¿Por qué a las adolescentes dejan de interesarles la ciencia y la tecnología?
El interés de las niñas por la ciencia se pierde según van llegando a la adolescencia. En concreto, este cambio se da de manera “abrupta” a los 16 años, según un reciente estudio de Microsoft. Carmen López, responsable de Ingeniería de BBVA España, y Alicia Mancheño, miembro del consejo asesor de Technovation Girls, reflexionan sobre cómo combatir prejuicios y estereotipos que alejan a las niña de estas vocaciones en en el décimo aniversario del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
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El 11 de febrero se celebra esta iniciativa destinada a fomentar la superación de barreras sociales y económicas que impiden la paridad de género en las carreras más técnicas. Desde 2015, ONU Mujeres y la UNESCO llaman en esta fecha a promover el acceso y la participación plenos y equitativos en la ciencia para mujeres y niñas.
A nivel mundial, las mujeres suponen el 33,3% de las personas dedicadas a la investigación científica, pero reciben en promedio becas y ayudas de cuantía inferior a las de sus colegas varones, y solo el 12% de los miembros de las Academias nacionales de las ciencias son mujeres, según las últimas cifras de las Naciones Unidas.
Representan además el 35% de estudiantes de las disciplinas STEM (acrónimo inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) a escala global. En España, la tasa de mujeres graduadas en STEM por 1.000 habitantes con edades comprendidas entre 20-29 años fue del 13% en 2020 —frente al 32,6% de los hombres— según las cifras más recientes del INE (correspondientes a 2022). En el curso 2022/2023, según datos del Ministerio de Educación, las mujeres fueron mayoría en el alumnado matriculado en algunas disciplinas científicas de la rama de la salud o la biología, pero solo alcanzaron el 14,6% de los matriculados en informática y menos del 30% en ingenierías como telecomunicaciones, aeronáutica o tecnologías industriales. En cuanto a la media de la UE, las mujeres suponen el 32,8% de los graduados en educación superior en STEM; una cifra que por otro lado solo creció un 0,3% entre el 2020 y el 2021 (los últimos años analizados por Eurostat).
A pesar de la alta demanda de talento tecnológico actual, las mujeres solo representan el 28% de los doctorandos en ingeniería y el 40% en informática a nivel global, según la UNESCO (el 31,78% y el 23%, respectivamente, en España). En disciplinas como la inteligencia artificial, solo el 22% de los profesionales son mujeres. En la UE, aunque el 52% de las personas empleadas en ciencia y tecnología son mujeres, únicamente suponen el 41% del total de científicos e ingenieros. Y en España, el porcentaje de mujeres en una ocupación STEM sobre el total de mujeres ocupadas fue del 5,5% en 2022.
Educación, estereotipos y expectativas: desentrañando las causas
Detrás de esta disparidad subyacen algunos estereotipos de género sobre el menor interés de las niñas en los ámbitos científico-tecnológicos (interiorizados desde la infancia temprana) o su supuesta capacidad inferior para las materias STEM: un estudio de NESET, la red consultiva de expertos de la Comisión Europea que trabaja en la dimensión social de la educación y la formación, arrojó que las chicas (tanto en la educación secundaria como universitaria) tienden a tener menos confianza en su desempeño STEM que los chicos, incluso cuando su rendimiento es mejor.
"A lo largo de los años, las niñas llegan a creer que las ciencias no son para ellas, que no son buenas en este campo o que las ciencias son aburridas. Hay distintas causas para esto, yo mencionaría tres: las mujeres somos más autoexigentes, hay un sesgo generalizado sobre la ciencia (aburrida y difícil) y un segundo sesgo, afortunadamente menos extendido, hacia las profesiones que no son femeninas", reflexiona Alicia Mancheño, miembro del consejo asesor de la iniciativa Technovation Girls.
En la lucha contra estos estereotipos juega un rol esencial la educación, ya que las niñas se desvinculan de las carreras científicas a lo largo de la adolescencia: un estudio de Microsoft en Reino Unido encontró que el interés de las jóvenes por las carreras científicas desciende abruptamente a partir de los 16 años. Uno de los motivos aducidos por las participantes en el estudio es que, hacia el final de la enseñanza secundaria, el sistema educativo se enfoca en enseñar a los estudiantes a aprobar exámenes, en detrimento de promover el interés en la ciencia. Carmen López, responsable de Ingeniería en BBVA España, comparte esta visión: "El sistema educativo no potencia la relevancia de los conocimientos en la ciencia".
Precisamente, el área de Ingeniería del banco está llevando a cabo una estrategia orientada a mitigar este descenso de vocaciones STEM entre las niñas. Una de sus iniciativas más destacadas es el Club BTechGirls, un club para hijos e hijas de empleados de BBVA y sus círculos cercanos cuyo principal objetivo es acercar a los y (especialmente) las jóvenes las múltiples posibilidades que les ofrece la tecnología, así como darles a conocer talento femenino que les sirva de inspiración y referencia.
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Las medidas en marcha para promover la inclusión de las mujeres en las ciencias
Según el citado estudio de Microsoft, otros factores que influyen en el interés de las niñas en los ámbitos STEM es disponer de modelos a seguir, el apoyo de padres y profesores o entender cómo se aplican las ciencias en la vida real. La opinión de las expertas refuerza estas conclusiones. "Una medida clave para combatir la brecha de género en tecnología es proporcionar plataformas que empoderen y eduquen a las jóvenes desde temprano en sus vidas académicas", afirma López. "Technovation Girls [de la que es mentora] es un ejemplo sobresaliente de esta iniciativa; es un programa global que desafía a niñas de 8 a 18 años a desarrollar aplicaciones móviles que resuelvan problemas comunitarios. Al participar en este programa, las niñas aprenden habilidades cruciales en programación, resolución de problemas, liderazgo y trabajo en equipo".
Alicia Mancheño destaca cómo a través de plataformas como Power to Code (embajadora de Technovation Girls en Madrid), "el aprendizaje aplicado al mundo real consigue motivar a las chicas y sitúa la tecnología en la vida real y no como algo abstracto en las aulas. Las chicas son guiadas por mentores y mentoras voluntarias, mujeres del sector y estudiantes, proporcionando esos referentes cercanos que las chicas necesitan para creer que la tecnología es cosa de chicas".
Más allá de programas como este, destaca Mancheño, "el papel más importante es el de las familias y entorno más cercano, ya que en este entorno se produce el llamado Efecto Pigmalión o de profecía autocumplida: si sus padres y/o profesores les hacen ver que las mates son difíciles, que las ciencias no son para ellas, las chicas abandonarán pronto estas disciplinas. Si, por el contrario, hay un refuerzo positivo que les ayuda a proyectarse a sí mismas en una profesión STEM, esto hará crecer sus capacidades y habremos salvado el primer obstáculo". Además, Mancheño añade que "desde las instituciones se deberían mejorar las capacidades de las profesoras y las técnicas de enseñanza de estas disciplinas. Una buena profe de mates o de física, que haga atractivas estas materias, puede suponer una enorme diferencia en el número de alumnos y alumnas que deciden escoger estas carreras".
Una meta en beneficio de todos
Sumidos en la cuarta revolución industrial, "la incorporación masiva de mujeres a puestos STEM generaría más riqueza para toda la sociedad", afirma Alicia Mancheño, de Technovation Girls. "Además, dado que estos puestos están mejor remunerados, contribuiría a cerrar la brecha salarial y a crear un entorno de mayor independencia económica y por ende más libertad para las mujeres".
"Impulsar la participación de mujeres en el ámbito STEM no solo ayuda a cerrar la brecha de género, sino que también promueve una mayor diversidad de pensamiento y creatividad en la solución de problemas complejos. Las organizaciones con equipos diversos son más innovadoras y contribuyen a mejores resultados empresariales”, recuerda Carmen López, de BBVA. "La diversidad proporciona otra forma de hacer las cosas y otros puntos de vista", coincide Mancheño, que añade: "Esto es especialmente relevante si pensamos en el nuevo entorno de inteligencia artificial: diseñar y entrenar los modelos para que sean neutrales, inclusivos y sin sesgos requiere talento diverso en los grupos que controlan estos modelos".
Las disciplinas STEM están en la base de la innovación y el progreso para superar algunos de los mayores retos que afronta la humanidad, como el cambio climático; para mejorar la calidad de vida de todas las personas a través de avances en medicina, infraestructuras, energía o movilidad; y para avanzar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Que el talento femenino se una plenamente a esta empresa es lo que más nos conviene a todos y todas.