La actuación de los bancos centrales frente a la baja inflación
Uno de los principales retos a los que se han enfrentado los bancos centrales desarrollados en los últimos años es el de garantizar la estabilidad de precios. Una estabilidad que consiste en mantener la inflación en cotas cercanas al 2%. Sara Baliña, de BBVA Research, explica cómo influye el entorno de baja inflación en el marco de actuación de los bancos centrales.
El hecho de haber asistido a tasas de inflación inusualmente bajas -en un entorno de expansión económica y de políticas monetarias bastante acomodaticias- es probablemente lo que constituye la esencia del debate sobre la necesidad de reformular las políticas monetarias o los marcos de actuación de los bancos centrales.
El caso más destacado es el de la Reserva Federal (Fed), que se encuentra en pleno proceso de revisión de su marco de actuación, y de la que se esperan resultados a principios del próximo año. Desde la crisis de 2008, se ha reducido el nivel del tipo de interés de equilibrio, el que garantiza un cumplimiento de los objetivos de empleo e inflación del banco central y, a su vez, ha habido un aumento sustancial de los estímulos monetarios. En este contexto, si la Fed tuviera que afrontar un escenario de recesión económica, se encontraría con que dispone de muy poco margen de actuación para intentar generar inflación a través de las herramientas tradicionales de política monetaria, como la reducción de los tipos de interés de referencia.
¿Qué alternativas se barajan para la reformulación del objetivo de estabilidad de precios?
A la pregunta de qué debería de hacer la política monetaria en caso de que se enfrente a un escenario de recesión económica y tipos en cotas del 0%, la respuesta más o menos consensuada pasaría por mantener ese nivel, siempre y cuando, se tenga conciencia de que deberían de estar en niveles más bajos y, probablemente, en terreno negativo. Por lo tanto, cuando se inicie el proceso de recuperación económica y se aconseje subidas de tipos de interés, el banco central podría acomenter esas subidas de tipo no desde el nivel del 0%, si no desde esa referencia negativa más ficticia que, al final, mantendría los tipos de interés muy bajo durante mucho tiempo.
Las alternativas para que la Fed pueda converger hacia ese esquema es la reformulación de su objetivo de estabilidad de precios, sustituyendo el objetivo de inflación en el 2% por otras métricas, que podría ser una inflación promedio para un periodo determinado de tiempo o hablar de nivel de precios en igual de tasa de inflación o incluso de nivel de PIB nominal en vez de nivel de inflación.
Todo lo anterior iría orientado a influir en las expectativas de los agentes y, en este caso, la Fed se comprometería a permitir tasas de inflación por encima del 2% de forma más o menos persistente. Así, se podría compensar ese periodo tan negativo donde las tasas de inflación se situaron por debajo sustancialmente del 2%, una especie de compensación que afectaría a las expectativas de los agentes.
¿Qué retos plantean estas alternativas?
Estas alternativas plantean básicamente tres retos. El primero sería cómo se implementaría y, cuando se cambie el objetivo de estabilidad de precio, sería necesario hablar de qué periodo se tiene que tomar para fijar esa inflación promedio, o cuál sería el nivel de estabilidad de precios en base a un PIB nominal, por ejemplo. Sin embargo, es algo que no está testado y, por lo tanto, es un primer elemento que hay que sortear.
El segundo elemento es la credibilidad que le otorgaría los agentes a esta nueva estrategia de la Fed ya que, durante muchos años, ha tenido dificultades para conseguir el objetivo de inflación del 2% ya que esta reformulación del objetivo de estabilidad de precios podría tener éxito y hacer que los agentes lo interiorizasen como tal.
Por último, existe un tercer elemento que estaría más vinculado a una posible controversia, sobre todo en aquellos episodios donde realmente existen niveles de inflación más bajos. Sin embargo, esa reducción supondría subidas de tipos que podrían no ser la mejor receta para un escenario de desaceleración económica, lo que daría paso a hablar de problemas de injerencia política, pérdida de la independencia del papel de la reserva federal dando como resultado un entorno complicado de sortear. Pese a todo, habría que ver qué depara la estrategia de la Fed en los próximos meses.