La transformación digital puede ayudar a las economías de América Latina a salir de la crisis
La crisis generada por el COVID-19 ha llevado a América Latina a enfrentar a una dura recesión. En este escenario, la transformación digital se presenta como una herramienta que puede ayudar a las economías de la región a salir de la crisis.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe(CEPAL), la CAF‑ Banco de Desarrollo de América Latina y la Unión Europea (UE), señalan que la transformación digital está generando cambios en todo el mundo y que se presenta como una oportunidad para superar los desafíos estructurales, acelerar el desarrollo y lograr un crecimiento incluyente y sostenible en América Latina.
En el informe 'Perspectivas Económicas de América Latina 2020: transformación digital para una mejor reconstrucción', los cuatro organismos internacionales destacan cómo las nuevas tecnologías han ayudado a hacer frente a la pandemia conectando a las personas, las empresas, los mercados y las instituciones durante el confinamiento. Pero más allá de esta situación, consideran que pueden contribuir a mejorar la productividad, ayudar a mitigar el cambio climático, fomentar la inclusión y transformar las instituciones públicas.
Mejora la productividad
De acuerdo con el informe, los países de América Latina se han caracterizado por una baja productividad, particularmente de las micro y pequeñas empresas que, en muchos casos, están desconectadas de sus mercados y no tienen capacidad para absorber el shock generado por la pandemia. Pero la revolución digital es la fuerza que puede impulsar el aumento de la productividad al estimular la innovación empresarial y nuevos modelos de negocio, de consumo y de sistemas de producción. También pueden generar nuevas dinámicas de trabajo, oferta de bienes y servicios inteligentes y nuevas condiciones de competitividad.
Todo ese proceso debe estar complementado con políticas que apoyen la adopción de herramientas tecnológicas con ecosistemas digitales integrales, infraestructuras adecuadas y conocimientos digitales apropiados. "América Latina debe aprovechar las herramientas digitales y promover la transformación de la producción para salir de la trampa de la productividad. Algunos países están incorporando políticas para impulsar el desarrollo de tecnologías emergentes,como la robótica avanzada y la inteligencia artificial, para mejorar la productividad", señala el documento.
Pero la realidad es que en los diferentes países hay problemas de acceso, de conectividad y de calidad de la conexión. Y es que pese a la mejora sostenida que han experimentado las economías de la región en cuanto a las velocidades de conexión, se mantienen muy por debajo del promedio mundial, lo que limita el tipo de servicios y apps disponibles.
Contribución del empleo y la productividad al crecimiento del PIB 2000‑19 (porcentajes)
Fuente: Cálculos propios a partir de la base de datos Conference Board (2020), Total Economy Database (base de datos). Promedio simple de los 17 países de América Latina y el Caribe cubiertos por The Conference Board.
Mayor inclusión social
La transformación digital también puede mejorar el bienestar mediante la inclusión social de las familias, los trabajadores y los estudiantes. Según el informe, las nuevas tecnologías ofrecen muchas oportunidades para acceder a mejores servicios públicos, mejorar el sistema de salud y educación y crear empleo, además deincorporar al mercado de trabajo a grupos que anteriormente tenían menor representación.
Sin embargo, advierten por la brecha digital, que ha aumentando la desigualdad, pues son muchas las personas que no hanpodido aprovechar los beneficios de las tecnologías digitales y, por tanto, han quedado excluidas de las soluciones de aprendizaje por medios electrónicos y del teletrabajo. "Si no se canaliza adecuadamente, podría dar lugar a una mayor concentración del mercado, un aumento de las desigualdades, la pérdida de puestos de trabajo y problemas de privacidad y seguridad".
Según los datos del estudio, en 2018, el 68% de la población de América Latina usó internet regularmente, un porcentaje muy por debajo del promedio de la OCDE de 84%. Además, mientras que un 75% de la población más rica de la región usa Internet, solo un 37% de la población más pobre lo hace. De ahí la importancia de contar con políticas públicas que permitan un mayor acceso de la tecnología digital a toda la población, con inversiones en educación y capacitación para que los estudiantes y trabajadores adquieran las habilidades necesarias.
Sostenibilidad ambiental y gobernanza
Es claro que las nuevas tecnologías están contribuyendo de manera importante a mitigar el cambio climático. Es por esto, que los países de América Latina deben acompañar este proceso con políticas efectivas e inversiones. "La transformación digital debería contribuir a la consecución de una transición “justa” hacia un crecimiento sostenible con bajas emisiones de carbono, que vaya de la mano con el avance de la justicia social", plantean los organismos internacionales en su estudio.
Pero además, llaman la atención de que las tecnologías digitales pueden ayudar a mejorar la gobernanza, situando a los ciudadanos en el centro de las políticas públicas. El documento explica que las nuevas tecnologías digitales pueden transformar las instituciones públicas y conseguir que sean más creíbles, eficientes, inclusivas e innovadoras. "De este modo, se puede contribuir a restablecer la confianza en los gobiernos simplificando los complejos sistemas burocráticos, prestando servicios públicos más inclusivos –como los servicios de salud a través de Internet o el aprendizaje por medios electrónicos– que lleguen a los sectores más desfavorecidos de la sociedad, dotándolos de una mayor apertura y transparencia, y permitiendo la participación de los ciudadanos en los procesos de toma de decisiones".
En conclusión, para que la transformación digital pueda reflejarse en un mayor crecimiento y desarrollo, los países de América Latina deben establecer las políticas públicas necesarias y las regulaciones adecuadas para que sus beneficios lleguen por igual a toda la población.