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Apadrinaunolivo.org: oro líquido para revitalizar a la España vaciada

La iniciativa Apadrinaunolivo.org revitaliza un pueblo de Teruel con la recuperación de olivos y la aportación de mecenas. El proyecto permite apadrinar a los árboles a través de su página web, una plataforma que ha ayudado a crear puestos de trabajo y rehabilitar 15.000 olivos. La marca de aceite de esta iniciativa, Mi Olivo, fue galardonada por BBVA en la III edición de los Premios a los Mejores Productores Sostenibles de España.

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Oliete es un pueblo de Teruel que a finales de los 90 y principios de los 2000 rondaba el medio millar de habitantes censados. Aupado sobre una colina a orillas del río Martín, esta pequeña localidad goza de una dilatada historia y un rico patrimonio cultural (como el poblado ibérico de El Palomar, construido en el siglo III a.C, o las pinturas rupestres del Frontón de la Tía Chula, declaradas Patrimonio de la Humanidad).

Esta zona del Bajo Aragón, que ahora es un ejemplo de la España vaciada, contaba desde el siglo XVI con una economía pujante basada en la producción de  aceite de oliva. Sin embargo,en las últimas décadas el éxodo rural ha comenzado a hacer mella en la población de Oliete y el municipio comenzó a presagiar la posibilidad de quedar abandonado en unos años si no daban con una idea para detener esta sangría migratoria. Para tratar de frenar esta tendencia, en 2014 nació la iniciativa Apadrinaunolivo.org, que reúne a 7.000 personas que con una aportación anual crean trabajo estable con la recuperación de estos árboles y la producción y venta de aceite.

La chispa del proyecto nació en un año de buena cosecha de oliva, cuando Alberto Alfonso, originario del pueblo, se dio cuenta de que se encontraba solo recolectando este fruto. La zona cuenta con casi 100.000 olivos, —algunos de ellos tienen 800 años de historia— y casi todos estaban abandonados. Los jóvenes habían migrado en búsqueda de trabajo y Alberto tenía claro que si nada cambiaba, el pueblo pasaría a ser fantasma en 15 o 20 años. La respuesta al problema la tenía en los fardos que iba llenando con olivas de la variedad Empeltre y una minoría Arbequina, las dos más características de la comunidad de Aragón. El oro líquido era la salvación.

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Oliete es un pueblo de Teruel que ronda el medio millar de habitantes censados. - Apadrinaunolivo.org

El proyecto fue cofundado junto a Sira Plana, Adrián Martín, José Alfredo Martín, Alberto Alfonso Pordomingo y Pablo Nieto, y permite apadrinar olivos abandonados a través de la web, bautizarlos y visitarlos siempre que se quiera. El precio es de 60 euros anuales —el 80% es desgravable— y con ese dinero se contratan agricultores locales y atraen a nuevos pobladores para recuperar y trabajar el olivar abandonado, preservando el ecosistema y la estabilización de la población en la comarca. Como recompensa y agradecimiento, el padrino disfruta de dos litros de Aceite de Oliva Virgen Extra al año. Gracias a estas aportaciones ya se han creado 22 puestos de trabajo (el 60% son mujeres) y han recuperado 15.000 olivos.

Cada uno de estos árboles necesita de tres a cuatro años sin dar fruto para recuperarse y la aportación del padrino permite que, aunque el árbol no sea rentable, un agricultor pueda trabajar en él. “El olivo es un árbol emocional y sentimental y los benefactores de esta iniciativa crean un vínculo con él. Les contamos cómo va evolucionando, qué tratamiento se le está aplicando y les invitamos a que vengan a verlo”, cuenta José Alfredo Martín, cofundador del proyecto. Por el pueblo pasan 3.000 personas al año a conocer los olivos, conocen la problemática y la transmiten de boca-oreja cuando regresan a sus ciudades, logrando captar a más padrinos.

Apadrina un olivo

Los padrinos resultan una pieza crucial en este proyecto de revitalización de la España vaciada. - Apadrinaunolivo.org

Dos años después de arrancar el proyecto dan un paso decisivo y crean una almazara 100% solar y fundan una marca de aceite que bautizan como Mi Olivo, que resultó ganadora en la III edición de los Premios a los Mejores Productores Sostenibles de España, promovidos por el BBVA. El galardón reconoce a proyectos que contribuyen a la protección medioambiental, la alimentación saludable y criterios sociales vinculados a la sostenibilidad. La creación del molino de aceite nace impulsada por el sobreesfuerzo que estaban haciendo pequeños agricultores, que son en su mayoría gente mayor, con productividades bajas de oliva, ya que tenían que conducir hasta una almazara a casi tres horas del pueblo.

Un modelo sostenible y justo

Ese obstáculo suponía más abandonos y falta de motivación. Como respuesta, la plataforma Apadrinaunolivo.org creó el molino de aceite y comenzó a ofrecer formación y un precio justo por las olivas de estos campesinos para que su explotación fuera viable económicamente. A cambio piden un producto de calidad a unos 200 agricultores que se han sumado a la iniciativa trabajando o cediendo sus tierras. Su puesta en marcha también tuvo un impacto social, ya que el único colegio de Oliete pudo permanecer abierto gracias a la matriculación de un niño de una familia que se mudó al pueblo por el trabajo producido en la almazara. “Cuando buscamos gente nueva, tenemos las puertas abiertas para todo el mundo”, recuerda Martín.

En 2022 pasaron de vender 40.000 litros a 5.000 debido a la ola de calor, que quemó los olivos. Pero el proyecto se mantiene sostenible gracias a las aportaciones de los padrinos, la diversificación de la marca y las experiencias que venden.

El último capítulo de  esta historia se empezó a escribir hace apenas dos años. En Alacón, uno de los pueblos vecinos, contaban con una huerta abandonada donde tradicionalmente se cultivaban verduras y hortalizas y se elaboraban conservas vegetales de puerro y alcachofa, que se asaban con los restos de poda del olivar y se conservan en aceite. “El alcalde nos comentó si podíamos hacer algo. Cultivamos en torno a una hectárea de estos dos vegetales y, a través de la marca Mi Huerto, los vendemos conservados en nuestro aceite. Nuestro proyecto no solo depende de vender aceite”, cuenta Martín, que adelanta que pretenden sacar una línea a la venta de escalivada. El futuro está en ver una nueva semilla crecer.

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