Eva Herrero: "Para reducir la desinformación debemos llegar a los jóvenes a través de lo audiovisual"
Todos los días comprueba lo difícil que es para los más jóvenes diferenciar una noticia real de un bulo. Por eso, Eva Herrero, profesora de la Universidad Carlos III de Madrid, busca las razones que explican porqué chicos y chicas están tan mal informados y apuesta por la alfabetización mediática en la educación secundaria como solución a la otra gran pandemia del siglo XXI, la de la desinformación. Herrero cree que, además de acompañarlos y asesorarlos, hay que encontrar la forma de conectar con los más jóvenes a través de canales audiovisuales, porque es allí donde ellos se informan.
Eva Herrero ha sido siempre una persona muy observadora. Cuando algo le inquieta no para hasta encontrar una explicación. Desde hace años, esta investigadora madrileña está especialmente preocupada por la forma que tienen los jóvenes de informarse. Licenciada en Periodismo y Psicología, Herrero es profesora de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III y subdirectora del Máster en Periodismo de Agencia que imparte esta universidad madrileña en colaboración con la Agencia EFE.
Cada día contempla en el aula cómo manejan la información los más jóvenes y sabe que muchos de estos estudiantes de Periodismo llegan a la universidad prácticamente sin saber diferenciar entre una noticia real y un 'fake' y sin tener la rutina de informarse a diario.
Desde que comenzó a dar clases ese hecho le intranquiliza. Y no solamente por sus alumnos. ¿Por qué los jóvenes, en general, no están bien informados? ¿Qué les hace a muchos de ellos carecer de espíritu crítico? ¿No les enseñan en el colegio a informarse de una manera correcta? ¿Acaso eran los propios profesores los que no sabían hacerlo y por eso no podían enseñar a los alumnos las claves para hacer sonar todas las alarmas cuando les llega una noticia falsa al móvil?
Se hacía muchas preguntas y necesitaba darles una respuesta empírica. En 2020 solicitó una de las Becas Leonardo de la Fundación de BBVA para estudiar la forma en que los estudiantes se relacionan con los medios y las redes sociales. Y la consiguió. Desde entonces está investigando y descubriendo el poco rigor con el que muchos jóvenes eligen sus fuentes de información, un problema que cada vez se hace más evidente en la sociedad y que está empezando a convertirse en algo serio.
Es una realidad que los jóvenes no muestran demasiado interés por informarse y tampoco por comprobar si las noticias que reciben y difunden son ciertas. Eso, a la larga, puede acabar creando una sociedad con poco espíritu crítico y tan peligrosa como puede serlo cuando está desinformada.
“Partía de la hipótesis de que los estudiantes previos a la universidad no tenían espíritu crítico. Se enfrentaban a la misma cantidad de información que los adultos, pero sin tener nuestro 'background', nuestro conocimiento y experiencia. Me quise centrar en Educación Secundaria porque ese es el momento en el que empiezan a hacer uso del teléfono móvil”, explica Herreros, que reconoce que ya vamos tarde para explicarles cómo deben informarse de manera correcta.
“Durante mucho tiempo se ha hecho hincapié en el peligro de las redes sociales, pero lo que hay que hacer es darles pautas para que sepan qué es lo que consumen y qué es lo que comparten”
Eva Herrero logró en 2020 una beca Leonardo para investigar cómo se relacionan los jóvenes con los medios y redes sociales. - Fundación BBVA
Los jóvenes eligen informarse en TikTok
Lo cierto es que cada vez más personas evitan las noticias de manera deliberada. Están saturadas por el aluvión de información que hubo durante la pandemia, que dio pasó a la guerra de Ucrania y a la posterior crisis económica.
Esa ola de desconexión con las noticias afecta especialmente a los jóvenes, los que tienen una “conexión más débil” con los medios y que optan por informarse por redes como TikTok. Todo esto se desprende del Digital News Report 2022, una investigación realizada con 93.432 personas en 46 mercados mediáticos y llevada a cabo por los investigadores del Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo (Universidad de Oxford).
“TikTok se ha convertido en la plataforma de más rápido crecimiento en el informe de este año: llega al 40 % de los jóvenes de 18 a 24 años, y un 15 % de ellos la utiliza para las noticias. El uso es mucho más elevado en países de América Latina, Asia y África que en EE. UU. o el norte de Europa. Telegram también ha crecido significativamente en algunos mercados al ofrecer una alternativa flexible a WhatsApp, que es propiedad de Meta”, reza el informe.
Otro informe, elaborado por Pew Research Center en 2018, ya alertaba de que el 65 % de los jóvenes de entre 18 y 29 años reconocía recibir informaciones a diario a través de las redes sociales y el 37 % de ellos pensaba que estas ayudaban a las personas de su edad a encontrar información confiable.
Más recientemente, en agosto de 2019, una encuesta de SurveyMonkey and Common Sense Media confirmó que más del 75 % de los adolescentes estadounidenses de entre 13 y 17 años consumía YouTube, Facebook y Twitter para estar informados de la actualidad, frente a un 41 % que seguía utilizando medios analógicos y prensa digital, y un 37 % cuya fuente era la televisión.
Eva Herrero: “Hemos hecho entrevistas a profesores y estudiantes y nos hemos dado cuenta de que en la literatura se ha hablado siempre de alfabetización mediática, pero en la práctica no se hace". - Fundación BBVA
El origen de la falta de interés en las noticias
Tras analizar todos estos datos, Eva Herrero ha querido ir hasta el fondo de la cuestión. Su investigación Alfabetización mediática en la escuela secundaria ¿Cómo se enseña a los adolescentes a consumir información? trata de encontrar el origen de esta falta de interés por las noticias de calidad en los jóvenes y les ofrece recursos tanto a ellos como a los profesores para consumir información de manera apropiada.
“Hemos hecho entrevistas a profesores y estudiantes y nos hemos dado cuenta de que en la literatura se ha hablado siempre de alfabetización mediática, pero en la práctica no se hace. Al no ser una materia que esté incluida en el currículum de manera formal, depende mucho del profesor y de los conocimientos que este tenga. En algunos centros este tema es optativo, es decir, los alumnos lo tienen a su disposición en el temario y lo pueden tratar, pero depende mucho de las comunidades autónomas”, explica Eva Herrero.
Una guía de soluciones para profesores
La investigadora intenta con este estudio hacer una radiografía de cómo se informan los jóvenes para tratar de ofrecer soluciones a la desinformación que sufren. Ya ha creado junto con Maldita.es una Guía docente para el profesorado de educación secundaria. Esta guía quiere convertirse en una herramienta para los docentes en su trabajo diario de alfabetización y pone a disposición de toda la comunidad educativa un recurso de acceso abierto para que puedan incluir esta competencia en el aula, ya sea en sus asignaturas o en los espacios de tutorías.
Eva Herrero considera que la mejor forma de llegar a los jóvenes es a través de los medios audiovisuales. - Fundación BBVA
En la guía se encuentran contenidos que van desde distinguir géneros informativos o de opinión, algo necesario en la lucha contra la desinformación, hasta recursos para detectar bulos o noticias falsas y conocer los intereses y motivaciones para desinformar a la ciudadanía. La guía incluye ejemplos y enlaces a vídeos e infografías con un estilo dinámico y ameno que apuesta por las narrativas y recursos que mejor se adaptan al código comunicativo que manejan hoy en día los adolescentes. Además, se incluyen propuestas de actividades que se pueden llevar a cabo en el aula. En definitiva, un libro abierto repleto de herramientas para ayudar a los docentes a trasladar a los estudiantes todo lo que necesitan saber para no cometer el error de caer en las noticias falsas.
“Europa ya ha alertado en varias ocasiones de la importancia de que los menores estén bien informados, pero lo cierto es que llegó la pandemia y con ella todo se paralizó”, dice la investigadora. “Los jóvenes siguen consumiendo mucho audiovisual, muchas redes sociales… Y están en una edad en la que emocionalmente les gusta compartirlo todo. Por otro lado, la brecha es muy grande entre los referentes culturales de los profesores y los de los niños y eso tampoco ayuda. Las fuentes de información de los jóvenes son las redes sociales, la televisión y los amigos y familiares”.