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Alis Canarias: cómo sembrar vida sobre las cenizas de un volcán

El 19 de septiembre de 2021 el volcán Tajogaite hizo erupción en la isla de La Palma, sacudiendo la tierra y atemorizando a sus habitantes durante 85 días. Alis Canarias decidió dar una respuesta acorde a las circunstancias, iniciando un conjunto de acciones destinadas a cuidar de las personas y de su espacio vital. La entidad social puso en marcha con ‘Taburiente 2022’, un programa que emplea a personas de colectivos vulnerables del valle de Aridane para mejorar la sostenibilidad e impulsar la regeneración del ecosistema insular gravemente afectado por la erupción. BBVA Asset Management apoyó la labor de Alis Canarias a través de la donación de 35.000 euros, dentro de la IV Convocatoria Solidaria BBVA Fondo Futuro Sostenible.

BBVA-la-palma

La idea era aprovechar este momento de reconstrucción para mitigar el avance del rabogato (Pennisetum setaceum) sobre las zonas afectadas por la erupción. El rabogato es una planta invasora procedente del noreste de África que se introdujo con fines ornamentales en los años cuarenta y que se ha aclimatado tan bien que ha llegado a colonizar paisajes y a expulsar a especies autóctonas, especialmente del ecosistema cardonal-tabaibal, tales como tabaibas, verodes, cardoncillos, guaidiles o bejeques. El objetivo era sustituirlo por flora endémica que se adapta perfectamente a suelos áridos y abruptos como los generados por las coladas de lava o sobre la ceniza, colaborando para ello con el vivero insular y empleando a personas desempleadas en especial dificultad del valle con experiencia en el mundo agrícola o forestal.

Para Daniel Gaínza, director de Alis Canarias, se trata de una iniciativa que denomina como circular, y que al mismo tiempo que ofrece oportunidades a las personas lo hace para los espacios de convivencia con la naturaleza, protegiendo la biodiversidad e incorporando la educación ambiental como un elemento fundamental.

Una acción estable en el tiempo

El programa 'Taburiente 2022’ (la caldera homónima, conjunto de la reserva de la biosfera y parque nacional, es uno de los emblemas de La Palma) se presentó a los premios BBVA Futuro Sostenible. “Buscábamos desarrollar de manera más sistemática y estable en el tiempo una acción que ya hacíamos de manera voluntaria y esporádica”, detalla Gaínza. Resultó ganador, y los 35.000 euros del galardón le están permitiendo cumplir su objetivo.

Desde octubre hay dos auxiliares trabajando, con contrato indefinido, en la erradicación del rabogato, gracias a ‘Taburiente’. “Están a media jornada, y lo que tratamos es dotarles de nuevas destrezas y experiencias que les sirvan de trampolín a otras oportunidades laborales”, explica Gaínza. Si el programa consigue más financiación, estos puestos de trabajo se consolidarán, e incluso podrán aumentar, añade.

En paralelo, y como parte del proyecto, la entidad lleva a cabo actividades de educación ambiental con dos colegios públicos de la zona, y próximamente espera colaborar con un tercero. “Concienciamos a los niños y niñas sobre la fragilidad de los ecosistemas, y la importancia de cuidarlos. Les mostramos cómo pueden quitar el rabogato que crece al lado de sus casas o colegios”, apunta Gaínza, haciendo hincapié en que hay que ser cuidadosos a la hora de arrancar estas plantas, ya que las espigas y las semillas se esparcen muy fácilmente, favoreciendo su expansión.

Alis Canarias se coordina en sus salidas con la plataforma ‘Sin Rabogato’, que proporciona parte de las bolsas de papel en las que se recogen los ejemplares arrancados. También hace lo mismo con los ayuntamientos de El Paso, donde se encuentra el punto limpio al que las llevan, y de Los Llanos de Aridane, que apoyó por escrito la candidatura de ‘Taburiente’ a la Convocatoria Solidaria BBVA Fondo Futuro Sostenible de BBVA Asset Management. Asimismo, hace lo propio con el Cabildo y el vivero insular, de donde salen las especies autóctonas con las que se repueblan estos espacios comunitarios. “Estamos siendo útiles, eficaces y eficientes en el uso de estos fondos”, se enorgullece Gaínza.

Atención domiciliaria, enfoque holístico

La entidad nació en las islas ante la necesidad creciente de atender a colectivos vulnerables, también a sus cuidadoras. Personas con discapacidad, mayores, menores, apoyados en sus casas y entorno familiar. “Nuestro objetivo, en el caso de las personas con pérdida de autonomía, es ayudarles a cumplir su deseo de la permanencia en el hogar. Esto supone un cambio en el modelo de cuidado e implica un trabajo holístico, integral”, hace notar Gaínza.

Actualmente, da servicio a 35 familias del valle de Aridane que cuentan entre sus miembros con alguna persona con discapacidad, y a otras 12 que están afectadas a causa de la erupción, a las que se ofrecen facilidades para la conciliación familiar mediante actividades de rendimiento escolar y de ocio educativo, tanto grupales como a domicilio.

El personal contratado de Alis Canarias asciende a 16 profesionales, cuatro de ellos en La Palma: los dos técnicos forestales que arrancan rabogato, una psicóloga y una coordinadora que dirige las actividades a domicilio; además está prevista la incorporación de una técnico de familia. A ellos se suman las personas voluntarias.

Sin agricultura ni turismo

En los tres municipios del valle de Aridane —Los Llanos de Aridane, Tazacorte y El Paso— se concentra la mitad de los habitantes de La Palma, que vieron cómo la lava les arrebataba sus dos principales fuentes de subsistencia: la agricultura (sobre todo plátanos, flores y aguacates, entre otros) y el turismo. “Las plataneras han quedado arrasadas y Puerto Naos, que es el principal enclave turístico de la zona, sigue cerrado”, describe Gaínza.

“Nuestra intención es que ‘Taburiente’ no se detenga, sino que más empresas e instituciones den el paso para que haya futuro. No queremos parches temporales. Los proyectos medioambientales y sociales han de tener continuidad”, exhorta Gaínza en nombre de su asociación, defensora del papel protagonista que juega la economía social para lograr un cambio en el modelo productivo del archipiélago, “haciéndolo más justo y sostenible”. Un lugar, declara, “donde las personas estén por encima de cualquier interés económico”.