La banca transaccional, motor de la banca corporativa
La banca transaccional es la unidad que dentro de la banca de inversión cubre las necesidades que tienen empresas e instituciones a la hora de gestionar su liquidez y los riesgos asociados a la misma. Asimismo, engloba la financiación de comercio exterior, los servicios de custodia y las necesidades de capital circulante. Se trata de un negocio fundamental para las entidades por la recurrencia de sus ingresos y el potencial para retener y fidelizar clientes.
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En los últimos años, y con la crisis económica como telón de fondo, se ha visto una evolución en las necesidades de los clientes corporativos que ha tenido su reflejo en la banca transaccional corporativa. Las dificultades de las empresas para disponer de liquidez a corto plazo y su búsqueda de eficiencia y optimización financiera, han propiciado el auge de la banca transaccional, consolidando su relevante posición dentro de la banca corporativa. Esto ha sido gracias, entre otras razones, a la recurrencia del negocio, el potencial de fidelización, la sostenibilidad y la digitalización.
La recurrencia del negocio transaccional ante los vaivenes de la economía permite a las entidades financieras dar estabilidad a su cuenta de resultados, gracias a los volúmenes estables de actividad así como a la periódica generación de ingresos.
La banca transaccional cuenta con gran potencial para retener y fidelizar a los clientes; no solo por la cercana relación que existe entre la entidad financiera y los mismos a lo largo del proceso de venta y post-venta, sino también por las características de esta área mecanizada que permite unos costes de transformación relativamente bajos.
Por otro lado, el gran atractivo de este negocio hace que cada día más competidores entren en el mercado, incluyendo plataformas no bancarias como las ‘fintech’ o las ‘big tech’. Es por eso que la transformación digital y la incorporación de nuevas tecnologías tienen que estar siempre presentes en la banca transaccional: desde el desarrollo y mejora de los canales de banca electrónica, hasta la integración de los sistemas del banco con los del cliente mediante canales directos, así como la incorporación de nuevas plataformas para soluciones de ‘supply chain finance’ y comercio exterior. Adicionalmente, y con la ambición de ofrecer cada día más y mejores productos con una excelente experiencia de usuario, la banca transaccional se apalanca cada vez más en la inteligencia de datos y en las nuevas soluciones basadas en los mismos.
La sostenibilidad, como en el resto de la banca corporativa, también es un foco importante en la banca transaccional. BBVA ha sido pionero en la creación e implementación de un marco de producto transaccional sostenible vinculado a los ODS de Naciones Unidas que permite a los clientes clasificar como verdes, sociales o sostenibles, las operaciones de financiación a corto plazo necesarias para su operativa diaria.