La ética ha sido siempre un tema a debate dentro del sistema financiero. Y lo sigue siendo en la era digital en la que está inmerso de lleno este sector, fundamental para la economía. ¿Cómo conseguir que el negocio bancario se adapte al nuevo ritmo de la innovación, frenético, y al mismo tiempo mantenga unos principios éticos a la hora de operar?
En opinión de José Manuel González-Páramo es necesario que, en el contexto de los cambios que atraviesa el sector financiero, derivados de las nuevas tecnologías, se mantenga la ética como piedra angular de la actividad bancaria. El consejero ejecutivo de BBVA considera que la confianza del cliente tiene que ser una prioridad para los bancos en la nueva era digital. En su opinión, la privacidad de los datos y la ciberseguridad tienen que ser los dos pilares de esta confianza.
Eso sí, sin dejar la innovación de lado. Así, González-Páramo cree en el papel del big data como tecnología que “actúa de combustible” de la economía digital y, en especial, en sectores como el financiero. Sin embargo, sostiene que estas técnicas de obtención y análisis de los datos, y el uso que se haga de ellos, genera dudas éticas, en particular relativas a la protección de datos y la salvaguarda de la confianza del consumidor.
La confianza del cliente tiene que ser una prioridad para los bancos en la nueva era digital
Big data: el valor de los datos
El consejero ejecutivo de BBVA considera que, en el sector financiero el alcance del big data es muy avanzado. Tanto por parte de las entidades financieras, como de los nuevos actores fintech y de los gigantes de internet. Así, esta nueva analítica es útil no solo para mejorar las asignación de perfiles de riesgo y prevenir fraudes, sino para predecir comportamientos e identificar tendencias.
Además, el acceso al big data permite la automatización de procesos internos y la mejor toma de decisiones, basadas en datos, ha añadido. Desde su punto de vista, conociendo mejor al cliente, los bancos pueden anticipar sus necesidades y ofrecerles mejor asesoramiento, productos y servicios, en el momento adecuado.
Pero muchos consumidores no son aún conscientes del valor de sus datos, ya que aprecian que algunos de los servicios más populares de internet - redes sociales, buscadores y aplicaciones - son totalmente gratuitos o sólo tienen coste por determinados servicios, cuando a cambio están entregando sus datos, aunque a veces sin saberlo. En este sentido hay que resaltar la importancia de la educación digital de los usuarios.
La confianza, la piedra angular de la economía digital
Por esta razón la protección de esta nueva riqueza que supone el big data es clave dentro de la economía digital. Para el consejero ejecutivo de BBVA, responsable del área de regulación, existen varios factores a tener en cuenta. En primer lugar, que el derecho a la privacidad es inviolable. En segundo lugar, que la confianza debe ser la piedra angular no solo de la banca, si no de la economía digital. Y en la medida en que estas técnicas de obtención y gestión de los datos alcanza una mayor escala, el riesgo de que se produzcan incidencia de seguridad pone en riesgo también la confianza del consumidor.
La confianza debe ser la piedra angular no solo de la banca, si no de la economía digital
Así, para poder sacar todo el potencial de los datos, las compañías deben inspirar confianza a través de dos pilares: la privacidad de los datos y la ciberseguridad. Estos dos pilares ayudarán a la toma de decisiones de los clientes y mejorarán la confianza en el sector bancario, permitiendo a las entidades acompañar a sus clientes en su futuro digital. Además, el consejero ejecutivo de BBVA considera necesario que los reguladores entren en esta materia. Sin embargo, la regulación por sí sola no es suficiente: tiene que ir acompañada de un comportamiento responsable de los usuarios de internet.
El consejero ejecutivo de BBVA opina que las entidades financieras han hecho grandes esfuerzos para alcanzar los mayores niveles de seguridad en los datos y para educar a sus clientes en las mejores prácticas de seguridad y privacidad. Sin embargo, sostiene que para garantizar la protección del consumidor y mantener la excelencia alcanzada, las autoridades deben establecer los mismos requerimientos de seguridad para todos los proveedores que presten servicios financieros.
En su opinión, unas reglas de juego iguales para todos deben seguir estándares internacionales para asegurar la operabilidad entre países, y al tiempo ser flexibles para adaptarse a la evolución del mercado y proteger de nuevas formas de fraude.
Asimismo, González-Páramo apunta a los beneficios de otra tendencia que se deriva del big data: la llamada “filantropía de los datos”. Es decir, los datos de los consumidores que acumula el sector privado pueden ser usados en beneficio público. La iniciativa lanzada en septiembre de 2016 por UN Global Pulse y Global Data Analytics de BBVA, un proyecto que utiliza los datos de los pagos con tarjeta para medir la resiliencia económica en zonas afectadas por desastres provocados por la naturaleza, es un buen ejemplo de ello.