'Startups' de impacto social: cómo ser rentable y cambiar el mundo
Ya no llega con sólo hacer negocios. Una de las tendencias en el panorama empresarial es, además, tener un impacto beneficioso en la sociedad. La clave está en cómo conseguir hacerlo rentable.
Financiar empresas con valores sociales, medioambientales, educativos o saludables. Y que sea rentable. Con esa aspiración nació la fundación Ship2B, que promueve proyectos tecnológicos de alto impacto social, o programas como BBVA Momentum, que apoya a emprendedores que planteen soluciones innovadoras y sostenibles a problemas sociales y medioambientales.
Xavier Pont, cofundador y creador de la catalana Ship2B, que participó en el evento 'Invertir en tecnologías que cambian el mundo' en Madrid, defiende que “es compatible ser sostenible y tener rentabilidad”.
La inversión de impacto social en el mundo “es muy pequeña”, explica Pont. El emprendedor destaca que en un mercado financiero mundial de en torno a 193 billones de dólares, la inversión socialmente responsable (ISR) es de 7 billones de dólares y la inversión de impacto representa 114.000 millones de dólares. La diferencia entre la ISR y la inversión de impacto es que la primera se centra en minimizar el impacto negativo de las inversiones y la segunda financia proyectos de impacto positivo.
Pont destacó el modelo anglosajón: “Reino Unido nos lleva 15 años de ventaja, empezaron con aceleradoras, incubadoras, fondos y consultoras”, señaló, que incidió en la importancia del apoyo estatal. “En un momento dado, estos inversores” -explicó el cofundador de Ship2B-, “consiguen que el Gobierno apueste de una manera decidida por la inversión de impacto y el emprendimiento social”.
De izquierda a derecha: Guillermo Sarrias (Ship2B), Xavier Pont (Ship2B), Javier Martín (Loogic) y Nacho de Ramón (Sincrolab).
Para el emprendedor la “decisión histórica de destinar buena parte de dinero de la lotería para fomentar el emprendimiento social provocó una verdadera revolución en este tipo de inversiones” en Reino Unido. La institución financiera independiente Big Society Capital es un ejemplo de éxito de inversión social en el país.
Algo que no existe en España: “Aquí tenemos un ecosistema emergente pero estamos en una fase incipiente. No existen fondos regulados de inversión de impacto. Tenemos que conseguir apoyo local, autonómico y estatal”, argumentó. Volviendo al mundo anglosajón el fundador recalcó que allí “ya se ha creado un mercado secundario de empresas sociales”.
Reforzar este ecosistema es uno de los objetivos de BBVA Momentum, que cumple este año su sexta edición. Por primera vez participan emprendedores de cinco países —España, México, Estados Unidos, Colombia y Turquía— con proyectos que aspiran a cambiar el mundo. De las 700 candidaturas, 87 han sido seleccionadas y durante siete meses reciben formación y 'mentoring' de especialistas del banco para desarrollar su proyecto.
Tecnología, emprendedores e impacto
Porque uno de los grandes retos es conseguir una rentabilidad financiera razonable con un impacto social claro. Este es también el objetivo de otro de los participantes en el evento, Nacho de Ramón, CEO de Sincrolab, plataforma que desarrolla inteligencia artificial para la estimulación cognitiva de los pacientes.
Este proyecto surgió cuando los científicos e ingenieros de la empresa “vieron que cerca del 40% de los pacientes con traumatismo y daño cerebral no recibían el tratamiento adecuado”. Este es, para Pont, un ejemplo de modelo de impacto social. “Para nosotros existe un triángulo mágico que engloba tecnología, emprendimiento e impacto social. Si los emprendedores sociales se alían con el sector científico y tecnológico y colaboran se pueden generar infinidad de proyectos valiosos”, remachó el innovador catalán.
Y aunque la inversión de impacto aspira a ser rentable y sostenible tampoco hay que olvidar el por qué se hacen las cosas: “A la hora de definir el impacto social necesitamos ver en los emprendedores lo que les motiva. No solo vale que lo que ponen en marcha sea social, necesitamos ver que les mueve algo más, que hay una intencionalidad clara de querer cambiar la sociedad”.