¿Qué es la Web3 y qué relación tiene con el metaverso?
La Web3 pretende recuperar la descentralización de los primeros tiempos de internet, reducir la dependencia de los usuarios de las grandes tecnológicas, devolverles el control de sus datos y que la red sea más segura, libre de ciberdelitos y caídas generalizadas del servicio. Basada en ‘blockchain’, es además la tecnología que da vida a los mundos inmersivos en 3D.
Cuando nació la Web, hace más de 30 años, estaba desorganizada y descentralizada. Aunque esto ha cambiado mucho en las últimas décadas, ahora una nueva versión de internet aspira a resucitar los servicios descentralizados: la Web3. Sus impulsores aseguran que esta evolución traerá consigo un internet más democrático, descentralizado, abierto y transparente.
La próxima evolución de internet
La Web1 era la web de solo lectura (‘read’) y se utilizaba para alojar páginas estáticas en internet. La Web2, el paradigma actual, es de lectura y escritura (‘read-write’), lo que permite a los usuarios interactuar con los servicios y alimentarlos de información. La Web3 será de lectura, escritura y confianza (‘read-write-trust’). A ello hace referencia Alfonso de la Rocha, profesor de la Universidad Europea, ingeniero e investigador en Protocol Labs, al explicar que por este motivo, mucha gente se refiere a la Web3 como el “Internet del Valor”.
La Web3 y toda la tecnología desarrollada a su alrededor pretenden disminuir nuestra dependencia de las grandes tecnológicas y su infraestructura, “reduciendo las barreras de entrada para pequeños actores y permitiéndonos a los usuarios finales convertirnos en proveedores de servicios”, remata de la Rocha. Esta evolución de internet también busca introducir el intercambio de valor (en forma de divisas o activos digitales) como una premisa básica, de la misma forma que hoy existe el intercambio de información.
¿Cómo afecta la Web3 a internet?
La Web3 tiene una meta clara: volver a la esencia del internet descentralizado del principio, pero dotándolo de desarrollos más inmersivos y humanizados. Así lo indica Héctor Paz Espallargas, docente en la Escuela de Arquitectura y Tecnología de la Universidad San Jorge, que destaca el objetivo de que el usuario vuelva a estar en el centro y tome el control de su propia identidad digital. “Teniendo el poder de decidir a quién le da sus datos, de qué forma y hasta qué punto tiene privacidad”, afirma Paz, que es profesor en los grados en Diseño y Desarrollo de Videojuegos y Diseño Digital y Tecnologías Creativas.
A través de la tecnología ‘blockchain’, cada activo digital y cada movimiento queda registrado y protegido en la nube por una larga lista de bloques difícilmente alterables. Así, según el docente, quedarían atrás las páginas web, los hipervínculos, los perfiles en redes sociales y el compartir nuestros datos más personales. Porque con la Web3 todo se trasladaría a nuestros ‘wallets’ personales y anónimos, que “nos permitirán viajar por el metaverso manteniendo nuestra identidad digital intacta entre los distintos espacios virtuales”.
Los usuarios pueden acceder a este tipo de espacios virtuales a través de internet y, una vez en ellos, pueden interactuar con avatares, formarse, entretenerse o adquirir productos o servicios. El metaverso y la Web3 se complementan. “El metaverso se convierte en el gran universo digital y la Web3 en la tecnología que le da vida y permite viajar a través de los distintos mundos”, destaca Paz.
El auge de las finanzas descentralizadas
El sistema financiero, al igual que internet, es otra plataforma más que se puede beneficiar de todos los desarrollos realizados en torno a la Web3. Con esta nueva versión de internet, se espera que se produzca una extensión de la descentralización mediante contratos inteligentes almacenados en ‘blockchain’.
Las finanzas descentralizadas (o DeFi, por sus siglas en inglés) son un conjunto de aplicaciones basadas en redes ‘blockchain’ que, en principio, no necesitan de intermediarios para funcionar. Tal como explica Carlos Torres Vila, presidente de BBVA y embajador de la iniciativa de Code.org en España, permiten “que cualquier persona a cualquier escala pueda participar tanto para usar como ofrecer servicios financieros, sin más intermediario que un programa informático”. El interés en este tipo de finanzas ha crecido en los últimos años, según el Foro Económico Mundial.
Una internet más segura
Con la Web3, se pretende además mejorar la arquitectura de internet para hacerla más segura. El objetivo, según De la Rocha, sería así eliminar el ‘phising’, reducir la necesidad de usar infinitas contraseñas para cada servicio, el desarrollo de aplicaciones ‘offline-first’ (que sigan funcionando sin conexión a internet) o evitar la caída generalizada de internet debido al fallo en una única infraestructura.
Esto es especialmente importante teniendo en cuenta la gran dependencia de millones de empresas a algunas infraestructuras. A finales de 2020, los servicios de Google —Gmail, Youtube, Google Maps o el servicio de almacenamiento en la nube Google Drive— sufrieron una caída durante unos 45 minutos. El año pasado Facebook sufrió una interrupción de seis horas que se extendió a WhatsApp e Instagram y afectó a 2.700 millones de usuarios. El impacto de este tipo de caídas es cada vez más grande y puede generar pérdidas millonarias.
La transición a la Web3
Pese a que la transición de la Web2 a la Web3 ya ha empezado, todavía se está lejos de conseguir una adopción masiva. “Aunque aún quedan años de desarrollo para hacer la Web3 ‘mainstream’, ya estamos viendo pequeñas acciones con un crecimiento exponencial”, señala Paz. Entre los productos basados en la tecnología ‘blockchain’ más populares están los NFT y también hay entornos interactivos 3D para interactuar en el metaverso empresarial.
Para conseguir una mayor implantación de la próxima revolución de internet, hay quienes consideran necesario mejorar la experiencia del usuario. Tal y como indica De la Rocha, utilizar la Web3 no es sencillo: “De igual forma que para usar la Web2 no debes conocer el funcionamiento de protocolos como HTTP, TCP o IP, un usuario de la Web3 no deberías tener que saber qué es Ethereum, que sus archivos están almacenados en IPFS o Filecoin, qué es un CID (Content IDentifier) o un DID (Decentralized ID) o cómo firmar una transacción con un ‘wallet’”. Hasta que esto cambie, el ingeniero no cree que se vaya a producir una transición real de la Web2 a la Web3. “Lo que sí que tengo claro es que, tarde o temprano, este cambio va a llegar”, concluye.