Qué es una 'blacklist' y cómo proteger la reputación digital de la empresa
En el vasto universo de la red, las 'blacklists' emergen como guardianes digitales, separando lo bueno de lo malo. Sin embargo, este sistema no está exento de imperfecciones y puede afectar a actores legítimos. Las empresas deben conocer a fondo las listas negras, desde las malas prácticas que las provocan hasta las estrategias para liberarse de sus ataduras.
En la arena empresarial, especialmente en el mundo digital, la reputación lo es todo. Las 'blacklists' son importantes para mantener la integridad de Internet, pero también pueden convertirse en un obstáculo para mantener la credibilidad y la confianza en una compañía. El Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) define una lista negra o 'blacklist' como un grupo de páginas web o direcciones de correo que han sido denunciadas previamente por tener un comportamiento fraudulento o por el envío de correo electrónico considerado como publicidad no deseada. Esto se traduce en que los usuarios que no han solicitado con anterioridad esos correos los reciben en su bandeja y los reportan como 'spam'.
ESET explica que las listas negras ayudan a bloquear el correo no deseado y a evitar malas prácticas, por lo que es importante conocer su funcionamiento para evitar caer en ellas por error o descuido.
Malas prácticas: motivos por los que se acaba en una lista negra
Existen una serie de malas prácticas o motivos por los que una web o dirección de correo electrónico es incluida en una 'blacklist'. Puede deberse al envío masivo de correos no deseados, a la presencia de contenido fraudulento en una web, a las direcciones IP compartidas con webs fraudulentas o los comportamientos ilícitos. Ante estas prácticas, las listas negras tienen el cometido de informar a los usuarios sobre estos comportamientos para que puedan tomar las medidas correspondientes para protegerse.
Por ejemplo, si se compra una lista de contactos, aumentan las posibilidades de enviar información a personas que no están realmente interesadas y de que lo reporten como correo no deseado, lo que hará que la dirección muy probablemente termine en una lista negra, según el INCIBE. Otra causa bastante común es que, a consecuencia de un ciberataque, un atacante consiga tomar el control de una cuenta de email de una empresa, y la utilice para realizar acciones ilegales que deriven en la inclusión del dominio en una lista negra.
Impacto en la reputación digital: más allá del bloqueo
El INCIBE aclara que el objetivo de las 'listas negras' es crear un filtro de seguridad para prevenir la amenaza a la integridad de los dispositivos y asegurar una experiencia de usuario satisfactoria. Para una empresa, estar en una lista negra no solo implica la incomodidad de ser bloqueado, sino que también tiene consecuencias en la reputación digital e implica perder recursos online:
- 'Email' y 'email' marketing. Si una web es incluida en una 'blacklist' verá mermados los efectos de sus campañas y envíos dado que muchos correos electrónicos jamás llegarán al destinatario, sino a una bandeja de correo no deseado.
- Posicionamiento en buscadores (SEO). Si una web está en una lista negra, afectará a la manera en la que se indexa en los motores de búsqueda y, como consecuencia, sus resultados empeorarán. Incluso pueden llegar a descender a las últimas posiciones de los buscadores.
- Limitaciones en la navegación. Si una web está en una lista negra, es posible que los posibles visitantes que traten de acceder desde una empresa no puedan hacerlo, porque los sistemas de seguridad de la empresa protegerán a ese usuario de un sitio que consideran peligroso. Asimismo, muchos navegadores de Internet tienen establecidos sistemas de alerta que avisan a los usuarios de que van a visitar una página sospechosa, de modo que muchos podrán decidir evitar esa visita.
¿Cómo salir de una lista negra?
En primer lugar, hay que comprobar si la empresa forma parte de una lista negra. Existen muchas páginas web a través de las que se puede averiguar si es así introduciendo el correo, el dominio o dirección IP, como Mxtoolbox o Spamhaus. También es posible comprobar la reputación de la IP o dominio, por ejemplo, en Barracuda.
Una vez verificada la inclusión en una de las listas, según Ionos, es recomendable encontrar el motivo del problema y resolverlo, para posteriormente contactar con la lista de 'spam' donde está incluida la empresa y solicitar la eliminación de la IP o dominio. Algunas de las principales 'blacklists' son Composite Blocking List, Barracuda o Spamcop.
El INCIBE también recomienda comprobar si el proveedor de internet del correo o de servicio del alojamiento web tienen protocolos seguros o tienen algún riesgo de ciberseguridad, asegurar que las contraseñas cumplen los estándares de seguridad, revisar la configuración DNS y corregir anomalías si se encuentran o averiguar si se ha sido víctima de algún tipo de vulnerabilidad, a través de páginas de análisis especializadas.
Buenas prácticas para evitar las listas negras
En cualquier caso, la prevención es la clave en la gestión de la información empresarial para evitar la inclusión en una 'blacklist'. El INCIBE y Mailchimp recomiendan algunas buenas prácticas para evitarlo:
- Correo electrónico. Se aconseja emplear direcciones de 'email' con dominio propio y solicitar a los usuarios que agreguen la dirección de correo electrónico.
- Dominios. Es importante realizar revisiones periódicas de los dominios y direcciones IP.
- Contenido. Es recomendable elaborar contenidos variados, atractivos y de alta calidad para que los usuarios los consideren contenidos valiosos y no simple 'spam'.
- Palabras 'spam'. Los mecanismos de detección de 'spam' filtran por palabras clave y términos como "enhorabuena", "compra ahora", "urgente" son desencadenantes para acabar en las listas negras.
- Lista de contactos. Debe estar actualizada y es imprescindible llevar a cabo un control riguroso de las cancelaciones de suscripción.
Conocer el funcionamiento de las 'blacklists' para evitar fallos que deriven en la inclusión de la empresa en una de ellas y aplicar estrategias de ciberseguridad digital que incluyan mejores prácticas ayudará a las empresas a construir y preservar su posición en el universo digital.