labor de I+D en áreas como el reconocimiento de voz.
Por otro lado, BBVA ofrece Samsung Pass, la tecnología de escáner de iris de Samsung, que permite al usuario acceder a sus cuentas, de una manera rápida y sencilla, sin contraseñas y con la máxima seguridad.
Sea con el iris, con la huella dactilar, con la cara o incluso analizando las pisadas o el tono de voz, el avance de la biometría, ligada a la identidad digital, es imparable. Identificarse con un documento que se lleva en la cartera será en unos años un vestigio del pasado.