La familia de agricultores que revitalizó la tierra para producir fruta orgánica
Explotaciones Agrícolas Mas de Baix utiliza sondas de nitrógeno nítrico para el equilibrio del crecimiento de sus árboles, y sondas de humedad para optimizar los recursos hídricos. La utilización de esta tecnología y el compromiso con el medioambiente les ha valido el reconocimiento de BBVA y El Celler de Can Roca como uno de los diez mejores productores sostenibles de España en 2023.
Cuando la familia de Santiago Navarro y Rosa Segarra decidió convertir sus tierras a la agricultura ecológica, se encontró con un sendero sinuoso. Los campos —dedicados a la producción de melocotón, nectarina, albaricoque y paraguayo— estaban escasos de nutrientes y requerían de una intervención inmediata. “Era como tener un enfermo: necesitaban nitrógeno y agua vía intravenosa”, reconoce Segarra.
Se pusieron manos a la obra. Con ayuda especializada en técnicas innovadoras de cultivo lograron darle una nueva vida a Explotaciones Agrícolas Mas de Baix (en Tivissa, Tarragona). Esta producción, por sus sólidas prácticas sostenibles, así como su enfoque en el desarrollo rural, la continuidad generacional y la inclusión social, ha sido recientemente galardonada por BBVA y El Celler de Can Roca como uno de los diez mejores productores sostenibles del país.
Dar el volantazo no fue sencillo. Significaba empezar de nuevo y reescribir la historia de una empresa que se fundó en los años 80 del siglo pasado. Por aquel entonces, la familia de Santiago Navarro decidió mudarse desde El Prat de Llobregat, en las afueras de Barcelona, a Tivissa, un pequeño municipio rural de la comarca de la Ribera d'Ebre, en Tarragona, donde habían adquirido una finca con árboles frutales de hueso.
Hasta 2010, la tierra había sido cultivada con métodos agrícolas convencionales, utilizando pesticidas, herbicidas y fertilizantes sintéticos para maximizar los rendimientos y controlar las plagas. “El cambio fue por un motivo personal”, explica Segarra. “Mi esposo tuvo problemas de salud y se dio cuenta de que si consumía alimentos ecológicos, su salud mejoraba”, agrega. En la transición, la familia se dejó la piel. “Al principio fue abrupto y casi perdimos todos los árboles”, destaca. Sin embargo, con la tecnología lograron revitalizar las plantas.
La empresa decidió implementar sondas de nitrógeno nítrico para el equilibrio del crecimiento de los árboles, y sondas de humedad para optimizar los recursos hídricos en el riego de la plantación. “Es como cuando vas al médico y te hacen un análisis de sangre: a través de las sondas puedes evaluar el estado del suelo y determinar sus necesidades”, detalla Rodrigo Masip, técnico comercial de cultivos ecológicos en Conjuntfruit, la cooperativa a la que pertenece Explotaciones Agrícolas Mas de Baix, y que brinda apoyo y asesoramiento. Las sondas, agrega Masip, sirven para determinar el balance nutricional del árbol. “Ofrecen una medida. Es como si nos midieran los niveles de hierro”, añade el experto.
Tecnología y cuidado para la tierra
A partir de ese análisis, se decide si se requiere una técnica de mineralización del suelo para suministrar el nitrógeno y el agua que necesita la tierra. “Un exceso de nitrógeno puede causar desequilibrios en el árbol, lo que podría atraer problemas de plagas”, resalta Masip. La sonda de agua es importante porque ayuda a conocer la proporción idónea de oxígeno. Cuando se observa un campo, comúnmente se piensa en una zona compacta de tierra, pero no es así. En su interior puede haber entre un 30% y un 40% de aire que viene a través de los poros que hacen los gusanos o diferentes organismos. Si esos poros están saturados de agua, la planta puede desarrollar hongos o algún otro problema que impida su buen crecimiento.
“Con la sonda se le toma las medidas a las constantes vitales de la plantación”, señala el experto de la cooperativa. La tecnología contribuye al riego inteligente. “No es aquello de decir, creo que el suelo está seco y voy a regar. Con esta sonda el contenido de agua es más controlado”. Gracias a estas avanzadas técnicas, la plantación llega a producir entre 300.000 y 400.000 kilogramos de fruta de hueso ecológica al año.
Cuidar la tierra es una labor seria, pero hacerlo con dedicación y atención a cada detalle es un desafío colosal. Y el reconocimiento de BBVA y El Celler de Can Roca lo confirma. “El premio es un reconocimiento al esfuerzo de muchos años”, afirma Segarra. “En la zona, hemos sido pioneros en muchas técnicas que no se aplicaban en la fruticultura”, aclara. Actualmente, la empresa también utiliza envases compostables y reciclables para sus productos, obtiene parte de su energía a través de paneles solares, demostrando así su compromiso con un futuro más ecológico. Además, los residuos generados se depositan en puntos de recogida especializados, donde se transforman en nutrientes para un renacimiento amigable con el medio ambiente. Sumado a todo esto, el negocio familiar se ha diversificado con la apertura de un hotel rural (Mas de l'Illa) a finales de 2020.
Este hotel fue una iniciativa de los hijos de la familia Navarro Segarra a la que se unieron una hermana de Santiago y una sobrina de la pareja. El propósito del alojamiento rural es brindar a los visitantes una experiencia diferente y sostenible. “Muchas veces, las personas que nos visitan no están conectadas con la tierra, no saben, por ejemplo, cuándo se cosechan los diferentes tipos de frutas y desconocen la estacionalidad del producto”, explica la propietaria de Explotaciones Agrícolas Mas de Baix. Para ayudarles a descubrirlo, los menús de Mas de l’Illa se elaboran con productos de temporada: “Tratamos de ofrecerles productos de nuestra huerta (tomates, jugos de frutas de la finca). También tenemos una pequeña parcela para que la gente entienda cómo trabajamos”, afirma. A través de esta experiencia, de un huerto abierto a los huéspedes, las puertas del campo se abren a la sociedad. Y ello se valora.
BBVA y El Celler de Can Roca han premiado a los diez más destacados cultivadores sostenibles de España, por cuarto año consecutivo. Los galardonados, como Explotaciones Agrícolas Mas de Baix a lo largo de su historia, destacan tanto por sus ejemplares prácticas ecológicas, como por su capacidad de servir como catalizadores del desarrollo rural. La cuarta edición de estos premios ha congregado la participación de casi 150 productores provenientes de todas las regiones autónomas, marcando un incremento del 60% en las candidaturas en comparación con el año previo.