Katmandú, punto de encuentro de alpinistas y viajeros
¡Ven, corre, súbete con nosotros a este rickshaw! Vamos a conocer los sitios que no te debes perder si visitas Katmandú. De la mano de Carlos Soria, seremos tu mejor guía de viajes.
La mejor zona para experimentar en tu propia piel el caos y la energía que desprende la capital nepalí es el barrio de Thamel, el más turístico pero donde se esconde la esencia de la ciudad. En sus calles se alojan la mayoría de los viajeros y cuenta con una gran cantidad de tiendas para comprar artesanía local, accesorios y ropa para trekking o souvenirs. Parada obligatoria es el mercado de Thamel, frecuentado por la población local que acude para comprar desde productos frescos hasta telas, inciensos o DVDs de dudosa procedencia. Es curioso pasear por la calle principal y experimentar ese caos ordenado de sus gentes, en un recorrido en el que prácticamente en su totalidad podrás ir encontrado WIFI gratuita.
Sin alejarse mucho, cerca del mismo barrio de Thamel, se encuentra la Plaza Durbar, también llamada Basantapur, situada frente al antiguo palacio real de Katmandú, considerado Patrimonio de la Humanidad. En la misma plaza las vacas sagradas, símbolo de la fecundidad y la maternidad en la cultura hindú, son tratadas como auténticas reinas.
Otro instantánea para la retina y para tu cámara de fotos la encontrarás en la Estupa de Swayambhunath, más conocido como el Templo de los Monos porque a su alrededor campan a sus anchas muchos de estos animales, considerados sagrados. Es un antiguo complejo religioso que se localiza en una colina y al que sólo se llega subiendo 365 escalones. Algo muy básico para los miembros de la Expedición BBVA, capaces de subir ochomiles.
Carlos Soria acaricia una de las vacas sagradas de la plaza de Dhurbar en Katmandú
Pero sin duda algo que te hará disfrutar y mucho de Katmandú es su variada y rica gastronomía. A Carlos Soria le encantan los diferentes platos típicos de la cultura nepalí, como por ejemplo el Dal bath (arroz cocido, sopa de lentejas, verdura y patatas). Pero si hay un sitio al que el experto alpinista no deja de ir en cada uno de sus viajes a Katmandú es el restaurante Fire and Ice, donde suele degustar sus exquisitas pizzas.