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Planeta> Medioambiente 04 nov 2016

Seis motivos que justifican el resurgir de la economía colaborativa

¿Qué ha sucedido para que la economía compartida se haya convertido en todo un fenómeno? La idea inicial basada en comunidades que comparten recursos para mejorar servicios y limitar el impacto en el medio ambiente ha evolucionado y resurgido en los últimos años gracias al éxito de startups como Uber, Airbnb o Taskrabbit. Distintos expertos nos explican por qué.

¿Cuáles son los motivos del éxito de la economía colaborativa? Dentro de ella tenemos diferentes tipos como la recirculación de productos (ebay o Wallapop), el intercambio de bienes (bancos de tiempo), la optimización de usos activos (BlaBlaCar o HomeStay) o la construcción de conexiones sociales (crowdfunding), y todos han experimentado un ascenso increíble en sus prácticas. Luis Tamayo, experto en economía y cultura colaborativa, y Julio Gisbert, experto en bancos del tiempo y autor del libro ‘Vivir sin empleo’ revelan algunos factores de este boom:

1. La proliferación de la tecnología

La tecnología ha permitido escalar la confianza y el volumen de lo que ya se venía haciendo en pequeños círculos (amigos, familia…), y sin duda es una de las principales causas de este progreso de la economía compartida, explica Tamayo. También Gisbert está de acuerdo en que el desarrollo tecnológico, y sobre todo de los móviles, ha tenido mucho que ver en el resurgir de este fenómeno. Dentro de él, “la geolocalización ha favorecido su éxito”.

2. La situación económica

También hay un motivo propiamente económico: la crisis. “Ante recursos limitados, el hecho de poder compartir en vez de comprar o adquirir es mucho más asequible a un mayor número de gente”, explica Gisbert. Para él, por culpa de la crisis y de los recortes, el sistema de bienestar ha quedado debilitado y, por eso, los bancos de tiempo (y estas nuevas empresas) han intentado solventar la situación y cubrir sectores donde el sistema de bienestar no llega.

El grueso de usuarios de este tipo de plataformas y generalizando, es de 25 a 35 años, algo lógico teniendo en cuenta su poder adquisitivo

Para Tamayo, por su parte, “la crisis ayudó con la adopción del fenómeno gracias al crecimiento de la conciencia de ahorro”, pero no es causa directa. Más bien forma parte de su gran explosión en 2010 y sus causas son diversas. “Para el usuario de las plataformas colaborativas fue la oportunidad de ahorrar o generar unos ingresos extras, además de probar una experiencia de servicio diferente, entre particulares”, afirma. Por otro lado, reconoce que los emprendedores descubrieron un modelo de negocio que les permitía “ofrecer algo innovador con posibilidades de impacto social positivo”.

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Ante recursos limitados, el hecho de poder compartir en vez de comprar o adquirir es mucho más asequible a un mayor número de gente

3.  Las redes sociales

Entre las causas del resurgir de este fenómeno para ambos no conviene olvidar el deseo social creciente de conectarnos y de pertenecer a redes. “Estamos hablando de una manifestación de la economía digital basada en el compartir. Las redes sociales fueron un entrenamiento donde aprendimos a desarrollar la capacidad de conectarnos y de confiar en desconocidos, desarrollamos unas habilidades de reconocimiento digital del otro, que han permitido el desarrollo masivo de la economía colaborativa”, explica Tamayo.

4. La prescripción user to user

Unida a las redes sociales se encuentra este otro factor: la prescripción entre iguales, que forma parte esencial de todas estas plataformas (BlaBlaCar, Airbnb, etc.) y sin las que no pueden concebirse ya. De hecho, según Tamayo, “el primer impulso de una persona que desconoce estas opciones y nunca las ha experimentado es de desconfianza. Sin embargo, el índice de satisfacción una vez realizada una experiencia colaborativa, presenta unos ratios muy altos y este es otro de los secretos de su expansión”, explica. Las apps, por otro lado, son el presente-futuro de muchas plataformas colaborativas de nueva generación.

5. Los millennials

La generación nacida entre los años 1982 y 2000, permanentemente conectados y con escasos recursos económicos, ha contribuido en gran medida en el asentamiento de este modelo económico. Julio Gisbert no duda en confirmarlo. Para él “pasa lo mismo que en la banca digital, ya que un millennial ya lo hace todo a través del móvil y ya no pasa por el banco”.

Para el sociólogo Luis Tamayo no cabe duda de que las nuevas generaciones marcan el futuro y afirma que “el grueso de usuarios de este tipo de plataformas y generalizando, es de 25 a 35 años, algo lógico teniendo en cuenta su poder adquisitivo”. Sin embargo, reconoce que plataformas veteranas y con un modelo asentado como puede ser Airbnb están creciendo en franjas de edad superiores, sobre todo mujeres.

6. Conciencia social

Muchos autores como Halina S. Brown y Philip J. Vergragt (en su ensayo ‘Innovations in Sustainable Consumption’, 2014) afirman que el aspecto ecológico es parte inherente a la economía compartida y que casi todas las empresas involucradas tienen entre sus premisas principales reducir su huella ambiental. Diversos estudios confirman también que los millennials tienen un deseo mayor que otras generaciones por ayudar a otros y contribuir a la sociedad, y eso hace considerar la conciencia social como otro factor a tener en cuenta.  Sin embargo, Gisbert piensa que la concienciación “ideológica” es, en realidad, minoritaria: “Existe, sobre todo en las redes de intercambio como los bancos de tiempo y otras redes. Estos sí están más ideologizados y en ellos hay otros componentes, pero en general creo que son minoritarios”.

Hoy, la economía colaborativa sigue creciendo muy rápidamente tanto en volumen como en inversión. Por supuesto, tiene mucho que ver con la transformación digital en la que nos encontramos y, como dice Luis Tamayo, “estamos pasando de una era industrial a una digital y la economía colaborativa es una de sus grandes manifestaciones”.