La banca, a la conquista de una nueva cultura digital
Expertos en banca y fintech discuten en ‘Revolution Banking’ sobre los cambios que afronta el sector por la digitalización y la entrada en vigor de la directiva PSD2.
“Hasta ahora, la tecnología permitía a la banca innovar. A partir de la entrada en vigor de la directiva PSD2 [el año que viene], la banca estará obligada a innovar”. Ben Robinson, de Temenos, una empresa suiza especializada en software para el mercado financiero, resumía así cómo se entrelazan en Europa las dos fuerzas que ya están transformando la banca: la tecnología y una nueva regulación que ensancha drásticamente el terreno de juego.
“Es difícil exagerar la importancia de la puesta en marcha de esta directiva”, afirmó Robinson en una de las charlas de la jornada Revolution Banking, que se celebró este jueves en Madrid. El impacto de la PSD2 fue uno de los temas más destacados de la jornada, pero no faltaron debates sobre blockchain, inteligencia artificial, fintech… y, en general, cómo la tecnología está cambiando el mundo de la banca.
Un nuevo terreno de juego
La PSD2 cambia las reglas del juego, aumentando el dinamismo del sector y las oportunidades para las fintech, pero también para las entidades ya consolidadas que sepan jugar bien sus cartas. Habrá más competencia, y también mejores servicios para los ciudadanos.
¿Cómo deben adaptarse las entidades financieras a esta nueva situación? Luis Calleja, de Holvi -una fintech de origen finlandés adquirida por BBVA el año pasado- situó el debate en términos de cultura corporativa y de gestión de cliente: “La PSD2 no es una revolución tecnológica, sino un cambio de modelo de diálogo con nuestros clientes. Aquellos bancos que sean capaces de cambiar su forma de dialogar con los clientes serán los que sobrevivirán”.
Cambiar la cultura empresarial es todo un desafío, pero para los que lo consigan, el futuro es esperanzador. “Una de las grandes ventajas de la directiva”, aseguró Philippe Gelis, de la fintech especializada en cambio de divisas Kantox, “es que va a provocar que los bancos pierdan el miedo a utilizar los datos de sus clientes”.
Convenientemente anonimizados, son datos muy valiosos, porque son únicos. Facebook y Google saben todo sobre sus usuarios… salvo qué hacen con su dinero. Esa información, de la que disponen los bancos, puede ser el motor de nuevos negocios, bien directamente bien mediante APIs y acuerdos con terceros.
"Los bancos tienen que ser agregadores, pero al mismo tiempo deben aprovecharse de sus puntos fuertes frente a los Facebooks y los Googles: su capital y su cumplimiento regulatorio sobre todo", apuntó Robinson, de Temenos.
Lo importante, aseguró Gelis, es la tecnología. Competir por precio siempre es una posición débil, pero “si tienes una tecnología diferenciada y única, no solo marcas el precio, sino también el rumbo”.
Palancas de innovación
Las tecnologías cognitivas son una de las principales palancas de innovación e, incluso disrupción, en los servicios financieros, y como no podía ser de otra forma también tuvieron un lugar destacado en Revolution Banking.
Hablando de inteligencia artificial (IA), la nota de color la puso Pepper, un robot de grandes ojos verdes (o azules, según el gusto del consumidor) y capaz de entender emociones. Fue el encargado de introducir los ponentes de la mesa sobre inteligencia artificial.
Su entrada en el auditorio puede interpretarse como toda una metáfora del estado de estas tecnologías: son muy llamativas (el auditorio entero se levantó a su paso para fotografiarlo mientras avanzaba hacia el escenario) pero en el momento de la presentación, su voz se percibía como una grabación enlatada, muy lejos de sonar natural o "inteligente".
Las altas expectativas respecto a la IA que ha despertado en nosotros la ciencia ficción se ven muy rebajadas cuando presenciamos las primeras aplicaciones de estas tecnologías, que en realidad no han hecho más que dar sus primeros pasos.
“La automatización va mucho más allá de los ahorros de costes y de encontrar procesos más eficientes”, afirmaba Pedro Suja, responsable de Tecnologías de Inteligencia Artificial de BBVA. “La aplicación de los algoritmos, del deep learning, etc. nos va a permitir, por ejemplo, desarrollar productos personalizados y mejorar de manera exponencial las experiencias de cliente. Vamos a hacer cosas que ahora ni imaginamos”, aseguraba Suja.
“Yo prefiero hablar de tecnologías cognitivas, en cuanto que son capaces de aprender a hacer cosas nuevas a partir de una gran cantidad de información, pero hay que ser prudente para ver si son inteligentes”, puntualizaba Montse Guardia, directora de Digital Services Delivery del Banco de Sabadell. Guardia considera que la introducción de estas tecnologías en los servicios financieros se va traduciendo en pequeñas innovaciones que suponen mejoras y eficiencias, más que en servicios completamente disruptivos.
La asistencia al cliente es uno de los campos, que para Caixabank, se va a ver muy transformado en un futuro muy cercano por la IA. “En unos meses vamos a ver un montón de ‘bots’ de bancos que resuelven todo tipo de dudas”, añadía David Almendros, director de Inteligencia Artificial de esta entidad.
En la ciberseguridad también estas tecnologías van a poder ayudar a combatir amenazas y a prevenir ataques, como señaló Fernando Salazar, responsable de Ciberseguridad España de BBVA: “Estamos trabajando en un sistema basado en big data que pueda evaluar todo tipo de datos para tratar de prevenir posibles vulnerabilidades en los sistemas”.
No podían faltar también reflexiones sobre blockchain y su progresiva implantación en el mundo de la banca. Oliver Díaz, de BBVA, explicó que “más allá de las modas y de la atención mediática, es innegable que todo el sector bancario va a ganar simplicidad y eficacia gracias a la cadena de bloques, que al mismo tiempo nos abre la puerta para modelos de negocio disruptivos. Con blockchain vamos por buen camino, pero falta todavía mucho”.
Como aseguraron los expertos en Revolution Banking, “esto es una revolución que acaba de empezar. Si es la Revolución Francesa, María Antonieta todavía está tomando pasteles en Versalles”.