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¿Qué son las monedas digitales emitidas por bancos centrales?

Alejandro Neut, economista de BBVA Research, define las siglas CBDC (Central Bank Digital Currency) y explica el interés de los bancos centrales por las monedas digitales, concretamente del Banco Central Europeo.

CBDC es el acrónimo en inglés para monedas digitales emitidas por bancos centrales. El dinero digital existe de antes que Bitcoin. Por ejemplo, los depósitos en banco son dinero digital, y las reservas del sistema bancario en las arcas del Banco Central Europeo también son dinero digitalizado.

No existe un equivalente digital al dinero efectivo. Es decir, un activo digital con el respaldo de la autoridad monetaria pero de uso universal y anónimo. Esto significa que no existe un activo digital con garantías, accesibilidad universal y de uso automático sin conllevar una monitorización o burocracia adicional.

¿Qué interés tiene el BCE en emitir monedas digitales?

El interés es facilitar aún más los medios de pago en toda la zona euro, tanto en el mundo físico como en el mundo digital. Por ejemplo, si por circunstancias imprevistas uno se encuentra en medio de un país extranjero, digamos en el centro de algún país de Europa del Este, ¿con qué medio de pago preferiría uno contar? La gran mayoría, por buenas razones, preferiría contar con efectivo. El objetivo es entonces contar con un medio de pago digital con la misma eficacia que tiene el efectivo. Un pago con el que poder contar en cualquier circunstancia, tanto en el mundo físico como en el digital.

El Banco Central Europeo, al igual que otros bancos centrales, es muy receptivo a las propuestas internas y de mercado en innovación digital, pero al mismo tiempo es cauto al analizar con detalle las ventajas y desventajas de cada propuesta.

¿Por qué esta aprensión de los bancos centrales?

Los bancos centrales deben velar por la estabilidad financiera y llevan razón en preocuparse de que futuras soluciones digitales no interrumpan este buen funcionamiento. Una disrupción podría incluso poner en juego la misma efectividad de la política monetaria. Por ello, deben evitar la creación de un sistema bancario en la sombra, que es volátil por naturaleza, ya que no tiene las necesarias garantías ni regulación. Pero, más allá de cualquier volatilidad, es el sistema bancario tradicional el que facilita la intermediación para transformar demanda de liquidez, depósitos, en oferta de crédito (préstamos e inversiones, por ejemplo).

Entonces, es deber de todo banco central cuidar el buen funcionamiento del sector bancario, a través del cual se genera la intermediación para transformar depósitos en fuente estable de recursos para la inversión de toda economía moderna.