Fundación Banco de Alimentos de Madrid: la misión de asegurar comida a las personas vulnerables
La institución atiende a una media de 160.000 personas en la Comunidad de Madrid, donde el 15% de la población está en riesgo de exclusión social. La inflación de los alimentos ha provocado que cada vez sean más las personas que soliciten ayuda, a pesar de tener trabajo, porque no pueden llegar a fin de mes. BBVA Asset Management apoyó la labor de la Fundación Banco de Alimentos Madrid a través de la donación de 35.000 euros, dentro de la III Convocatoria Solidaria BBVA Fondo Futuro Sostenible. Este reconocimiento permitió que la fundación pudiera adquirir una furgoneta refrigerada y frigorífica, para el transporte seguro de los alimentos, y una cámara frigorífica en la delegación del Banco de Alimentos de Madrid en Alcalá de Henares.
“Ha llegado un camión con fruta”, dice Alberta Gómez, de 48 años, mientras aguarda su turno junto a un grupo de personas antes de que comience la distribución de alimentos. Salvo trabajos esporádicos como ayudante de cocina o haciendo labores de asistencia a personas mayores, Alberta lleva tanto tiempo desempleada como años hace que llegó a España procedente de Guinea Bissau, dejando allí a su marido y a sus hijos para buscar un futuro mejor. Desde entonces, cada quince días, cruza Madrid hasta un barrio del extrarradio, donde vive con su prima y dos amigos más, para recoger la cesta básica de alimentos proporcionados por el Banco de Alimentos de Madrid a la asociación Karibú.
“Damos comida a una media de 80 personas diariamente: 50 por la mañana y otras 30 por la noche”, cuenta Nicole Ndongala, directora de Karibú, “bienvenido” en lengua suajili. Desde hace tres décadas, esta organización sin ánimo de lucro atiende a personas migrantes subsaharianas y procedentes de otras partes de África ofreciendo servicios de clases de español y talleres de orientación sociolaboral o distribución de alimentos. “La alimentación es un derecho humano. No comer bien provoca enfermedades. Para evitar esto, todo el mundo puede colaborar a través del Banco de Alimentos”, detalla.
Cada martes reciben camiones con verdura y fruta de temporada distribuidos por el Banco de Alimentos de Madrid, una institución que atiende a una media de 160.000 personas inscritas en 568 organizaciones, como Karibú. Esta colaboración es posible gracias a la labor de 400 personas, la mayoría voluntarios, que trabajan en las cuatro sedes distribuidas por toda la comunidad autónoma, donde el 15% de la población está en riesgo de exclusión social. “Esto es que una de cada seis personas de la Comunidad de Madrid está en la pobreza o en riesgo de estarlo. Así que las ayudas siguen siendo muy necesarias, ya sea por parte de empresas o de particulares”, asegura Mila Benito, patrona y directora de marketing de la Fundación Banco de Alimentos de Madrid.
Además, las personas registradas en Karibú reciben comidas periódicas bien en forma de cestas básicas con productos variados, que aseguran una dieta equilibrada para familias en situación de riesgo; o bien a través de alimentos que no necesitan ser cocinados, como fruta, sardinas, leche o galletas, para complementar las necesidades de las personas sin hogar atendidas diariamente en los comedores sociales.
Los voluntarios de Karibú se encargan también de proporcionar alimentos aptos para personas con enfermedades crónicas, como la celiaquía. “El Banco de Alimentos también nos ayuda cuando tenemos alguna urgencia, pero también se terminan los productos que nos envían”, explica Nicole Ndongala, en referencia a la actual precariedad que viven las personas en situación de vulnerabilidad.
Banco de Alimentos: esencial en momentos de crisis
La crisis en la producción de alimentos, producto de la invasión rusa en Ucrania y agravada por la inflación actual, ha visto mermada las donaciones recibidas de particulares y empresas, también afectadas por la subida de precios.
“Este año se ha reducido la cantidad de alimentos. Se han eliminado la leche y el aceite, del actual programa FEAD (Fondo Europeo de Ayuda para personas desfavorecidas), que son esenciales y la cantidad de alimentos que se recibían a través de este programa europeo se ha reducido en 2023 a la mitad. Así que buscaremos estos productos mediante las compras que nos permitan las donaciones”, cuenta Mila Benito.
Además, “hay un nuevo perfil de persona que necesita ayuda por primera vez, que son personas españolas con hijos que trabajan, pero que no llegan a fin de mes por los altos precios de los alimentos y de la energía”, detalla Mila. Una situación que se remonta a 2020, cuando la pandemia de la COVID-19 aumentó en un 40% el número de personas que necesitan ser atendidas por esta institución.
Aquel año supuso un punto de inflexión. Hasta entonces, las necesidades estaban cubiertas mediante las donaciones recibidas, los suministros recuperados de la industria alimentaria y de las cadenas de distribución. De aquí se recolectaban (y se sigue haciendo) alimentos que no se comercializaban y que eran aptos para el consumo. También provenían de los excedentes de Mercamadrid, unidos a los alimentos donados por empresas mayoristas, por el Fondo de Ayuda Europea para las Personas Más Desfavorecidas (FEAD) y por a través de la “Gran Recogida” de noviembre, iniciativa anual por la que se recolectan alimentos donados por los propios madrileños en tiendas y cadenas de distribución.
Sin embargo, la pandemia obligó al Banco de Alimentos a comprar productos por el incremento de la demanda, que llegó a alcanzar un pico de 230.000 personas que necesitaban su ayuda urgente, “algo que está fuera de toda norma porque nosotros no podemos atender a tantas personas en condiciones normales”, explica Mila.
Antes y ahora, la contribución de instituciones, empresas y particulares es esencial para el éxito de la institución, cuya labor también asegura la sostenibilidad del ciclo alimentario.
Desde hace casi tres décadas, mucho antes de que se acuñase el término economía circular, esta fundación vuelve a poner los alimentos en la cadena alimentaria para que lleguen al consumidor final. Solo en 2022, más de la mitad de los 22 millones de kilos distribuidos son alimentos que habrían sido desechados de no ser por su actividad. De esa forma, se previene el desperdicio de comida, que en España asciende a los 173 kilos por persona, y se evita un proceso de destrucción caro y contaminante para las empresas del sector.
Parte importante del éxito de la economía circular que promueve el Banco de Alimentos se sustenta en la sensibilización de personas y empresas. “Explicamos lo que los ciudadanos pueden hacer, como no servir en el plato lo que uno no se va a comer o no tirar lo que está en buen estado... Creemos que estos son valores que hay que desarrollar desde la infancia”, explica Mila Benito, en referencia a los talleres de sensibilización en centros educativos.
BBVA Asset Management ha apoyado la labor de Banco de Alimentos a través de la III Convocatoria Solidaria BBVA Fondo Futuro Sostenible; iniciativa de la gestora de fondos de la entidad para apoyar y colaborar con proyectos solidarios que aspiran a construir un futuro mejor. Desde que se lanzó la convocatoria en 2019, BBVA AM ha donado un total de tres millones de euros repartidos entre más de 74 proyectos.