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¿En qué invertir a los 30, 40, 50, 60 o más años?

Aunque no se trata de aquello de 'café para todos', sí es verdad que existen unas pautas que condicionan el ahorro de las personas según su edad.

Fotografia de jubilación, pensiones, Seguridad Social, España, Baby boomers, RECURSO, anciano, tercera edad

Por un lado, a medida que las personas envejecen, se hacen más conservadoras con las inversiones. Por otro, el ahorro se acentúa cuando se han superado las grandes inversiones que se suelen acometer en edades más tempranas y se acerca el fin de la vida laboral.

Así, las dos grandes líneas que marcan el ahorro son la compra de vivienda y el ahorro para la jubilación. Y una marca la otra. En la medida en que la capacidad financiera se vea limitada por los pagos de una hipoteca, el inicio del ahorro para la jubilación (completar las pensiones públicas que correspondan) será más tardío y obligará a asumir más riesgos para alcanzar el nivel de comodidad económica adecuada.

Por eso, los expertos recomiendan empezar a ahorrar cuanto antes pensando en el fin de la vida laboral (65 ó 67 años ahora). Para ellos, en mayor o menor medida, los treinta años son la edad adecuada para empezar a ahorrar.

Y en qué invertir con treinta años...

Si se empieza a ahorrar a una edad temprana, se pueden permitir riesgos que no deberían permitirse cuando se acerca el momento de recoger los frutos de ese ahorro. Con la jubilación a treinta años vista, una cartera de inversión ponderada, con renta fija (más conservadora y menos rentable) y renta variable (más arriesgada y más rentable), podría decantarse hacia la segunda.

En los primeros años de un ahorrador, el objetivo es incrementar el capital, mientras que en las últimas etapas de su vida, el objetivo ha de ser la preservación del mismo. A medida en que se acerque el momento de disfrutar de lo obtenido, el riesgo ha de estar cerca de cero para no estropear todo lo realizado hasta ahora.

Por eso, uno de los mejores métodos de distribución de activos, por su simplicidad y dinamismo, es el llamado método Bogle, que debe su nombre a John Bogle, un reputado inversor y experto financiero estadounidense. La filosofía del experto se plasmó en el libro Bogleheads' Guide to Investing, que escribieron Taylor Larimore, Mel Lindauer y Michael LeBoeuf en 2006 recogiendo sus ideas.

“Método Bogle”

La recomendación principal del analista financiero es diversificar el ahorro entre renta fija y renta variable para equilibrar anualmente el baremo riesgo-beneficio, según el cual, el riesgo sólo se justifica en la medida en que nos permita obtener más beneficio.

Como la aversión al riesgo se incrementa con la edad, con los años, el porcentaje de la cartera que debería estar en la parte de inversiones arriesgadas debería reducirse. ¿Cuánto? Para Bogle, los inversores deberían tener un porcentaje equivalente a su edad en renta fija. Para un ahorrador de menos de 40 años, un 30% en bonos sería lo correcto, mientras que para otro cercano ya a los sesenta, la parte total en renta fija debería ser más de un 50%.

Además de este equilibrio entre renta fija (por ejemplo, bonos) y renta variable (acciones), el sistema tiene la ventaja de que es dinámico, pues explica cómo, en las revisiones periódicas de las inversiones, se debe ir modificando la cartera, independientemente de los ciclos de mercado.

Por otro lado, Bogle recomienda construir la cartera con fondos de inversión para aprovecharse de las ventajas fiscales y de la diversificación que ofrecen (geográfica, sectorial, activos, etc.), así como de la gestión de los profesionales expertos en cada categoría. Finalmente, el sistema sugiere que la inversión se mantenga enfocada hacia el objetivo a largo plazo y no se modifique con los vaivenes del mercado.