La progresiva metamorfosis de la banca es fruto fundamentalmente de cuatro variantes de la tecnología: el big data, la inteligencia artificial, el llamado 'cloud computing' y blockchain. Vistazo a su impacto en los últimos doce meses y cómo pueden evolucionar.
Blockchain es una de las palabras del momento. Hace doce meses apenas habíamos oído ese término inglés. Lo poco que sabíamos es que era la tecnología que sustentaba el uso de bitcoin. Hoy estamos mucho más pendientes de los avances con esas bases de datos distribuidas (distributed ledgers) que de lo que sucede con la moneda virtual.
El motivo de este cambio de percepción es que el sector financiero cada vez es más consciente de las posibilidades y el potencial de blockchain. Puede optimizar procesos del día a día, como el back-office de un sistema financiero, haciéndolo más transparentes. Además, blockchain ya está demostrando su eficiencia en los pagos internacionales: los hace más rápidos y económicos. Todavía está por ver su capacidad disruptiva, es decir, la posibilidad de que abra la puerta a nuevos negocios que hoy apenas imaginamos.
"Estamos explorando cómo blockchain puede ser la solución para moderar todas esas relaciones entre empresas o particulares y máquinas o cosas
En una reciente entrevista Carlos Kuchkovsky, CTO (Chief Technology Officer) de Nuevos Negocios Digitales en BBVA, explicaba la importancia que puede tener blockchain en el desarrollo comercial del Internet de las Cosas: “Estamos trabajando en saber cuáles son las necesidades financieras de las cosas automatizadas y conectadas. Cuando un coche se cargue en un punto tendrá que pagar, o necesitará crédito si en ese momento no tiene monedero, o tendrá que cobrar al conductor que lo va a utilizar. Estamos explorando cómo blockchain puede ser la solución para moderar todas esas relaciones entre empresas o particulares y máquinas o cosas”.
BBVA es uno de los bancos más activos en la investigación de las posibilidades de blockchain, una carrera en la que los principales actores se han organizado en diferentes consorcios.
Más generalizado está el uso de la nube como solución tecnológica de máxima confianza. Este año el sector financiero ha dado importantes pasos en el uso del cloud computing. En mayo Oak North se convirtió en el primer banco británico en trasladar todos sus servicios financieros básicos a la nube, concretamente de la mano de AWS (Amazon Web Services), que también es el proveedor preferente de servicios de infraestructura cloud de BBVA.
Las grandes entidades financieras necesitan soluciones en la nube cada vez más seguras, flexibles y escalables, ante el crecimiento exponencial de operaciones propio de la era digital, que acarrea a su vez una enorme cantidad de datos. Ese big data es a su vez una herramienta transformadora del negocio financiero.
Ya está pasando: los roboadvisors -empresas como Betterment, que ofrece asesoramiento financiero automatizado, mediante algoritmos y en función de los datos- empiezan a ser parte del ecosistema. “Pero los datos pueden servir a la banca para muchas más cosas”, subraya Rodrigo García de Cruz, vicepresidente de la Asociación Española de Fintech & Insurtech, “como ofrecer mejores servicios y mejorar su control de los gastos”.
Junto al big data, la Inteligencia Artificial (AI por sus siglas en inglés) es otra disciplina en auge, y con aplicación a todo tipo de negocios. Su potencial en banca también es enorme, pero su aplicación todavía está en los primeros pasos, sobre todo en comparación con otros sectores. Una de sus manifestaciones más vistosas y populares son los chatbots, sistemas automatizados de respuesta que, en sus versiones más avanzadas, pueden mantener conversaciones con humanos.
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