Los emprendimientos de América Latina, los más afectados por el COVID-19
La crisis provocada por el COVID-19 ha golpeado seriamente al sector empresarial de América Latina. Pero quizás, los más afectados son los emprendimientos, muchos de los cuales han dejado de vender y tienen muy deteriorada su liquidez. Las iniciativas tecnológicas son las que mejor han aguantado la situación actual.
Una encuesta realizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con el apoyo de Prodem (Programa de Desarrollo Emprendedor) a 2.232 emprendedores de 19 países de América Latina señala que las medidas de confinamiento social por el coronavirus han generado la interrupción de la mitad de los emprendimientos que aún no se habían puesto en marcha. Además, un 53% de los que ya vendían, dejaron de hacerlo.
En el informe 'Los ecosistemas de emprendimiento de América Latina y el Caribe frente al COVID-19: Impactos, necesidades y recomendaciones', el BID explica que al sumar los emprendimientos que han dejado de vender y los que han sufrido caídas importantes en sus ventas, ocho de cada diez están siendo fuertemente afectados por la crisis, particularmente las de menor trayectoria.
Además, la gran mayoría de estas pequeñas empresas (un 84%) está padeciendo el deterioro de su flujo de fondos, en tanto que un 75% redujo su actividad productiva, y de este porcentaje, la mitad ha tenido que detenerla. Y por si fuera poco, dos de cada tres emprendimientos han visto decaer significativamente el ánimo del equipo.
La encuesta evidencia que los emprendimientos del sector tecnológico son los menos afectados en esta crisis; sólo un 29% dejó de facturar, mientras que este indicador sube al 88% en el caso de las dedicadas al turismo y el entretenimiento.
Por otro lado, uno de cada cinco emprendimientos ha suspendido a sus empleados, y los que han despedido personal o cancelado contratos de trabajo no llegan al 10%. Además, sólo un tercio de los emprendimientos ha implementado el teletrabajo.
¿Qué esperar en el corto plazo?
La situación se ha tornado tan crítica, que la mayoría de los emprendedores son pesimistas en relación a una posible recuperación de sus negocios en el corto plazo. Solo un 16% de los encuestados tiene expectativas de que la actividad de sus empresas volverá a los niveles previos a la crisis. El informe señala que lo más preocupante es que la mitad de los encuestados manifestó que solo podrían resistir hasta dos meses sin cerrar la empresa y uno de cada cinco dijo que no lograría superar el mes.
Sobre las alternativas que tienen para poder enfrentar esta crisis, el 30% dijo que cuenta con reservas propias por utilidades acumuladas, solo un 26% pretende financiarse con crédito bancario y un 13% manifestó que recurrirá a aportes de inversionistas. Pero la gran mayoría tiene la expectativa de apelar a una agenda de gestión financiera de emergencia como la postergación del pago de impuestos y servicios (32%), atrasar sus cumplimientos con los proveedores (28%) y, en menor medida, con los socios del emprendimiento (20%). No obstante, un 28% aún no tiene claro cómo financiará la crisis.
¿Cómo prevén financiarse los emprendimientos ante la crisis?
Fuente: Encuesta BID - Prodem.
El informe del BID también recalca que las organizaciones de apoyo en los ecosistemas emprendedores de la región también están siendo afectadas por el COVID-19. Dos de cada tres señalaron que han detenido o disminuido significativamente el trabajo con los emprendedores y solo una de cada cuatro es optimista con respecto a la pronta recuperación de su actividad.
Ante este escenario, los emprendedores demandan de los gobiernos recursos financieros para amortiguar la caída de ingresos, que incluya los aportes no reembolsables de capital semilla y créditos en condiciones muy favorables. También piden disminuir las erogaciones para mejorar el flujo de fondos en el corto plazo, que incluya el cofinanciamiento de salarios, la postergación del pago de impuestos, la reducción de tarifas de servicios, y una normativa que mitigue las cargas previsionales y laborales. Así mismo, que el Estado los tenga en cuenta como proveedores y que les dé asistencia técnica para diseñar una estrategia frente a la crisis.
El BID concluye que los emprendimientos con mayor nivel de aprendizaje y volumen de activos pueden desempeñar un papel más activo en la reconstrucción de la economía posterior a la crisis y por lo tanto, considera fundamental prever políticas orientadas a su preservación y posterior potenciación. "Proteger a las nuevas empresas, preservando su capital humano y organizacional, así como su capacidad innovadora, permitirá acelerar la reconstrucción económica y social para la salida de la crisis".