Jordi Roca termina en Colombia su búsqueda del mejor cacao del mundo
El mejor repostero del mundo visitó Santa Marta y Pauna para conocer los cultivos de los indígenas arhuacos y de clientes de Bancamía, la entidad en Colombia de la Fundación Microfinanzas BBVA.
Jordi Roca, considerado el mejor repostero del mundo, ha culminado en tierras colombianas su viaje por Latinoamérica a la búsqueda del mejor cacao para elaborar sus postres, en un proyecto en colaboración con National Geographic y BBVA. La visita del cocinero español le llevó a conocer los departamentos de Magdalena, Guajira y Boyacá, donde tuvo la oportunidad de probar las diferentes variedades que se cultivan en Colombia, algunas de las cuales se están haciendo sitio en el mercado internacional.
El chef catalán comenzó su gira colombiana visitando diversas plantaciones en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta. Allí, Jordi Roca, acompañado por su esposa, la heladera mexicana Alejandra Rivas, conoció a la japonesa Mayumi Ogata, una experta chocolatera que lleva más de una década mejorando la producción de los agricultores colombianos, especialmente de los indígenas arhuacos, cuyos chocolates ya están siendo adquiridos por importadores europeos y asiáticos.
En su visita a los nativos arhuacos, el repostero de El Celler de Can Roca -embajador de BBVA desde 2013-, aprendió sus costumbres, que se basan en el respeto y cuidado a la naturaleza y se reflejan en sus vestimentas completamente blancas en homenaje a la Sierra Nevada que les proporciona el sustento. Además, con el mar Caribe al fondo, valoró los distintos tipos de frutos que cultivan, especialmente el apreciado cacao blanco, cuya variedad con 100% de pureza se puede encontrar en algunas zonas de la montaña.
“Me ha impresionado mucho comprobar cómo los arhuacos han superado la época de dificultad y de desplazamiento que sufrieron en el pasado. Observar cómo el cacao les ha ayudado a mejorar su forma de vida me anima mucho. Creo que el cacao colombiano tiene un gran futuro”, explicó Jordi Roca en Santa Marta.
Jordi Roca y Mayumi Ogata preparan chocolate en un poblado arhuaco - BBVA
Después de abandonar el departamento de Magdalena, el menor de los hermanos Roca se dirigió hacia Boyacá, donde conoció la labor de Bancamía, entidad de la Fundación Microfinanzas de BBVA, que tiene numerosos clientes productores de cacao en diversos lugares de Colombia. Entre ellos está Exelino Sierra, agricultor de Pauna al que el cacao y los microcréditos de Bancamía le han cambiado la vida.
Vivir para sobrevivir
Exelino vivió para sobrevivir, según sus propias palabras, hasta que tuvo 15 o 20 años. Su padre falleció siendo él un niño, lo que le obligó a abandonar la escuela y trabajar en el campo. Con el tiempo, la violencia y el narcotráfico llegaron a Pauna, y a Exelino no le quedó más remedio que adaptarse: “Durante un tiempo me dediqué a trabajar con la coca, pero mis hijos eran pequeños y no quería tener que huir cada vez que venían las autoridades. Dejé de lado mis cultivos porque daban menos dinero, pero vivía asustado, y yo no quería vivir así. Cuando llegó la erradicación fue cuando me decidí por el cacao”, recordó bebiendo un chocolate junto al cocinero.
A sus 50 años de edad, Exelino piensa que su vida ya va por mejor camino: tiene seis hijos, una casa en ampliación, y 5.000 plantas de cacao. El campesino se dedica por entero a cultivar con mimo cuatro hectáreas frondosas y húmedas, enmarcadas por un paisaje de valles y cerros de hasta casi 1.000 metros de altitud, el límite habitual para el cultivo de cacao.
Gracias a los microcréditos de Bancamía, Exelino Sierra está cumpliendo su sueño de trabajar para que sus hijos tengan una vida mejor que la suya. Junto a su inseparable machete, acompañó a Jordi Roca a visitar su plantación, que ha ido creciendo con los años gracias a su esfuerzo y a la ayuda de algunos de sus hijos. “Estoy muy agradecido a Bancamía porque ha ayudado mucho a mí y a otras familias. Mi sueño es dejar un hogar digno a mis hijos, para que no tengan que pasar por las privaciones que yo sufrí. Espero seguir cultivando un cacao con cada vez mejor calidad, y así poder ir mejorando poco a poco mi vida y la de mi familia”, concluyó Exelino Sierra.