Los genios que anticiparon la idea de Internet
Nombres como los de Vinton Cerf, coartífice de los protocolos TCP/IP, o Tim Berners-Lee, creador de la World Wide Web, son imprescindibles en cualquier repaso a la historia de Internet. Pero el que es sin duda uno de los mayores inventos desde el nacimiento del ser humano es también un ejemplo de creación colectiva: ninguna crónica del nacimiento y evolución de la red haría justicia sin mencionar una larga lista de nombres que suele arrancar al filo de la década de 1970, cuando la red ARPANET, de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada (ARPA) del Departamento de Defensa de EEUU, comenzó a incubar el embrión de lo que más tarde se adaptaría como red global.
Y sin embargo, los orígenes de algunos conceptos y tecnologías se remontan a más atrás; incluso para algunos, a mucho más atrás. En su libro ‘The Victorian Internet: The Remarkable Story of the Telegraph and the Nineteenth Century’s On-Line Pioneers’ (Walker & Company, 1998), el periodista y escritor británico Tom Standage planteaba la sugerente tesis de que la gran revolución no comenzó a finales del siglo XX con Internet, sino más de una centuria antes con el telégrafo, que inauguró la era de las comunicaciones globales en tiempo real.
“El éxito del telégrafo del Atlántico pavimentó el camino para cablear el mundo”, resume Standage. Y en este proceso hubo nombres fundamentales como el de Samuel Morse (1791 – 1872). Standage afirma que el código Morse fue la gran innovación de su época; en lugar de emplear un telégrafo alfabético que requería varios hilos, como el inventado por Cooke y Wheatstone, el sistema de puntos y rayas de Morse permitía utilizar sólo un cable entre las estaciones, lo que reducía el coste de construcción y permitía una expansión más rápida.
En otras palabras, la innovación de Morse desplazó la complejidad del hardware al ‘software’, y esta misma idea es la que ha imperado en el desarrollo de Internet y sus tecnologías asociadas: “podemos añadir fácilmente funciones a nuestros teléfonos añadiendo ‘software’ (‘apps’) en lugar de ‘hardware’ (nuevos chips internos)”, dice Standage. “Mira lo que hizo Vint Cerf con el Internet Protocol [IP]: hizo la capa de la red lo más simple posible, como Morse; todo tipo de aplicaciones pueden entonces implementarse en ‘software’ a un nivel más alto”. Y curiosamente, añade el autor, los pioneros de Internet desconocían la historia del telégrafo; se sorprendieron al descubrir después las similitudes.
Licklider y la red ‘intergaláctica’
Además de Morse, otro personaje clave fue Cyrus Field, el financiero que “reconoció el poder del telégrafo para conectar el mundo”, en palabras de Standage. Esta visión de un mundo globalmente conectado sería primordial después para el desarrollo de Internet, y quien la trajo a la era de la tecnología actual fue Joseph Carl Robnett Licklider (11 de marzo de 1915 – 26 de junio de 1990), primer director de la Oficina de Técnicas de Procesamiento de Información de DARPA (antes ARPA). “J. C. R. Licklider promovió la idea de una red ‘intergaláctica’ de ordenadores mucho antes del trabajo en ARPANET”, señala Vint Cerf. “Fue un gran proponente del proyecto ARPANET y más tarde del proyecto de Internet”.
Lawrence Roberts, otro de los pioneros esenciales de Internet que lideró el proyecto ARPANET en DARPA como científico jefe, reconoce que la idea de la red ‘intergaláctica’ desarrollada por Licklider a comienzos de los años 60 fue su inspiración: “escribió sobre el sueño de una red de ordenadores y fue de hecho quien me motivó a construirla”, cuenta Roberts. “No puedo pensar en nadie más que hubiera concebido una red así y su valor para compartir información”.
Vannevar Bush y Memex: la memoria aumentada
Información es precisamente el segundo brazo de Internet, si el primero es la tecnología. Y en este campo existió también un pionero temprano, muy anterior no solo a cualquier atisbo de una red de ordenadores, sino incluso a los propios ordenadores digitales. Vannevar Bush (11 de marzo de 1890 – 28 de junio de 1974) dirigió la Oficina de Investigación Científica y Desarrollo del gobierno de EEUU durante la Segunda Guerra Mundial.
En los años 30, Bush tuvo la idea del Memex, “un dispositivo en el que un individuo almacena todos sus libros, registros y comunicaciones, y que está mecanizado de modo que pueda consultarse con gran velocidad y flexibilidad”, escribió el ingeniero en su influyente ensayo ‘As We May Think’, publicado en 1945 en la revista The Atlantic Monthly.
Bush concebía su Memex como una especie de memoria aumentada. El aparato, que nunca se construyó, debía ser un escritorio con pantallas para proyectar los microfilms, un teclado y diversos botones y palancas. Pero sobre todo, la principal innovación propuesta por el ingeniero consistía en la manera de acceder a la información. En lugar de utilizar índices al estilo tradicional, el Memex funcionaría por asociación de ideas, llevando al usuario de unos documentos a otros en función de su contenido y dibujando así un rastro de lo que hoy llamaríamos navegación.
Por todo ello, el trabajo de Bush se considera un precursor temprano de las ideas que llevarían a la creación de los enlaces de hipertexto y la navegación web. En una época en que las computadoras aún eran poco más que grandes calculadoras numéricas, la visión avanzada de Bush sería una inspiración para los inventores del hipertexto, Douglas Engelbart –padre también del ratón de ordenador– y Ted Nelson.
Pero la lista de los pioneros no acaba aquí, ni mucho menos. Cerf cita también a Paul Baran, Leonard Kleinrock, Donald Davies, Robert Kahn, Stephen Crocker, Louis Pouzin… Todos ellos aportaron contribuciones cruciales para que los ordenadores puedan comunicarse y entenderse entre ellos en una red global que hoy no sólo cubre todo el planeta, sino que ya se ha extendido también al único asentamiento humano permanente fuera de la Tierra, la Estación Espacial Internacional; el primer paso de lo que la NASA ha denominado la ‘Internet del Sistema Solar’. Un monstruo, en el mejor sentido de la palabra, con muchas cabezas, todas ellas geniales y visionarias.